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Inhaladores que no están habilitados por el MSP se utilizan en pacientes con COVID-19

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Hay pacientes en Uruguay que solicitan a médicos tratarse con ibuprofeno inhalado. Foto: La Nación (GDA)

UN TRATAMIENTO NO AUTORIZADO

La mejoría clínica presentada por pacientes en Argentina genera que médicos locales indiquen el tratamiento en Uruguay, aunque este no esté habilitado por las autoridades sanitarias.

El aumento de los casos de coronavirus y la mejoría clínica presentada por pacientes contagiados con el virus que utilizaron ibuprofeno inhalado en Argentina, generan que médicos locales indiquen el tratamiento en Uruguay, aunque este no esté habilitado por las autoridades sanitarias. En algunos casos son las familias de enfermos con COVID-19 quienes lo solicitan.

Se trata de un antiinflamatorio en el que los científicos argentinos modificaron la molécula del ibuprofeno, de forma que el fármaco sea soluble en agua. De esta manera, el medicamento puede ser nebulizado por los pacientes a partir de la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad.

El tratamiento, que hoy se utiliza en las provincias argentinas de Córdoba, La Rioja, Santa Fe, Mendoza, Jujuy, La Pampa, Entre Ríos, Salta, Chubut y San Juan, fue desarrollado por el Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (Ceprocor), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la empresa Química Luar.

En Uruguay, representantes del proyecto presentaron la documentación a asesores del ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, de manera que al igual que ocurre en Argentina su administración pueda ser indicada de forma “compasiva” (procedimiento restringido a casos excepcionales). De hecho, fuentes del Ministerio de Salud Pública (MSP) informaron que recientemente las autoridades aprobaron su administración en un paciente uruguayo.

De todas maneras, en la cartera aún esperan “la carpeta con los protocolos de investigación”, es decir, la “evidencia científica” que respalde que el fármaco ya puede ser empleado en personas sin ningún tipo de complicación.

En Argentina, las pruebas ya demostraron la seguridad (fase 1) y ahora, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) se apresta a validar la fase 2, con experimentación en humanos, que desarrollará el laboratorio Química Luar. En el vecino país, para que a un paciente le sea administrado el medicamento, es necesario un consentimiento firmado por él, en el que se deja en claro que el tratamiento no está aprobado.

La experiencia.

El jefe de clínica médica e investigador de Fundación Respirar, Óscar Salva, dijo a El País que a los pacientes uruguayos “les ha ido muy bien” con la administración del ibuprofeno inhalado. El médico, uno de los profesionales con mayor experiencia en su especialidad, contó que “la respuesta es muy buena, siempre y cuando se tome a tiempo”.

Recomendó, además, administrar la droga durante la primera semana de experimentados los síntomas. En su clínica, el médico sostiene que ya atendió a más de 300 personas con el tratamiento. Además, contó que “la cantidad de pacientes que requieren terapia intensiva y conectarse a un respirador se reduce casi a un tercio” con las inhalaciones.

Salva señaló que la mortalidad de un paciente muy grave que requiere un respirador se reduce del 90% al 50% con el ibuprofeno inhalado. Y que el tratamiento ayuda a disolver los coágulos en el pulmón y que, incluso, “inactiva” varios virus en el órgano respiratorio.

En Argentina, la Sociedad Argentina de Neumología es la única sociedad científica que respalda los avances con el ibuprofeno inhalado.

Medina: “La evidencia por ahora es insuficiente”

El infectólogo y grado cinco de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, Julio Medina, señaló a El País que “el ibuprofeno inhalado solo sería posible en el marco de un proyecto de investigación aprobado por un comité de ética, no para otro tipo de indicación”. Al mismo tiempo, explicó que “el nivel de evidencia hasta ahora es insuficiente para demostrar eficacia y seguridad”. En tanto, Henry Albornoz, presidente de la Sociedad de Infectología Clínica del Uruguay, dijo a El País que aún no ha revisado “suficientemente el tema” para expedirse, mientras que Julio Pontet, presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI), coincidió con Medina en que “falta evidencia científica para su recomendación”.

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