Para Mariana Pomiés, analista política y directora de la consultora Cifra, no es sencillo definir cuál de los dos principales precandidatos del Frente Amplio, Carolina Cosse y Yamandú Orsi, es el mejor para enfrentar al oficialismo en estas elecciones. Lo que sí tiene claro es que, más allá de los atributos de cada uno, el intendente de Canelones es hoy “el político más popular de Uruguay, incluyendo a Lacalle Pou y a Mujica”.
-¿Cuáles son hoy las principales preocupaciones de los uruguayos?
-Hasta el año pasado estaba claro que era, por un lado, la economía, con todas las dimensiones que tiene: el empleo, la inflación, todo lo vinculado al consumo cotidiano, y los precios. Y por el otro, la inseguridad o la preocupación por el aumento de la delincuencia; o sea, de la violencia, de los robos, de los asesinatos. Esos eran los dos grandes problemas. Pero históricamente, y esto ocurre en todo el mundo, sabemos que el tema de la economía es decisivo para muchas personas a la hora de votar, ya que la gente busca mejorar su situación económica. Por eso el tema de impuestos es siempre tan controversial, porque hablar de impuestos implica que van a tocar el bolsillo de la gente.
-Bueno, los impuestos parecen ser un tópico que el oficialismo va a buscar mantener en la agenda este año. ¿Es algo que entonces cala hondo en la gente ?
-Ya es una discusión a la que nos hemos acostumbrado. Hace unos años era el cuco y entonces si alguien decía que iba a aumentar los impuestos la gente reaccionaba diciendo que no lo iba a votar. Pero creo que la gente ha ido aprendiendo que todos en algún punto o en algún momento van a aumentar los impuestos. Ahora, sigue habiendo gente a la que le asusta mucho este tema, por lo que depende cómo se plantee y cómo sea el tenor del aumento.
-¿El escenario de las principales preocupaciones de los uruguayos que describía recién es más o menos similar al de 2019?
-Sí, es similar. Me falta la última encuesta que estamos haciendo en este momento, pero la preocupación por la inseguridad viene aumentando y probablemente se posicione por arriba de la economía, que venía creciendo ya desde antes de la pandemia.
-¿Desde el punto de vista del gobierno, qué problema es preferible como el principal?
-Para el gobierno es mejor que esté la inseguridad por encima de la economía, porque, sobre todo después de esta gestión del Partido Nacional, la gente ha visto que la situación de la seguridad no cambió drásticamente. Que no es algo tan fácil de solucionar.
-¿Quiere decir que la gente entendió que no es un problema que resuelva un partido?
-Sí. Que no depende de un partido o de una única política, que ni siquiera depende solo del Uruguay.
-¿Cuánto pueden hacer los partidos en la campaña para cambiar la tendencia que hoy vemos en las encuestas y que marca un favoritismo del Frente Amplio?
-Las campañas inciden, pero no en las grandes mayorías. La gente que puede llegar a cambiar es más o menos un 20% 25%, y es a donde las campañas apuntan. Para eso tienen que ser emotivas, épicas, mover primero al militante para que se entusiasme y salga luego a convencer. Si uno mira, lo primero que hace cada político que sube al acto es hablarle a la militancia, a los que están siempre, a los que vinieron, porque son los que te hacen números, los que te llenan los escenarios, los que te acompañan en las caravanas y eso contagia. A la gente le gusta ir donde va la gente. Es lo mismo que pasa con las playas concurridas. La gente no va solo porque es la más linda, sino porque a esa van los otros.
-¿El Frente Amplio tiene chances reales de obtener mayoría parlamentaria en octubre?
-(Piensa). Por ahora no. Grandes chances, no. Pero la campaña firme recién empieza.
-Va a ser una elección de mucha incertidumbre.
-Parece que sí. Por distintos motivos. El Frente Amplio parte de una intención de voto más alta que la que tuvo en octubre del 2019. Eso quiere decir que ya recuperó algunos votantes perdidos. ¿Hasta dónde puede llegar a recuperar? Depende en parte de la performance de sus candidatos, pero también de la gestión del gobierno, que tuvo una evaluación de gestión muy positiva el año pasado, para el momento por el que transitaba.
-¿Es posible que el electorado entienda esta idea de “reelección al gobierno” que está proponiendo el precandidato Álvaro Delgado?
-Eso es lo que Delgado va a tratar de convencer en la campaña. Es una estrategia muy jugada, porque si uno mira lo que ha sido la historia del Uruguay, donde el Partido Colorado gobernó por muchísimos años, en general lo que ha habido es una rotación de sectores. Y pasó lo mismo con el Frente Amplio. Ganó un sector, que fue el de Tabaré Vázquez, y a la siguiente volvió a ganar el Frente Amplio pero con un sector distinto, que fue el de José Mujica. Y a la siguiente volvió Tabaré Vázquez con un sector otra vez diferente. Esa es otra de las riquezas que ha tenido el sistema democrático en Uruguay: dentro de los partidos hay una amplitud ideológica y de propuestas.
-¿Pero por qué dice que es “jugada” la estrategia en este caso?
-Porque se está apostando a que gane el mismo sector o la misma línea. No estoy diciendo que no funcione, lo que estoy diciendo es que históricamente, en Uruguay, siempre ha habido rotaciones dentro de los partidos que se mantienen en el poder. ¿Por qué? Porque en general es imposible que un gobierno colme las expectativas de todos sus votantes. Siempre quedan expectativas no satisfechas. Entonces, dentro de la misma propuesta, por lo general ha surgido otro que aprovecha y dice: “Bueno, nosotros, que tenemos algunos matices con el gobierno, vamos a proponer mejorar en eso que no se logró satisfacer”. Es más fácil decirlo.
-Eso es lo que está haciendo Laura Raffo.
-Es el lugar que podría ocupar en este juego. Es del mismo grupo, pero puede ofrecer algunos matices.
-Siguiendo con la interna del Partido Nacional, hay una distancia considerable en las encuestas entre Delgado y Raffo, además de que el primero cuenta con una estructura que parece ser bastante más grande. ¿Cómo ve a Raffo en este escenario? ¿Es posible que pueda dar vuelta la tendencia de las encuestas?
-Todo es posible. Es difícil, porque empieza corriendo desde atrás con una estructura que no es tan fuerte como la de Delgado, que integra al equipo del actual gobierno y ha logrado captar a la mayoría de los sectores. Raffo se fue quedando casi únicamente con el Herrerismo y con alguna otra cosita más. Y además un Herrerismo muy golpeado por hechos que pasaron. Pero yo creo que siendo que esta es la primera elección a la que se presenta, incluso perdiendo tiene todo para ganar porque no estaba en el gobierno, porque no tuvo un cargo para mostrar su gestión, porque es mujer... Le vaya como le vaya, todo es ganancia para ella.
-No así con Delgado, ¿no?
-Yo creo que no, porque él viene de otro lado. Viene de un liderazgo más tradicional. O sea, lleva más tiempo en el partido, ha venido trabajando más desde adentro del gobierno, estuvo muy metido en la campaña anterior. Y Laura aparece recién en la pasada campaña departamental. Son lugares bien distintos.
Reforma no tuvo impacto electoral
-¿Le ve posibilidad de éxito al plebiscito para acotar la reforma jubilatoria y eliminar las AFAP?
-Es un tema complicado que embretó al Frente Amplio. No está bueno para los partidos tener que hacer dos campañas. Además, todos los partidos veían a la reforma previsional como imperiosa e indefectible. Y estaba claro que el que la hiciera iba a pagar un costo político. Lo sabía el Partido Nacional y el presidente lo dijo muchas veces. Sin embargo, no generó hasta ahora grandes pérdidas de intención de voto, de gente que deje de votar al Partido Nacional o a la coalición de gobierno. En parte porque los resultado se verán a largo plazo.
-En el cálculo y las especulaciones que hacen muchos nacionalistas, Yamandú Orsi es perfilado como un candidato más flojo y por tanto preferible a la figura de Carolina Cosse -a quien ven más “sólida”- pese a que las proyecciones que se ven en algunas encuestas dan un escenario más favorable al oficialismo si se enfrentan a la intendenta de Montevideo. ¿Qué visión tiene usted?
-No estoy segura... Lo que yo veo hoy es que Cosse y Orsi tienen distintos elementos que pueden preocupar a la coalición de gobierno. Yamandú Orsi es el político más popular del Uruguay. Competir contra la persona que genera más simpatía siempre es lo más difícil, porque es el que le cae mejor a la gente o a más gente, incluso entre los votantes de la coalición.
-Cuando dice que es el político más popular del Uruguay, hay que aclarar que es entre los que están en escena compitiendo, ¿no? Quiero decir, quitando a Lacalle Pou y a Mujica
-No, no, no los sacaría. En nuestra última encuesta era el que despertaba más simpatía, incluyendo a Lacalle Pou y a Mujica. Era el que lograba más simpatías en filas no propias. Eso ya lo posiciona en un lugar donde no sé si es el que te gustaría enfrentar. Por otro lado, Carolina Cosse es una mujer muy fuerte, muy inteligente, muy mediática, porque logra siempre tener el vínculo con la prensa para tener algo que decir. Uno la ve muy guerrera en la campaña. Es alguien que no parece echarse para atrás nunca... Entonces no estoy segura cuál es el mejor para enfrentar: si el más popular o aquel que ves que va a ir para adelante y que no afloja. Por otra parte, Carolina Cosse, y esto es público, polariza: despierta simpatías pero también despierta muchas antipatías. No pasa eso con los otros candidatos.
-¿Qué implican estas elecciones para los candidatos frenteamplistas que están abajo en las encuestas, como Mario Bergara y Andrés Lima?
-Primero que en general estos candidatos tienen grupos que los siguen y que confían en ellos y que a veces los llevan y los empujan y no los dejan decir que no. A veces cuando un candidato te dice “no me puedo bajar porque, si no, la gente me mata”, es verdad. Entonces hay un cierto compromiso con la gente que los apoya. Después hay una necesidad, como se dice, de marcar votos. La lógica es “está bien, ya sé que pierdo, pero no es lo mismo por cuánto pierda”. Porque cuando el que gane vaya a armar su equipo, va a mirar los apoyos de cada uno. También pasa que a veces el riesgo es muy grande, porque si la elección se polariza mucho entre los dos primeros podés llegar a quedar muy abajo injustamente y eso llevarte a perder a tus propios seguidores.
-¿Los demás partidos de la coalición de gobierno mantendrán los niveles de votación mostrados en 2019?
-En general los vemos más bajos que la elección pasada. En parte por lo que ha sido la propia gestión del gobierno. Así como yo te decía que Lacalle Pou es quien ha capitalizado mejor todas las aprobaciones, lo que hay detrás de él es el Partido Nacional y los otros partidos que han participado del gobierno, que han estado en ministerios exitosos. Cabildo Abierto, por ejemplo, tuvo un Ministerio de Salud que fue exitoso, y siendo de Cabildo; fue exitoso en la pandemia, pero no logró capitalizar votos porque a la pandemia se la pusieron en el hombro Lacalle Pou y Delgado, que todo el tiempo la está trayendo a luz. Entonces, por necesidad o por lo que sea, el gobierno no ha permitido que los partidos pequeños capitalicen sus logros, lo cual ahora es un dolor de cabeza, porque la coalición para ganar necesita que los partidos más chicos crezcan y se fortalezcan. El Partido Nacional como partido tiene un techo. Si realmente quiere que la coalición gane, tiene que permitir que el Partido Colorado, Cabildo, el Partido Independiente e incluso el Partido de la Gente recuperen sus votantes o capten votantes que quieran que gane la coalición pero que no tan necesariamente están tan conformes con el Partido Nacional. Porque mucho del crecimiento del Frente Amplio, del 39% que sacó en octubre al 44% que tiene hoy, es por traer a gente que se había ido a estos otros partidos.
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