Una semana antes de que el gobierno de Yamandú Orsi recibiera la noticia de que, finalmente y tras meses de negociaciones, había sido admitido como candidato a formar parte del Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (Cptpp por sus siglas en inglés), ya había señales bastante claras de que un panorama que en un momento parecía oscuro no lo era tanto y que la meta antes lejana era ahora alcanzable.
Era un secreto a voces en los corredores del Palacio Santos y en el equipo de la Cancillería que lidera Mario Lubetkin, y un rumor bien instalado entre quienes fueron jerarcas en la gestión de Luis Lacalle Pou e integrantes del equipo del entonces canciller Omar Paganini.
Ese murmullo terminó concretándose en algo serio el pasado viernes, cuando el Cptpp —integrado por Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Reino Unido y Vietnam— concluía su encuentro anual en Melborune con la aceptación de que el siguiente de la lista de espera para ser considerado como futuro socio de este bloque —Uruguay— reunía los méritos.
"You are on board" (están a bordo) fue una de las tantas frases que se redactaron desde los celulares de ministros y diplomáticos reunidos en el sureste australiano, y dirigidos en algunos casos a exintegrantes del Ejecutivo de Lacalle Pou —ya que varios representantes de los países de esta alianza desconocían que el 1º de marzo de este año había cambiado el gobierno en Uruguay.
La noticia sorprendió en el gobierno, porque, en el mejor de los escenarios, se la esperaba para 2026, dijo a El País una fuente de la Cancillería. Y esto era así en función de los conversado en la transición entre las administraciones, en el verano pasado.
Porque aunque el gobierno anterior —que presentó la solicitud de adhesión a fines de 2022, cuando el canciller era Francisco Bustillo— siempre transmitió optimismo de poder concretar el objetivo —y que implicaba acceder a un mercado que supone el 15% del PBI mundial— lo cierto es que nunca se desconoció la complejidad involucrada, pese a los esfuerzos negociadores que hicieron tanto Paganini, el ex subsecretario Nicololás Albertoni y que luego continuaron Lubetkin y la vicecanciller Valeria Csukasi.
De hecho, la expectativa de la administración saliente en 2024 era que el bloque comenzara a tratar el caso de Uruguay junto con Costa Rica —quien estaba un lugar antes en la fila— lo que no sucedió, pues el país centroamericana ingresó en solitario, como por otra parte suele proceder el Cptpp —analizando a los solicitantes de a uno.
Al inicio, sin embargo, el panorama no era bueno, como transmitieron Lubetkin y Csukasi en cuanto asumieron sus cargos. Ya el 11 de marzo, en entrevista con Radio Carve, la subsecretaria buscó bajarle el perfil al objetivo, porque se había encontrado "un poco de oposición" de parte de los países miembros del Acuerdo. Mientras que la visión de Lubetkin, que mostró en diálogo con El Observador el 17 de julio, indicaba que se estaba no "lejos" de ser acepado por el Cptpp, sino "lejísimo", en parte porque por entonces había países de esta alianza que no sabían que Uruguay se había "presentado" y otros que no les interesaba el ingreso.
Pero se trabajó en consecuencia. Csukasi hizo "cinco viajes" a integrantes del bloque "en ocho meses", según resaltan en Cancillería, lo que incluyó una gira por el Sudeste Asiático a mediados de año, y se apostó a un cambio en el método negociador: el diálogo pasó a ser "directamente con los negociadores", rescatan en el Ejecutivo.
Orsi trasladó la intención de Uruguay al primer ministro de Vietnam, Phạm Minh Chính, con quien dialogó el 7 de julio en Río de Janeiro, a donde ambos asistieron para participar de una cumbre de los Bricks. Unos 15 días después, cuando viajó a Santiago de Chile para participar de la cumbre "Democracia siempre", trasladó el mismo pedido a otro jefe de Estado relevante de la alianza: Gabriel Boric.
Japón, Trump y Brasil
Pero hubo más actores en juego. Un claro primer factor que tuvo su rol, según responden fuentes al tanto de las negociaciones y que fue reconocido explícitamente por el presidente Orsi, tiene que ver con la coyuntura internacional que se afianzó a mediados de año con la hostil política proteccionista que desplegó Donald Trump desde Estados Unidos. Supuso, como es es sabido, una guerra arancelaria que obligó a replanteos directos de las estrategias de política exterior de los distintos centros de poder. El republicano llevó adelante, desde la Casa blanca, un "revuelo internacional", al decir de Orsi, con una "diplomacia muy intensa" que terminó propiciando que se aceleraran diálogos como el de Mercosur y Unión Europea (ver recuadro) o expansiones como el de Cptpp, en donde, no obstante, había países que no estaban de acuerdo con que Uruguay se sumara.
En el gobierno anterior, por ejemplo, había señales en este último sentido de parte de Japón, que a su vez respondía a una inquietud manifestada por Brasil, siempre reacio a que integrantes del Mercosur no respetaran la normativa de que socios del bloque sudamericano negocien por su cuenta acuerdos comerciales. No es algo infrecuente: presiones por hacer esto se recibieron —de Brasil y de Argentina— cuando el anterior gobierno inició conversaciones con China para firmar un Tratado de Libre Comercio, y ambos grandes trasladaron entonces su malestar al gigante asiático en distintos momentos.
Pero el escenario cambió radicalmente, porque tanto la Argentina de Javier Milei como el Brasil de Lula iniciaron, de forma bilateral e inconsulta, negociaciones comerciales con Estados Unidos, con resultados concretos en el primer caso, con lo cual ese argumento ha perdido fuerza.
"Hemos negociado con todos, uno por uno, y con argumentos diferentes en cada caso", es la conclusión que tiene por estas horas el gobierno, que envió, días antes, una carta firmada por Lubetkin y el ministro de Economía, Gabriel Oddone —como informó El Observador—, a los 12 miembros del Cptpp con el propósito de transmitir que Uruguay estaba "en el juego" y que debía ser "tomado en serio".
Una noticia destacada por ambas administraciones
Lubetkin destacó el mismo viernes, en su cuenta de X, que el objetivo alcanzado era algo que "trasciende gobiernos". Y con el mismo espíritu lo celebraron Paganini y Albertni.
En efecto, el exanciller dijo en declaraciones a El País que el hecho tiene su valor porque se produce en un "mundo donde avanza el proteccionismo y las reglas del comercio libre y de la Organización Mundial del Comercio se están dejando de lado", y porque permitirá "integrarse a acuerdos y mercados donde rige la previsibilidad". Es una movida que estamos viendo en el mundo, donde se acelera la formación de estos tratados, como respuesta al impulso del proteccionismo”, valoró.
Albertoni, por su lado, señaló que veía "con buenos ojos que se haya continuado con un trabajo que llevó varios años de esfuerzo".
La sorpresa de Orsi por la "rapidez" con que se concretó el acuerdo y la incidencia de Trump
La política exterior del norteamericano Donald Trump ha obligado a que distintos bloques, países y centros de poder comiencen a mirar hacia el sur, específicamente a América Latina, resaltó ayer Yamandú Orsi en rueda de prensa, al hacer un razonamiento que lo llevó a afirmar que esto es algo que está ocurriendo “a tal punto” de que Uruguay vio cómo de pronto se abrieron las puertas de su ingreso al CPTPP.
“El acuerdo Transpacífico —dijo Orsi al respecto—, que ahora medio que nos sorprendió por la rapidez con que se pudo lograr, creo que responde también a lo que ha generado Estados Unidos promoviendo acuerdos de carácter bilateral o generando iniciativas que te obligan a estar en la conversación”.
Sea como sea, para el presidente está claro que lo que se comenzó a abrir el viernes pasado es “una ventana de oportunidades” que Uruguay tiene que “aprovechar”.
Firma de acuerdo entre Mercosur y Unión Europea será el 20 de diciembre y no coincidirá con cumbre
La fecha en la cual el Mercosur y la Unión Europea pondrán punto final a las negociaciones por el tratado de libre comercio quedó fijada, según declaró este domingo desde la ciudad sudafricana de Johannesburgo, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva (que asistió allí a la reunión del G20). El presidente Orsi destacó este lunes ese mojón clave del calendario sudamericano, y aseguró que no cree que coincida con la realización de la cumbre del Mercosur, que también se espera para diciembre pero no se sabe en qué fecha. “Son dos momentos distintos, que no creo que coincidan”, detalló.
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