Redacción El País
Guillermo Besozzi, intendente de Soriano, imputado por delitos de peculado, tráfico de influencias, concusión, omisión de denunciar delitos, cohecho, cohecho calificado y abuso de funciones, debió pedir autorización a la Justicia para asistir a un asado con el presidente de la República, Yamandú Orsi, en la residencia de Suárez y Reyes, en el Prado de Montevideo.
Esto porque Besozzi cumple con una medida preventiva de arresto domiciliario nocturno mientras aguarda el juicio en el que se verá si las acusaciones de Fiscalía se transforman en una condena judicial o si se descartan.
Como el asado era de noche, y a varias horas de distancia de su casa, Besozzi necesitaba un aval judicial. Y como la comida era una invitación del presidente de la República a todos los integrantes del Congreso de Intendentes, fue esta organización la que mandó una carta al juzgado.
Según Besozzi, le pidió a Nicolás Olivera, presidente del Congreso de Intendentes, que se encargara de enviar un escrito. "Él consiguió el permiso para que pueda estar esta noche acá", dijo ante los medios al llegar a la residencia presidencial.
"La más contenta es mi señora, que a las 12:00 tengo que estar en casa y a las 7:00 de la mañana puedo salir recién. El resto, todo igual", ironizó ante la consulta de cómo vive estos meses, desde que se formalizó la investigación en su contra.
En julio, Orsi había hecho una invitación al Congreso de Intendentes, cuando asumieron todos los nuevos jefes comunales, para hacer un asado. Les ofreció hacerlo en la Estancia de Anchorena, aunque dijo que estaría dispuesto a ir a donde lo citaran.
Finalmente se hizo en la residencia de Suárez y Reyes. La carne fue acompañada con un vino de Canelones y un flan de postre.
Hubo quienes, señalaron a El País algunos de los participantes, resaltaron especialmente "el buen clima" de convivencia política que hay hoy en el Congreso de Intendentes —lo que incluye a jerarcas frenteamplistas, nacionalistas y un colorado— a diferencia del "fuego cruzado" y el "chisporroteo constante" que por estas horas hay en el Parlamento entre oficialismo y oposición.
El presidente, por su lado, al tomar la palabra transmitió un "mensaje de cercanía" para con los intendentes —interpretaron varios de los presentes—, ya que, fiel a su estilo, recalcó que para este período estaba "abierto al diálogo directo con cada uno" de los jefes comunales, y afirmó que lo haría "sin intermediarios, como en su momento lo hacía José Mujica".
"Reivindicó la herramienta y el rol del Congreso de los Intendentes. Se mostró muy receptivo", dijo a El País el intendente de Durazno, el nacionalista Felipe Algorta.
Orsi también les pidió que se concentraran en la etapa que comienza ahora, ya pasado "el clima electoral", que debería ser de "aterrizaje en el territorio" con obras concretas. "Ya pasó la euforia electoral que todo lo tiñe, ahora tienen que aterrizar las políticas", sintetizó uno de los jefes comunales consultados.
Como conclusión, los dirigentes se fueron de la residencia presidencial con la idea de que hay un "excelente relacionamiento" entre todos los jerarcas departamentales "y con el Poder Ejecutivo", y que ambas partes comparten "una agenda común" que buscarán llevar adelante aprovechando la armonía política, ajena a "las trincheras" del Parlamento.
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