Beatriz Argimón tiene una mirada positiva sobre la realidad actual del gobierno, asediado por las críticas del Frente Amplio sobre las dos últimas polémicas. No obstante, la presidenta del Senado entiende que en la entrega del pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset “no puede pasar” que los ministerios involucrados se echen culpas públicamente, y que se “debe determinar claramente los roles” que tuvo cada cartera en ese proceso. En entrevista con El País, Argimón también reconoció que, a su modo de ver, Cabildo Abierto es el socio "más demandante" de la coalición de gobierno —aunque descartó un "cambio de figuritas" entre el proyecto de reparación a víctimas de grupos guerrilleros y la reforma jubilatoria— y que es necesario que en la interna del Partido Nacional no se generen solamente "candidaturas de un mismo sector".
-¿Por qué el apuro de la coalición en aprobar ahora el proyecto de reparación a las víctimas de los grupos guerrilleros? En el Frente Amplio hablan de un “cambio de figuritas” para que los cabildantes voten el proyecto de seguridad social, a pesar de los pruritos que mantienen respecto a esa iniciativa.
-Cabildo Abierto ha insistido con este proyecto desde el inicio mismo de la legislatura. Ellos entienden que estaba demorado su tratamiento, que hacía ya dos años que lo habían propuesto y que para ellos esto era prioridad. Lo reclamaron durante todo el año y en las últimas semanas empezaron a decir que para ellos era indispensable que saliera ahora y obtuviera ya su media sanción.
-¿Pero había temor de que de no contemplar este pedido no votaran la reforma previsional?
-Yo no lo sentí así. No sentí que fuera un cambio de figuritas, pero sí que era intensa la solicitud de que se llegaba a fin de año sin la sanción de una ley que para ellos era importante.
-¿Ha sido difícil mantener unida a la coalición en estos primeros tres años?
-Es una coalición que cuando ingresó al gobierno lo hizo con legisladores que se conocían muy poco y algunos hacían su primera experiencia, y lo primero que tuvo que enfrentar fue la situación de la pandemia desde el Poder Legislativo. Así y todo a tres años vi una evolución de la bancada de la coalición que la dejó fortalecida.
-¿No cree que se va a romper en algún momento?
-Hoy no veo que se rompa.
-¿Hubo algún socio más difícil que otro? ¿Cabildo Abierto, por ejemplo?
-Sí. Cabildo es más demandante. De pronto porque es un partido recién constituido. El Partido Colorado viene de una historia de negociación y de conocimiento mutuo con el Partido Nacional y eso pesa, sin lugar a dudas.
-El intendente Guillermo López dijo a El País días atrás que los indicadores económicos son positivos, pero que en la medida que eso no derrame en los bolsillos de la gente, es un problema. ¿Lo ve así?
-Comparto plenamente. Pero también sé que a los efectos de llevar adelante esa segunda secuencia que queremos, era indispensable poner en orden la casa desde el punto de vista económico y eso es lo que hizo el gobierno. Pienso que ya ahora este fin de año estamos notando algunas señales que implican llevar adelante esa efectividad. Sin lugar a dudas el año que viene el camino debe ser ese.
-El senador Sergio Botana ha dicho que aún con este gobierno el interior ha quedado relegado, o bien porque falta descentralizar, o bien porque no se toman en cuenta para responsabilidades de gobierno. ¿Qué piensa?
-Puede ser, sí, que sea necesario avanzar en tener más representantes del interior del país, no solo en el Parlamento sino también a lo largo y ancho de la mirada de todas las políticas públicas.
-Hubo molestia en el oficialismo con el desempeño del director de Inteligencia, Álvaro Garcé, luego de que acusara al Parlamento de ser el origen de la filtración del plan de su organismo, algo que luego la Fiscalía no pudo probar. ¿Qué evaluación ha hecho de todo ese episodio?
-Yo insistí mucho en la necesidad de dejar bien en claro la imagen del Parlamento. Y todas las bancadas lo entendieron así, porque la institución del Parlamento es lo que todos debemos preservar. Y si eventualmente estábamos teniendo un problema de esas características la transparencia en ese caso era lo que tenía que primar. Había legisladores, tanto de la bancada de la coalición como de la oposición, que entendían que de verificarse una filtración podía haber sido en otro lugar. Lo que me sorprendió fue que efectivamente eso no quedó claro. Pensé que era mucho más contundente la situación denunciada; que había evidencia clara. Y eso me llamó a sorpresa.
-¿Cuánto cree que ha afectado o impactado al gobierno y al presidente Luis Lacalle Pou los casos de Marset y Astesiano?
-A mí me suelen preguntar si este es el peor momento del gobierno. Y yo creo que no. El momento más duro fue al inicio, cuando hubo que enfrentar la pandemia.
-Pero ese fue un buen momento del gobierno...
-Pero digo cómo lo vivimos nosotros. Yo sentí que ese fue un momento realmente duro por lo que teníamos que enfrentar. ¿Cómo repercuten estos casos? Lo veo como dos situaciones diferentes. El caso del pasaporte, donde jurídicamente se siguieron las normas que rigen, creo que mostró una falta de comunicación o un procedimiento no aceitado de los tiempos que corren. Y me parece que mostró que ahí hay que cuidar el intercambio entre los ministerios, aceitar todo lo que implica el proceso de entrega de pasaportes. El otro caso tiene que ver con algo un tanto diferente, con una decisión personal que tenía que ver con aspectos de la vida personal del presidente y que increíblemente desemboca en un episodio que logra descubrir una madeja que venía desde hace mucho tiempo. Y también con el hecho de que el presidente fue traicionado en su buena fe.
-¿Cree que hay responsabilidades políticas, más allá de la que cargó Carolina Ache hasta el momento?
-Cuando ocupás cargos políticos sos responsable, en mayor o menor medida. Yo creo que Carolina Ache tuvo un gesto, sintiendo que, pese a que ella entendía que había hecho lo que tenía que hacer y dicho lo que tenía que decir, asumió que quienes estamos en cargos políticos a veces tenemos que tomar medidas como las que ella tomó.
-El presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, ha pedido más dimisiones, sobre todo de ministros. ¿Es exagerado ese pedido o puede ser atendible?
-Habiendo una investigación en curso hay que esperar su culminación. Por eso yo soy muy cuidadosa cuando se piden responsabilidades, porque hay que ver toda la película.
-Pero entonces en ese caso Ache se habría adelantado a ese desenlace...
-Ella estaba muy en el centro del episodio en sí y creo que sintió que era lo que tenía que hacer.
-¿Y cómo ha visto estas acusaciones cruzadas entre el Ministerio del Interior y la Cancillería en cuanto a quién tiene la responsabilidad técnica final en la entrega del pasaporte?
-Lo vi como cosas que no pueden pasar. Y es uno de los aspectos que hay que ajustar: determinar bien claramente los roles que tuvo cada uno a efectos de que estas cosas no vuelvan a suceder. Me parece que deben hacerse ajustes.
-En el caso de Astesiano faltaron evidentes controles...
-El primero que asumió el error fue el presidente. La gente, además, lo coloca más dentro de los temas en los que el presidente es quien siente más el episodio. Yo creo que la ciudadanía en eso es bien inteligente.
-Los dos casos están más que cargados políticamente. En la oposición, incluso, se ha recordado algún mensaje de Lacalle Pou reclamando renuncias en gobiernos del Frente Amplio. ¿No debería haber alguna renuncia más para usted?
-Creo que mientras las cosas están dentro del marco normativo, si lo que se hizo estuvo dentro de la ley, pero sí creo que hay que esperar el cierre de las investigaciones.
-¿Cómo ha visto el tono de la oposición en todo esto?
-Obviamente no voy a hablar de estrategias de los partidos y mucho menos de la oposición. Pero sí se notó una suerte de endurecimiento de los intercambios fuertemente este año.
-¿Pero se pasó algún límite democrático, como dicen algunos en la coalición?
-No, democrático no.
-Pereira ha señalado en reiteradas oportunidades que los senadores Graciela Bianchi y Sebastián Da Silva han roto algunos códigos de relacionamiento o de respeto. ¿Piensa así?
-Esto que voy a decir va para propios y ajenos: el día que empecemos a querer frenar lo que los legisladores quieren decir ese día vamos a estar en problemas.
-¿Cuándo tomará la decisión acerca de si acepta o no el reto de ser precandidata?
-La única que cumplió con lo que dijo el presidente de que no era momento de candidaturas fui yo. En primer lugar porque tengo un rol muy marcado y una actividad muy marcada. Igualmente, tampoco desconozco mi rol como militante y de dirigente del partido. Yo no tuve sector porque específicamente así lo quisimos con el actual presidente. Pero también es verdad que siento que el Partido Nacional crece si hay opciones. Hoy por hoy ya hay compañeros que quieren candidaturas, cosa que me parece muy bien, pero también siento que las candidaturas que por ahora se están viendo representan tendencias de un mismo sector. No del paraguas, sino de un mismo sector dentro del paraguas (N.d.r: habla de Álvaro Delgado y Laura Raffo): el Herrerismo. Entonces yo siento que hay miradas del partido que están faltando. Obviamente la muerte de Jorge (Larrañaga) dejó un vacío. Y eso me preocupa porque yo entiendo que esas miradas tienen que seguir existiendo. Entonces, me parece que no es solo querer ser candidato, sino definir ser para qué. En estos primeros seis meses del año voy a trabajar fuertemente para que esas miradas sean ponderadas.
-¿Se siente una dirigente o eventual precandidata wilsonista?
-A ver: el wilsonismo, además de ser una forma de posicionamiento y una ideología dentro del partido, fue una forma de encarar la militancia. Yo ahí soy 100% wilsonista. Esto que te digo tiene que ver con que estoy visualizando un partido muy estructurado, y yo siento que al Partido Nacional hay que abrirlo: evitar que la militancia quede estructurada dentro de una sola corriente dentro del partido. Tiene que haber opciones, tiene que oxigenarse la estructura y ese es el lugar donde yo me siento cómoda. Por eso estoy construyendo una opción distinta y que ya tiene conversaciones con quienes tenemos afinidades de esta forma de ver y con quienes, como yo, anteponen eso a las candidaturas.
-¿Sería vicepresidente de nuevo?
-Yo creo que no puedo (sonríe). Hay diferentes bibliotecas. Pero es bueno que haya gente distinta en los cargos.
“El directorio del Partido Nacional debe fortalecerse”
-Los casos Marset y Astesiano han generado un nivel de fricción entre oficialismo y oposición que tal vez sea el más alto en lo que va del período. ¿Cómo ha visto el rol de los legisladores blancos en esa discusión pública?
-Yo viví muchas bancadas del Partido Nacional y la verdad es que las de ahora han sido de un nivel de fidelidad al gobierno como pocas veces. Hay un ejercicio de trabajar intensamente para que se concreten las cosas como pocas veces vi.
-Le hago la misma pregunta pero a nivel partidario: ¿cómo se ha desenvuelto el directorio?
-A mí me parece que tenemos que fortalecer el rol del directorio del partido, que obviamente se ha tenido que adaptar a ser gobierno y a encabezar una coalición de gobierno. Eso también hace que esas cosas tengan que manejarse. Pero me parece que vienen tiempos donde el rol del partido va a tener que ser mucho más determinante, no solo estrictamente en la organización interna del partido, sino también en una presencia pública de llevar adelante una agenda fuerte de actualidad. Y creo que es importante que no solo el presidente sino que todos los directores tengan un rol activo.