Uruguay, el país de la región donde domina la variante brasileña P1

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Hospital durante la pandemia de COVID-19. Foto: AFP.

PANDEMIA

Hasta ahora, en ningún territorio que ha entrado han logrado derrotarla, y algunos temen que pueda mutar hacia una variante peor.

La variante del coronavirus identificada con la sigla P1, que emergió en Brasil y dominó el escenario de la pandemiaen apenas cuatro meses, ya hace un tiempo que cruzó las fronteras y fue encontrada en otros 36 países del mundo, siendo 16 de América Latina. Los científicos aún no pueden precisar si esta cepa del SARS-CoV-2 es más agresiva para el organismo, pero está claro que, por ser más transmisible, termina indirectamente provocando más muertes que la versión “original”.

Hasta ahora en la región han sido confirmados casos de transmisión local (no importados) de la P1 en México, Colombia, Argentina y Uruguay, además del propio Brasil, probablemente porque en estos países hay mejor vigilancia genómica. Naciones que solo han encontrado casos importados de la variante, concentran la vigilancia en el control fronterizo.

En cinco países latinoamericanos (Chile, Ecuador, Paraguay, Surinam y Costa Rica) la P1 ya representa más del 10% de las muestras por COVID-19 cuya secuencia genética fue estudiada hasta la fecha, según estiman los datos de Gisaid, una iniciativa que sirve al monitoreo global de la gripe y otras enfermedades respiratorias.

Mantener esta variante bajo vigilancia es importante -coinciden los científicos de la región- porque existen buenos indicios de que fue un ingrediente relevante de la segunda ola devastadora del COVID-19 en Brasil, aunque no el único. En Manaos, en el Amazonas, donde la P1 emergió, la variante se tornó dominante en dos meses.

“La P1 ya representa entre el 70% y el 80% de los casos de la enfermedad en Brasil. En la región norte del país llegó al 90%”, explicó Tiago Gräf, biomédico y genetista de la Fiocruz-Bahía en Salvador, uno de los laboratorios brasileños que hacen el monitoreo genético de las cepas circulantes. “Esta velocidad de diseminación, producida por las mutaciones de la P1 es la gran ventaja que le permitió dominar la epidemia en Brasil”, dijo.

Uruguay.

El caso brasileño es bien parecido al uruguayo, pues en apenas dos meses la P1 también se convirtió en la variante preponderante en los 19 departamentos del país. Hoy “prácticamente todos los casos que se detectan” son de la P1, advierte a El País el virólogo Gonzalo Moratorio, que es parte del Grupo de Trabajo Interinstitucional (GTI) en Vigilancia de SARS-CoV-2, conformado por el Ministerio de Salud Pública (MSP), la Universidad de la República, el Instituto Pasteur de Montevideo y el Sanatorio Americano, que se encarga de analizar muestras y detectar a qué variante corresponden.

“Desde febrero a la fecha ha desplazado a las otras variantes y prácticamente todos los casos son de P1”, insistió Moratorio.

El último informe de abril dio que el 89% de las muestras analizadas en Uruguay pertenecían a la P1, pero según supo El País un nuevo trabajo que aún no se hizo público detectó un porcentaje aún mayor.

Esto puede ser por dos razones: porque la P1 circula más en Uruguay que en otros países, o también porque la vigilancia epidemiológica puede ser mejor. Moratorio se inclina por la segunda opción. “La vigilancia genómica se hace en tiempo real, no solo con secuenciación sino también con técnicas de PCR específicas que permiten interrogar a una muestra que se sabe que es positiva sobre qué variante es”.

Coronavirus en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.
Coronavirus en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.

En el mismo sentido se expresó Gregorio Iraola, doctor en ciencias biológicas y director del Laboratorio de Genómica Microbiana del Instituto Pasteur, que también forma parte del GTI. “Estamos hablando del orden de 200 muestras por semana que se secuencian. Y eso nos permitió establecer la prevalencia de P1 en Uruguay a lo largo del tiempo. Desde principios de marzo a la fecha hubo un crecimiento enorme, y hoy en día es quizá la única variante que hay en Uruguay. Eso evidencia la circulación comunitaria”.

La región.

La diseminación de la variante en América Latina ocurrió a pesar de las restricciones de circulación que existen en la región. De los 16 países donde la P1 ya fue detectada, cuatro tienen política obligatoria de cuarentena para quien llega del exterior y 10 tienen reglas que someten a los viajantes a ese procedimiento en función de la presentación de síntomas o de ser ciudadanos o no. Dos países mantienen restricciones rígidas para la entrada de extranjeros (Uruguay y Surinam), y 13 tienen restricciones parciales, según datos de TravelBans.org.

De acuerdo a los epidemiólogos, los bloqueos de frontera ayudan, pero están lejos de ser impenetrables, sobre todo cuando el blanco son apenas personas con síntomas. “Es un error creer que las barreras sanitarias son útiles para las enfermedades virales. El COVID-19 se transmite antes del comienzo de los síntomas, y en el 40% de los casos se da a partir de casos asintomáticos”, explica Wanderson Oliveira, exjefe de la Secretaría de Vigilancia en Salud (SVS) de Brasil.

Según la opinión del infectólogo Marcus Lacerda, de la Fiocruz Amazonia, la medida más importante debería ser establecer un robusto sistema de vigilancia genómica -como Moratorio e Iraola sostienen que se lleva adelante en Uruguay-, capaz de secuenciar genéticamente una gran fracción de muestras.

“Luego de que una variante de alta transmisibilidad entra en un país, aún siendo en apenas una persona o en pocas, es muy difícil impedir que se establezca allí”, explicó Lacerd. Y agregó: “La velocidad de entrada con que pasa por la frontera también ayuda a definir la velocidad con que se diseminará”.

Bajo Vigilancia.

La vigilancia genómica, explican los investigadores, también es importante para monitorear nuevas variantes del virus que puedan surgir.

“Es importante seguirla de cerca, porque la P1 debe desdoblarse luego en alguna variante nueva. En el futuro puede surgir un subgrupo P1.1 y debemos notificar el aporte de linajes del virus”, dice Gräf.

Otro trabajo importante de seguimiento en el escenario del surgimiento de nuevas variantes es verificar la eficacia de las vacunas. Un estudio reciente patrocinado por la OPS está siguiendo a 67.000 individuos inmunizados con la vacuna china Coronavac en Manaos para saber si continúa siendo eficaz frente a la P1.

Vacunas contra el COVID-19 del laboratorio chino Sinovac en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.
Vacunas contra el COVID-19 del laboratorio chino Sinovac en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.

El trabajo, liderado por el infectólogo Júlio Croda, exdirector del Departamento de inmunización y enfermedades transmisibles del Ministerio de Salud, emitió conclusiones preliminares que indican que la vacuna funciona. Tiene una eficacia global contra la infección del 50% en la ciudad, nivel similar al que obtuvo la vacuna en los tests clínicos en San Pablo antes de la emergencia de la P1.

La noticia es importante para América Latina, ya que las dosis de Coronavacson usadas en siete países (Brasil, Chile, México, Colombia, Ecuador, Uruguay, Perú y El Salvador).

Para Lacerda, la garantía de que la vacuna funciona contra una variante del virus no se extiende a otras posibles variantes que puedan surgir.

En tanto, en cuanto a la situación de Uruguay, Iraola señaló: “No hemos visto que a partir de la P1 aparezcan nuevas variantes, pero es verdad que mirándolo desde el punto de vista biológico, cuando hay una altísima circulación de un virus y la situación lleva a que ese virus tenga una presión por la vacunación, lo que se crea son las condiciones adecuadas para que se puedan generar variantes que escapen a esa vacuna. No quiere decir que vaya a pasar, pero son las condiciones biológicas necesarias para que eso suceda. Por eso es importante que la vacunación sea rápida y que esté vinculada a medidas no farmacológicas, como ser la reducción de la movilidad. Si Uruguay se toma mucho tiempo para la vacunación, se estaría maximizando la posibilidad de que el virus generara una variante resistente a las vacunas”.

Manaos por la conquista de Argentina

En Argentina la P1 circula, pero todavía no ha logrado imponerse. El consorcio Proyecto País -creado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de Alberto Fernández- advierte en su último reporte del 9 de mayo que las dos variantes que más circulan son la de Reino Unido y la de Manaos (la P1).

El estudio, que se hace recurrentemente, incluye solo las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Neuquén, Río Negro, San Luis y Santa Fe. En La Plata fue donde más casos de P1 se encontraron en proporción (70,7%). En Mar del Plata fueron el 42,9%, en San Luis 46,6%, en Entre Ríos 58,3%. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se trató del 31,3% (contra 27,1% de la británica) y 31,9% en el Gran Buenos Aires (versus 12,8%).

El argentino Roberto Debagg, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, dijo a El País que “lo que ha sucedido con la P1 es que se produjo un efecto derrame: desde las variantes originales de Manaos pasó a San Pablo y Río de Janeiro, y después ya cruzó para Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay”.

“Cuando entró a Argentina -continuó el experto- lo hizo por Buenos Aires, y después derramó para el interior del país. Para los argentinos la P1 tiene tres dificultades: la alta potencialidad, su poder de reinfección, y que las personas que ya tienen el proceso de inmunización completado con la vacuna que aquí se da, la Sputnik, se han reinfectado”.

En Argentina también se han encontrado casos de la llamada “variante andina”, sobre todo en el interior del país. Esta se viene expandiendo también por Perú y Chile. En Uruguay se confirmó el hallazgo de un solo caso.

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