Por Joaquín Silva
Algunos refieren que lo que está habiendo es un movimiento de “autoconvocados”, aunque otros prefieren referirse a un genuino “interés político” de militantes nacionalistas de los sectores más variados que lo que quieren es acercarse al Palacio Legislativo para dar una clara muestra de apoyo al presidente Luis Lacalle Pou.

Sea lo que fuere, lo cierto es que en el gobierno y, sobre todo, en filas del Partido Nacional, esperan una “alta concurrencia” de público para este jueves 2 de marzo, tanto en el interior de la sede del Parlamento como en las afueras, con el exclusivo objetivo de transmitir un mensaje de respaldo a la labor del presidente blanco -a tres años de su gestión-, que hará allí su balance anual ante los legisladores, en un discurso en el que, según ya ha anticipado, anunciará una importante rebaja de impuestos (ver recuadro).

Es un asunto que ha llevado sus idas y vueltas, pero que tiene un origen claro el 28 de enero de este año, cuando en el discurso que dio entonces el ministro Javier García -líder del Espacio 40-, en el encuentro del sector Todos Hacia Adelante, cursó una “invitación para todos” para el próximo jueves, de manera de poder cumplir con “la obligación de estar con el presidente”.

“Qué bueno sería -dijo García ese día, en el acto de La Paloma- que nos convoquemos todos a la explanada del Palacio Legislativo a acompañar a nuestro presidente”.

Fue un detonante que preocupó a Lacalle Pou, como luego lo iba a dejar claro.

Pero, mientras tanto, el Espacio 40 comenzó de inmediato una campaña de comunicación en redes sociales, con la difusión de spots de breves segundos destacando distintos puntos altos del gobierno -como la creación de empleo, las distintas reformas en curso, la inversión en asentamientos- todos con la frase “El 2 de marzo acompañamos al presidente” como cierre, en línea con un perfilamiento que ha buscado esta agrupación, que hoy se define como “la principal espada de defensa del gobierno”, como ha dicho el senador Sebastián Da Silva.

Lo que se produjo, así, fue un movimiento que rápidamente “contagió” a otros grupos del Partido Nacional -en el plano de “las barras”-, embalados con la idea de reunirse en la tarde del jueves y dar en cierta medida una respuesta simbólica en “momentos complejos”, según reconocieron a El País dirigente nacionalistas.

Los tiempos no son fáciles para el gobierno porque en los último meses -entienden los blancos y en la Torre Ejecutiva- el Frente Amplio recrudeció su oposición, en particular a raíz del caso de la imputación de Alejandro Astesiano -el excustodio condenado con prisión por varios delitos-, y el evento que se avecina -en la que el primer mandatario dará noticias positivas a la ciudadanía- se vislumba como una gran oportunidad de mostrar “una buena presencia”.

Al ver todo esto, al reparar en que, en efecto, ya había “una barra de compañeros autoconvocados” difícil de frenar, Lacalle Pou transmitió días atrás al directorio nacionalista que el partido no organizara como propia ninguna convocatoria, y así se cumplió.

Y el 14 de febrero pasado, en rueda de prensa, al ser consultado al respecto, el presidente respondió que no tenía inconvenientes con que fuera “gente a la barra del Parlamento”, pero que debía quedar bien en claro que él no puede “hacer política partidaria”.

“Mi bandera hasta el 1° de marzo de 2025 -señaló- es la de Uruguay; después, seguirá siendo la de Uruguay, pero voy a poder tener una bandera política partidaria”. Y agregó que hasta ese día estará “fuera de cualquier discusión política y de cualquier acción política”.

Pero pasaron los días y esa “barra de compañeros autoconvocados” -como el propio Lacalle Pou la llamó- no se aplacó ni mucho menos: según supo El País, en las últimas horas dirigentes y militantes de distintos puntos del territorio han hecho consultas sobre cómo organizar los traslados, aunque la colectividad mantiene la decisión inicial de no ingresar en ninguna organización formal.

De modo que con un escenario en el que ya funciona en paralelo una convocatoria independiente, en el gobierno advirtieron que el espacio previsto para el público el Palacio Legislativo no era suficiente, por lo que se hizo una solicitud puntual a la vicepresidenta Beatriz Argimón -y presidenta, a su vez, de la Asamblea General-, a lo que ya accedió: habilitar el salón de Los Pasos Perdidos para la sesión del próximo jueves, e instalar allí una pantalla para reproducir el discurso presidencial.