COALICIÓN DE GOBIERNO
Fuera del Partido Nacional solo el senador colorado Germán Coutinho apoyó el accionar del gobierno.
Eran las 20:30, el Partido Nacional en bloque -más dos legisladores colorados- se acomodaba en la antesala del Senado para hacer la conferencia de prensa en respaldo al Poder Ejecutivo, y el único legislador presente en la sesión de este miércoles por parte de Cabildo Abierto estaba sentado solo en el hemiciclo de la cámara alta.
Eduardo Lust -que es diputado pero estuvo ejerciendo la suplencia del senador Raúl Lozano- repasaba los apuntes para una clase que dictaría al otro día, cuando un delegado de la bancada nacionalista le vino a preguntar si no pensaba acompañar al oficialismo en la conferencia de prensa que daría el ministro Luis Alberto Heber; el prosecretario de la Presidencia, Rodrigo Ferrés; y el director de la Secretaría de Inteligencia Estratégica de Estado, Álvaro Garcé, sobre las explicaciones brindadas en sala en torno a la polémica de la imputación del exjefe de la custodia del presidente, Alejandro Astesiano.
“Y le dije que arrancaran sin mí, nomás”, contó Lust a El País.
Entre los senadores del Partido Colorado el proceso de decisión sobre si acompañar o no la conferencia del gobierno tuvo un importante ida y vuelta, según supo El País. Había opiniones encontradas sobre la conveniencia o no de hacerlo, pero finalmente terminó primando la decisión de asistir y mostrar una señal de respaldo “ante un momento muy difícil” que está atravesando el gobierno -una postura que defendía el senador Germán Coutinho. Sin embargo, de cuatro senadores que tiene este partido, acudieron dos: a la presencia de Coutinho (representante del sector Batllistas), se sumó la de Ana Hunter (de Ciudadanos), suplente de Carmen Sanguinetti, que se encontraba en el exterior.
La foto de la conferencia de prensa para la hora de los informativos centrales -entre las 19 y 20:30 horas- tiene un peso simbólico en las sesiones parlamentarias símiles a las interpelaciones o las interpelaciones propiamente dichas, porque transmiten la clase de respaldo que tienen los convocados.
El 22 de agosto pasado, por ejemplo, cuando el Frente Amplio había interpelado a Heber y al canciller Francisco Bustillo por haberse entregado un pasaporte al narcotraficante uruguayo Sebastián Marset cuando se encontraba detenido en Emiratos Árabes Unidos, encontró a toda la coalición abroquelada detrás de los convocados al momento de hablar a través de los medios: allí estaban -en ambos extremos- dos senadores de Cabildo Abierto -Guillermo Domenech y Lozano- y los cuatro senadores del Partido Colorado, además de la bancada nacionalista.
Lust -que sustituyó a Lozano porque este estaba de viaje en el exterior- explicó que la ausencia el líder de los cabildantes, Guido Manini Ríos, se debió a su compromiso con la conmemoración de la batalla de Sarandí Grande, mientras que Domenech tenía un encuentro con el embajador de España, entre otras actividades que se superponían con el llamado en comisión general de los jerarcas del gobierno.
En el caso de los colorados, el senador Raúl Batlle se fue del Parlamento por un asunto personal, mientras que Pablo Lanz se retiró antes del Parlamento pero no dio mayores explicaciones -ni atendió los llamados de El País.
El que evidentemente sí tenía un fundamento político claro para no estar era Lust, y lo asume sin dar vueltas: “Sabemos que somos parte del gobierno, pero queríamos saber más”, dijo. Y agregó: “Me parece que no correspondía estar en la conferencia, ni defender o condenar al gobierno. Falta esperar más información” al respecto.
Defensa colorada
Entre los senadores blancos no hay mayor drama con lo ocurrido, por más de un argumento.
Entre otros, porque el problema en cuestión -que el exjefe de la custodia de Luis Lacalle Pou estuviera en ese cargo con una treintena de anotaciones policiales, un antecedente por estafa de 2015, y que coordinara sus acciones delictivas desde el piso 4 de la Torre Ejecutiva- era exclusivo de Presidencia y del partido del gobierno. “No era un tema de los demás y hay códigos no escritos: los que teníamos que poner la cara éramos nosotros”, dijo en ese sentido un senador blanco en diálogo con El País.
Por otro lado, los nacionalistas tampoco necesitaban de los votos de los socios de la coalición, porque al no tratarse de una interpelación no habría al final de la jornada una moción de respaldo: la sesión terminaba cuando se acabara la lista de oradores, y Heber y el senador convocante, Alejandro Sánchez, hicieran sus últimas intervenciones.
De todos modos, en sala también se reflejó el posicionamiento partidario, y en este plano sobresalió la intervención de Coutinho, que empleó un tono asimilable al del resto de los senadores blancos.
El colorado fue enfático en la defensa del Ejecutivo y, bien en particular, de lo actuado en todo este tema por el presidente Lacalle. Para empezar, dijo que no acusaba recibo de las acusaciones de “mentiroso” propinadas por la oposición contra Ferrés y que esperaba “las disculpas correspondientes”. Y sobre el fondo del problema, resaltó que el presidente “tuvo la virtud de accionar rápidamente y salir a contar a los uruguayos lo que le pasó: que alguien a quien él le dio confianza, le falló”. “El presidente ya dijo que se equivocó, que le erró, ¿qué más quieren que haga?”, preguntó Coutinho levantando la voz. “¿A nadie le fallaron nunca?”, siguió Coutinho, que sobre el final de su discurso señaló que su partido está “en los aciertos y en los errores”, y que en este caso los errores afectaron a Lacalle en su seguridad personal y no a la hora de “conformar un gran equipo de gobierno del Uruguay como para que este sea un gran país y salga adelante” como lo hizo en la pandemia. “(Lacalle) es el presidente que en los momentos más difíciles y a los pocos días de asumir se encuentra con una de las adversidades más duras que le tocó vivir a Uruguay y dio la talla”, concluyó.
Lust, en cambio, se mostró escéptico con lo declarado tanto por el oficialismo como por la oposición, y subrayó la idea madre con la que se quedó luego de escuchar a ambas partes: “Me ha servido para constatar que los guardias presidenciales son un grupo de amigos de los presidentes, en los que hay homicidas, narcotraficantes, abusadores, gente procesada por violencia privada, lesiones personales, violencia doméstica, porte de arma y abuso de funciones”.