El 13 de diciembre de 2010 empezó a escribirse una historia que aún no tiene final. Nadia desapareció luego de visitar a una amiga en Santa Lucía. En 48 horas aparecieron sus cosas, en 16 meses hallaron su cuerpo. Todavía no se sabe qué pasó.
Hoy se cumplen dos años de la desaparición de Nadia Caches, estudiante del IPA y empleada de supermercado. Aún no pudo establecerse la causa de la muerte porque lo que se encontró del cuerpo no revelaba nada, esto dificulta más la resolución del caso.
La Policía tomó conocimiento del caso el mismo día en que se radicó la denuncia de persona ausente. Desde el inicio fue derivado al Departamento de Homicidios. Hasta hoy ninguna hipótesis fue descartada. "Seguimos todas las líneas posibles: que se pudo ir, que se suicidó, homicidio, secuestro…no descartamos nada", declararon a El País altas fuentes policiales que llevan el caso.
Por qué se demoró en encontrar el cuerpo que finalmente apareció por un hallazgo privado: "Estaba en un lugar donde no se pudo llegar", dice la fuente. Hubo recorridas y rastrillajes en Santa Lucía, por aire, por tierra y agua sin resultados. Un año y cuatro meses después monteadores lo encontraron. Fue hallado a unos 1.000 metros, al otro lado de la ruta 11, del puente donde el o los asesinos tiraron la bicicleta.
A nivel policial han desfilado cerca de 200 personas y varias lo hicieron más de una vez por Investigaciones. Al preguntarle a la fuente si entienden que han hablado con todos, afirma que: "Todavía hay personas a las que no llegamos. O, si llegamos, no tocamos donde teníamos que tocar". Y entre los que investigan existe una casi certeza: alguien sabe más de lo que dice.
Lo que más fuerza adquiere en el terreno de la presunción es que el o los homicidas están cerca. Ahora la búsqueda es de más elementos y de "reafirmar indicios" porque "puede ser" que haya por lo menos un sospechoso. Toda la investigación se está manejando a nivel judicial y policial.
HISTORIA. El 13 de diciembre Nadia salió en su bicicleta desde Canelones rumbo a Santa Lucía a visitar a una ex profesora de igual apellido que conoció casualmente y con la que estrechó vínculos. Dejó el celular cargando en su casa lo que daba la pauta de que pensaba volver. Fue a la casa de Moriana y se retiró sobre las 17.45. Salió hacia Canelones y allí se pierde el rastro.
Pasados cinco días y ya con un nivel alto de alerta en la ciudad se hizo la primera movida de los integrantes del Grupo Buscando a Nadia (BAN). Y en dos días el hallazgo de la cartera y la bicicleta en el puente Margat dejaron la amarga sensación de que algo grave había sucedido. Sus padres, sus amigas Lilián Juncal, Sofía Vanoli y Estefanía Díaz se convirtieron en las caras más visibles de la búsqueda. El grupo BAN se formalizó en Facebook y pone aún el tema en el tapete los días 13 de cada mes.
Lilián Juncal es una de las integrantes. Recuerda con matices aquel día que a ella y al resto del grupo les cambió la vida: "Era lunes, mucho calor, muchos estudiantes en las calles o en los locales de estudio, fiestas de fin de cursos, días previos a las tradicionales fiestas, lo que implica mucha gente en comercios, calles, sobre todo en horas de la tardecita". El 14 de diciembre comenzaron las llamadas de la familia al entorno de la joven. "Nadia no había regresado a su casa, no llevaba consigo su celular, había visitado a su amiga profesora en Santa Lucía y no había regresado a su domicilio ni al de sus amigas, cosa que habitualmente hacía, ya que se mantenía en contacto permanente con ellos", contó Lilián. En la ciudad, en la prensa, por una publicidad rodante que recorrió las calles de Canelones, preguntando ¿Dónde está Nadia?, dieron vida al primer encuentro el día 18 de diciembre con el propósito de organizarse para ubicarla, al otro día del hallazgo de sus pertenencias en Margat.
"El caso iba ocupando nuestro tiempo, nuestra mente, sin darnos cuenta nos fuimos involucrando tanto al punto de no dormir", dijo.
Agregó que siempre mantuvieron "la certeza de que no se había ido por su propia voluntad, que algo malo le había sucedido, pero en el fondo del alma manejábamos también una pequeña posibilidad de encontrarla con vida". Cuando aparecieron los restos "las cosas cambiaron… ahora hay un cuerpo, una prueba, ahora va a saberse la verdad". Hoy "todo está en manos de la Justicia; dentro de nuestros derechos está preguntar, saber la verdad", aseguró. Consultada sobre lo que falta para el caso, la amiga de Nadia opinó que "tal vez recurrir a instrumentos más desarrollados, pruebas, profesionales idóneos, rever con la cabeza limpia el expediente de Nadia. Trabajar en lo que no cierra, buscar pequeños detalles, testigos, perder el miedo, hablar".
Nadia vivía con su padre y hermanos. Roberto Caches cambió de empleo y se fue de la ciudad un tiempo aunque ahora retornó. Según dijo a El País pensó varias veces en "hacer una locura" -sin explicar a qué se refiere- y afirma que ahora, a dos años de la desaparición de su hija mayor, se ha enterado de cosas que desconocía porque su hijo, el más pegado a Nadia comenzó a abrirse. "Yo no sé si es un homicidio. No creo que la Policía presuma un homicidio. Para mí se pudo quitar la vida", afirma, "es raro que a dos años la Policía no haya encontrado nada".
Roberto asegura que "antes de desaparecer (Nadia) era una vida, ahora es otra. Nadie me la va a devolver. Si hay un culpable y se hace Justicia no pagará la vida de una persona. Igual sería peor que quedara sin esclarecerse". Caches comentó que el caso está "por pasar a fiscalía, pero falta que declaren dos personas". Le cuesta imaginar que hay un autor en la muerte de su hija. Pero si lo hay y llega "a saber quién es… Si es la Justicia hará Justicia. Y si soy yo (el que se entera primero) hago Justicia", afirmó.