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Diputado Núñez acusó a García de mentir; el ministro dijo que el legislador quiere "desarmar" a los militares

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El ministro Javier García durante la interpelación parlamentaria. Foto: Francisco Flores
diputados interpelacion a ministro Jorge Garcia 20210930, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

INTERPELACIÓN PARLAMENTARIA

En lo único que hubo acuerdo ayer entre el oficialismo y la oposición durante la jornada parlamentaria fue en que el Estado compró dos aviones Hércules por US$ 26 millones.

El diputado colorado Felipe Schipani y la representante blanca Carmen Tort entraron al ascensor en uno de los primeros cuartos intermedios de la interpelación que se hizo ayer en la Cámara Baja al ministro de Defensa, Javier García. Y en la coalición ya primaba una idea, que es la que suele reinar en el oficialismo en todos los llamados a sala, pero que ayer estaba particularmente a flor de piel.

-Qué paliza, qué calidad la de Javier -le dijo Schipani a Tort, que ya sonreía detrás del tapaboca.

-Pah… Yo lo puse en un tuit. Si fuera interpelante me paro, pido disculpas y me voy -contestó la diputada.

Para entonces, la interpelación -la segunda en una semana y la quinta que lleva adelante el Frente Amplio este año-, a cargo del diputado comunista Gerardo Núñez, llevaba cuatro horas y media y ya había pasado por varios climas.

En Twitter, al igual que Tort varios legisladores de la coalición de gobierno se habían expresado en un sentido similar -el senador Sebastián Da Silva dijo por ejemplo que García debería “tener un manto de misericordia”-, y en la sala el intercambio ya había tenido momentos de tensión. Así se preveía, teniendo en cuenta antecedentes de confrontación entre ambos contrincantes.

De hecho, Núñez comenzó su intervención acotando que no era una “interpelación personal”, sino que resuelta por el Frente Amplio y a propósito de un hecho concreto: la compra de dos aviones Hércules meses atrás, y un tema suplementario que también se llevó parte de la atención, que es la rotura del principal radar del aeropuerto de Carrasco por falta de mantenimiento.

Pero el tema de fondo quedó directamente soslayado y hubo acusaciones, intentos de desagravio e ironías punzantes desde ambos lados.

Primero las hubo entre el interpelante y el interpelado. En su argumentación, por ejemplo, Núñez dijo más de una vez que García había “faltado a la verdad” o dicho “medias verdades, incluso mentira” sobre distintos temas relacionados al proceso de compra de las aeronaves o en cuanto a detalles sobre lo que en su momento respondió el ministro en los pedidos de informe que hizo el diputado comunista sobre este tema.

García le respondió desestimando el llamado a sala al calificar el motivo de “excusa”, porque a su entender el Partido Comunista “que es quien interpela, esta convencido de que debemos tener Fuerzas Armadas desarmadas”. Esto, claro, fue luego desmentido por el interpelante.

Y en otro momento la contestación del secretario de Estado fue de tal ímpetu que generó la primera interrupción de la cámara necesaria para restaurar el orden. “Se me trató 10 veces de mentiroso y después me dicen que se espera que esto transcurra con tranquilidad, pero no pueden decir eso. Yo tengo sangre, no voy a admitir este tipo de descalificación”, reclamó García.

En ese instante, el diputado colorado Walter Cervini se levantó de la banca para reclamar los gritos de legisladores del Frente Amplio, y ahí empezó un altercado generalizado. “No te hagas el malo, tranquilizate”, le espetó la diputada del MPP Susana Pereyra.

Las rispideces se reiteraron más adelante, y el debate se fue así tornando cada vez más caótico y desordenado. En una ocasión, Cervini llegó a acusar a la coalición de izquierda de realizar con las interpelaciones un “plan” político para allanar el camino de cara al referéndum de la LUC; en otra, el diputado frenteamplista Felipe Carballo apuntó contra el blanco Alfonso Lereté por haber tenido años atrás un accidente de tránsito por -tal como dijo- ir a una “velocidad no permitida”; después Schipani le pidió a Núñez que “levantara la bandera blanca de la rendición” porque no le quedaba “pólvora” ni “municiones”, ya que García presentó contra el interpelante una “barbaridad de documentos, datos, razones, argumentos”. Y Núñez respondía a estas cosas, aunque manteniendo el tono de voz, cuestionando la calidad argumentativa de los representantes del oficialismo.

“Me causan gracia algunos argumentos. (...) Se anotan para argumentar cosas sin sentido y hasta ahora no he escuchado a ninguno de los legisladores que hicieron uso de la palabra defender la compra” de los aviones, dijo el comunista.

Las versiones.

Además del ruido y el juego político, hay algo más que suele ocurrir en las interpelaciones y ayer se puso especialmente de relieve. Y es la formulación de realidades diferentes sobre, se supone, hechos en teoría objetivos, respaldados por documentación, archivo y evidencias varias, pero tan atravesadas por el sesgo partidario que pareciera que se aluden universos paralelos.

De manera que en lo único que hubo acuerdo ayer entre el oficialismo y la oposición durante la jornada parlamentaria fue en que el Estado compró dos aviones Hércules por US$ 26 millones.

Diputado Gerardo Núñez en la Cámara de Representantes. Foto: Francisco Flores.
Diputado Gerardo Núñez en la Cámara de Representantes. Foto: Francisco Flores.

Porque para Núñez ese fue un mal negocio que perjudicó a todo el país y que se hizo sin tener garantía y sin contar con informes previos, y para el ministro la compra fue una oportunidad comercial que otorgó más “soberanía” a Uruguay y que se hizo en absoluta legalidad.

“Nosotros pensamos que es una mala compra, una compra costosa, que se realizó sin garantías, de aviones de la década del 70, mientras se desarrollan un conjunto de recortes en nuestro país en materia de políticas nacionales y desarrollo nacional”, resumió Núñez.

“Es una compra excelente, que fue oportuna, a un precio absolutamente incomparable a los del gobierno anterior (...), ajustada al asesoramiento de nuestra Fuerza Aérea, requerida por nuestra Fuerza Aérea (...) Es una compra que ha sido envidiada por otros países por la oportunidad del costo y por su eficacia”, resumió García.

Lo mismo ocurrió cuando se abordó la problemática de los radares. García cuestionó que el principal aparato con que cuenta el aeropuerto de Carrasco, el radar Selex, estuviera desde 2016 sin contrato de garantía y desde entonces sin ser sometido a mantenimiento, hasta que se rompió este año. Núñez respondió que el gobierno anterior había dejado un refuerzo de más de US$ 2 millones para atender “el mantenimiento y la renovación del radar”, y que el ministro no utilizó esos recursos para dar solución al problema en tiempo y forma.

FA dijo que no había fundamentos para pedir la renuncia de García

La palabra “renuncia” fue otro de los términos que más se escucharon en el debate, sobre todo por parte de diputados de la coalición de gobierno que la emplearon en gritos irónicos, y que invitaban a los diputados del Frente Amplio a que se la exigiesen al ministro Javier García, tal como lo hicieron el martes pasado con Luis Alberto Heber, también durante una interpelación. El colorado Walter Cervini, por ejemplo, dijo a los diputados de la oposición que “estaría bueno que pidieran la renuncia ahora”, para así poder “desbaratar” el uso político de las interpelaciones como antesala de la campaña por el referéndum contra la LUC.

Interpelación al ministro Javier García. Foto: Leo Mainé
Interpelación al ministro Javier García. Foto: Leo Mainé

Sin embargo, desde la coalición de izquierda se transmitió un claro mensaje en este sentido, y era que no iban a proceder tal como lo hicieron 48 horas antes en el Senado con el titular de la cartera de seguridad, porque era un llamado a sala “puntual”. El diputado Daniel Caggiani pidió la palabra en un momento para señalar que “en cierto sentido (García) ha hecho una buena administración del ministerio”, lo que igualmente no quitaba la validez de la interpelación ni su crítica por “apreciaciones graves” que había hecho en esa instancia el secretario de Estado.

Y como también fue aclarado luego durante el debate, en la moción promovida por el Frente Amplio, que por supuesto que declaró como “insatisfactorias” las explicaciones de García, no hubo un pedido de renuncia.

Sobre el final, el ministro García quiso hacer un “último reconocimiento” al diputado interpelante. “Tuvimos y tendremos diferencias, pero le reconozco al diputado interpelante que haya reconocido públicamente la legalidad de los procesos que llevamos adelante, porque opinar que es bueno o malo es una cuestión de subjetividades, pero reconocer que este ministerio tuvo una administración legal de los dineros públicos es algo que yo reconozco”, insistió el ministro.

Principales ejes de la interpelación

La razón. El llamado a sala fue por la compra de los dos aviones Hércules, aeronaves que a criterio de la oposición son muy antiguas y fueron adquiridas a un costo excesivo, mientras que para el gobierno fue una oportunidad comercial para obtener aviones que se usan en varios países. También se discutió la rotura del principal radar del aeropuerto de Carrasco, y si la responsabilidad cabía al actual gobierno que no realizó mantenimiento al equipo, o al anterior, que no renovó el contrato de garantía desde que se venció en 2016.

Uso que se dio a los aviones. “Cabezudos”. Esa fue una palabra que ayer resonó varias veces en la Cámara de Diputados, y que fue replicada en Twitter. Es que el ministro Javier García comparó el uso que ya se les dio a los nuevos aviones Hércules con el que les dio, a los anteriores, el Frente Amplio. El ministro dijo que mientras las actuales aeronaves se utilizaron para, por ejemplo, ir a buscar respiradores, los ultrafreezers que en un momento fueron necesarios para albergar las vacunas del laboratorio de Pfizer, y agujas también necesarias para llevar adelante “el mejor plan de vacunación del mundo”; antes, dijo y expuso en su cuenta de Twitter, los aviones se utilizaban para hacer “turismo político”, y resaltó el caso de una visita de una delegación oficial uruguaya que durante el primer gobierno del FA viajó a la ciudad de Valparaíso (Chile) para asistir a carnavales culturales. “Los usaban para trasladar cabezudos”, advirtió. También cuestionó otro viaje a Venezuela en 2005 por US$ 150.000.

Inversiones. Además de los detalles del contrato, el diputado comunista Gerardo Núñez insistió en que esta adquisición tuvo lugar mientras ocurrió una “desinversión” en las Fuerzas Armadas, y en ese sentido citó el decreto del Poder Ejecutivo que fijó el tope del gasto en un 85%, el que no rigió para esta compra porque se solicitó la excepción. También habló del “brutal recorte implementado por el gobierno, que afecta áreas muy sensibles del Ministerio de Defensa, como la de alimentación para los subalternos y la caída del 5% del salario real del personal militar”.

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