Autocrítica del Partido Nacional traza plan para 2029: denunciar el wokismo y "disputar el espacio simbólico"

Delgado presentó el documento que señala que hubo “decisiones ambiguas y fallos de diagnóstico”. Sobre la elección de Ripoll dice que esto tuvo que ver con "su historia y su llegada a sectores postergados hablaban de la voluntad de hacer una propuesta más amplia y abarcativa".

Luis Lacalle Pou y Álvaro Delgado en la Convención Nacional del Partido Nacional.
Luis Lacalle Pou y Álvaro Delgado en la Convención Nacional del Partido Nacional.
Foto: Leonardo Mainé.

El Partido Nacional aún buscar cerrar las heridas que quedaron abiertas tras la victoria de Yamandú Orsi. El presidente del directorio, Álvaro Delgado, se colocó este lunes, en conferencia de prensa, como el “primero de la fila de responsabilidades”. Al mismo tiempo, a la interna del partido, presentó un documento titulado “Proceso de Análisis, Autocrítica y Oportunidades de Mejora”, al que accedió El País, que a partir de lo recabado en las instancias regionales que se hicieron a lo largo y ancho del país —con la presencia de militantes, ediles, legisladores e intendentes—, más un análisis de la derrota realizado por Opción Consultores, busca ser una “reflexión” sobre lo que fue el proceso electoral.

El documento de autocrítica no se puso a consideración del directorio para su votación, algo que no se espera que suceda más adelante en pos de cerrar la etapa. Es sí, el “informe definitivo” de la mesa del partido, y lleva las firmas de Delgado y de los tres secretarios (Gloria Rodríguez, Armando Castaingdebat y María de Lima). El documento contiene, además, un plan de acción hacia 2029, qué sí pasará a consideración del directorio.

El análisis, entre otras cosas, señala que hubo “decisiones ambiguas y fallos de diagnóstico” durante la campaña. También sostiene que sería “necesario revisar los criterios utilizados para conformar los equipos estratégicos”. Se critica que el “uso del tiempo y el acercamiento territorial fueron deficientes”. También lo fue, se señala, la comunicación, que “se centró, fundamentalmente al inicio, en medios tradicionales”, mientras que la “innovación llegó tarde y no logró consolidarse”.

Otras líneas del informe se dedicaron a la elección de la fórmula, con Valeria Ripoll como aspirante a la vicepresidencia. Allí se explica que “sobre la fecha de la elección interna, el equipo de campaña evaluó que se necesitaba, en un escenario muy disputado, una opción disruptiva que cumpliera algunos objetivos estratégicos: abrir el partido, tender puentes con nuevos sectores, reforzando sensibilidad social”. Es así —continúa el documento— que “surgió el nombre de Valeria Ripoll”, dado que “su historia y su llegada a sectores postergados hablaban de la voluntad de hacer una propuesta más amplia y abarcativa”.

Valeria Ripoll, emocionada al presentar propuestas sobre personas con discapacidad.
Valeria Ripoll.
Foto: difusión.

Al mismo tiempo, se marca que el “error” estuvo en que no supieron “construir correctamente el proceso de esa elección”. Y se añade: “Faltó preparación política interna, faltó escucha hacia los sectores y dirigentes. El anuncio se sintió sorpresivo y sin tiempo para madurar su significado dentro del partido. La experiencia demuestra que las decisiones estratégicas deben contar con un tiempo de maduración política mayor y con mecanismos de consulta interna más amplios”.

Por otra parte, se concluye que, en líneas generales, los blancos no supieron “escuchar con la profundidad necesaria” durante la campaña. Y que no lograron que la coalición “se proyectara como una propuesta electoral conjunta”. En esa línea, se analiza: “Las diferencias internas predominaron sobre las coincidencias, y la ciudadanía percibió más una suma de partes que una visión común. Se requieren nuevas reglas de funcionamiento para la coalición, que contemplen identidad propia de cada partido, pero también unidad en los objetivos estratégicos”.

También se hace referencia al Frente Amplio. Y se señala que este partido “ha construido durante décadas un entramado institucional y cultural que excede la política partidaria”, en las que hay universidades, centros académicos y sindicatos. En contraposición, el Partido Nacional —dice el documento— tiene una “debilidad” en ese terreno, lo que los “deja en desventaja a la hora de disputar ideas y valores”. Por eso, entienden que “se necesita construir espacios propios de pensamiento, reflexión y proyección cultural, desde su matriz republicana y popular”.

Más adelante en el documento, sin dar nombres, dice: “La asunción de cargos políticos por parte de sindicalistas, académicos y comunicadores tras la elección confirma lo que muchos intuían: una red ideológica organizada con participación en múltiples niveles de influencia. Lo que parecía neutralidad era militancia. Y lo que parecía análisis técnico era activismo. Esta revelación nos obliga a redoblar esfuerzos para difundir el pensamiento nacionalista y presencia institucional”.

Plan de acción

Una segunda parte del documento de autocrítica habla del plan de acciones para el periodo 2026-2029. “Una de las claves —dice allí— para recuperar centralidad cultural es el impulso sostenido de una producción intelectual propia, que cuestione los dogmas de la izquierda y desmonte sus mitos fundacionales”. Entienden que deben “dar debate desde contenidos que visibilicen tanto” la identidad del partido como la “real del adversario”. Y se añade: “Sobre ellos, hay que denunciar, por ejemplo su excluyente progresismo identitario así como el wokismo, ambas ideologías fragmentadoras que debilitan los vínculos sociales y la noción de bien común”.

En esa línea, creen que es “tiempo de disputar el espacio simbólico con argumentos, datos, narrativas y propuestas alternativas”. Para ello ven “necesario impulsar y crear un equipo intelectual interdisciplinario, con fundamentos en la libertad, la justicia social, el desarrollo sostenible y el republicanismo”.

Además, ven “necesario crear un ecosistema de medios partidarios y editoriales que produzca contenido de alto nivel: ensayos, podcasts, conferencias, videos y artículos”. “Hay que disputar el espacio simbólico con pensamiento propio. Durante años renunciamos a la disputa simbólica. La izquierda mantuvo presencia cultural; nosotros nos concentramos en la gestión”, concluyen. Esta segunda parte del documento se propuso que pasara a la comisión de asuntos políticos para que trabajara —con este insumo y otros que puedan aparecer— sobre acciones para llevar adelante en el periodo 2026-2029.

Delgado, en su rol de presidente del directorio, hizo hincapié al finalizar la sesión del lunes en que se busca la “oportunidad de mejora” y destacó como “histórico” el proceso que realizó su fuerza política en este camino hacia la autocrítica. Además, indicó en la conferencia de prensa que hay que “ver las causas para corregir cosas que se pueden haber hecho mal”, y enfatizó que lo importante es “empezar a volver y volver mejor”.

Insatisfacción con el gobierno y ausencia de Lacalle Pou

El extenso informe de Rafael Porzecanski, en tanto, detalla cuáles fueron según el análisis de Opción Consultores las principales razones que llevaron a la coalición republicana —encabezada por el Partido Nacional— a perder el gobierno.

Pese a que la mayoría de los dirigentes del Partido Nacional ha centrado la atención en la campaña de Delgado y en la elección de Ripoll como su compañera de fórmula, Porzecanski advierte otras varias razones que pudieron haber llevado a la derrota, desde cuestiones demográficas a que un segmento importante de los votantes que migraron de la coalición a otras opciones estaba insatisfechos con la gestión gubernamental.

“Al comienzo del ciclo de gobierno, la coalición contaba con una ventaja auspiciosa en intención de voto sobre el Frente Amplio. Sin embargo, el potencial electoral de la coalición sufrió un declive sobre la mitad del período, quedando emparejada ante el Frente Amplio en los escenarios de intención de voto estrictamente partidarios. Este cambio ocurrió a la par de una caída relevante de la aprobación de la gestión”, referencia el trabajo.

En consonancia, marca dos fenómenos que incidieron significativamente en los cambios de preferencia de los que cambiaron su votación: la insatisfacción de ese electorado con la situación y la gestión económica y el fuerte deterioro de la imagen de gestión en seguridad pública que sufrió el anterior gobierno, que había sido un diferencial ante el Frente Amplio al comienzo de la gestión pasada, pero que se fue diluyendo.

Opción también se refirió a la ausencia como candidato presidencial del principal líder de la coalición, el expresidente Luis Lacalle Pou.
“Este impedimento afectó al votación del bloque. Poco antes de la elección, Lacalle Pou registraba una popularidad muy superior al resto de los candidatos entre el electorado indeciso. Si hubiera existido reelección, factiblemente el bloque hubiera mejorado su performance”, plantea el analista.

Se agrega, en esta línea, que tampoco participaron de la disputa electoral ni se proyectaron como eventuales jerarcas de una futura administración dos de los exministros mejor valorados del gobierno anterior: Daniel Salinas y Azucena Arbeleche.

Pese a ello, se sostiene que con una oferta de candidaturas y una campaña diferente —con otras decisiones estratégicas— la coalición hubiese podido lograr una votación más elevada a la alcanzada, dado que había durante 2024 “señales mixtas” con respecto a la continuidad o alternancia.

Credencial en mano, Luis Lacalle Pou bromea con periodistas antes de votar
Luis Lacalle Pou el día de las elecciones departamentales.
Foto: Estefanía Leal

Ruido interno

El documento que presentó Delgado y la mesa del directorio, al igual que el realizado por Opción Consultores, es visto con ojos críticos por varios dirigentes del partido, según pudo saber El País. Varios dirigentes de primera línea del partido, por ejemplo, señalaron que no fue el equipo de campaña, como dice la autocrítica, el que eligió a Ripoll, sino que esto fue más bien una decisión personal de Delgado. No obstante, también entienden que la autoocrítica dentro de la interna blanca debería ser ya un proceso terminado.

El líder del Herrerismo, Luis Alberto Heber, en tanto, dijo a El País que se recibió un informe del presidente del directorio y la mesa “con su visión de la autocrítica” y que ahora cada sector lo analizará. En su caso, tiene “algunas discrepancias y algunas coincidencias con el documento”, y estas últimas van a ser analizadas a la interna del Herrerismo.

Por su parte, el senador del Partido Nacional Martín Lema, ante la consulta de El País, insistió en que fue un “gran gobierno de coalición el encabezado por Lacalle Pou y representó un activo en la campaña electoral” y que la gran razón de la derrota fue que esto no se pudo “capitalizar”. La describió como una administración que “enfrentó adversidades al mismo tiempo que transformó”, y marco algunos hitos, entre los que están: “Bajó impuestos, construyó rutas, hospitales, instaló CTI públicos, bajó la inseguridad alimentaria, instaló un centro de referencia en políticas sociales en Casavalle”.

El senador Javier García, también consultado para este artículo, prefirió no hacer declaraciones.

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