OSE presentó denuncia contra el sindicato ante Fiscalía tras el uso de bombas de humo en sede estatal

Redacción El País
OSE presentó ayer formalmente la denuncia ante Fiscalía contra el sindicato de OSE (Ffose) luego de que se prendieran bombas de humo dentro de la sede estatal el 13 de junio durante la apertura de sobres de la licitación del Proyecto Arazatí, según confirmaron fuentes del organismo público a El País.

Esta denuncia fue aprobada en el directorio de OSE solo con los votos del presidente Raúl Montero y la vice Susana Montaner. El director de OSE por el Frente Amplio, Edgardo Ortuño, no apoyó la medida.

En su fundamentación del voto -a la que accedió El País- calificó la medida de “desproporcionada por motivos políticos”, y “a instancias del Presidente de la República desconociendo la autonomía de un organismo descentralizado”.

OSE, en tanto, resolvió “poner en conocimiento de la Fiscalía General de la Nación los hechos y dichos afirmados, a fin de que se investiguen, se determine la eventual existencia de conductas delictivas y se deslinden las responsabilidades que correspondan”. El caso tuvo este nuevo capítulo luego de que el domingo Canal 4 divulgara imágenes que daban cuenta que tres personas prendieron una bomba de humo en una habitación ese día con el fin de evitar la recepción de ofertas de la licitación.

El presidente del sindicato Federico Kreimerman reconoció horas después en Canal 12 que se lanzaron “dos o tres” de estos artefactos adentro del edificio, de “unos 30” en total, contra el proyecto que desarrollará un grupo privado y que gestionará OSE.

El País informó este martes que una embarazada y otra persona con problemas de visión debieron consultar al médico por bombas de humo, que Kreimerman -hoy patrocinado por el abogado penalista Juan Fagúndez- denominó “generadores de humo”. Ese día, además, había tres menores de edad en la guardería de la sede ubicada sobre la calle Carlos Roxlo.

Kreimerman dijo el lunes que el 13 de junio, también fue día de paro, se lanzaron las bombas “con el edificio prácticamente vacío”. No obstante, según supo El País, ese día habían 881 personas adentro del edificio, de unas 1.100 que van a trabajar diariamente.