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Peña prepara su defensa ante comisión de ética del Partido Colorado y su desembarco al Senado

El exministro siente que tiene suficiente respaldo para volver al Parlamento.

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Adrián Peña en la Cámara de Diputados
Adrián Peña en la Cámara de Diputados.
Foto: Leonardo Mainé

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Por Joaquín Silva
Los días para Adrián Peña no han cambiado todavía, a una semana de su renuncia al cargo de ministro de Ambiente, luego de haber mentido acerca de su condición de licenciado en Dirección de Empresas, titulación que aún no alcanzó porque debe un curso breve en la Universidad Católica.

La rutina sigue siendo más o menos la misma porque sus días están llenos de reuniones para completar la transición con Robert Bouvier, tarea prioritaria para el exministro porque lo obsesiona que la gestión en Ambiente -en la que a su criterio se cumplieron todas las metas trazadas desde la creación de la Secretaría de Estado en julio de 2020- no se vea impactada por el cambio de mando.

Luego vendrá un anunciado descanso, pues se tomará licencia en el Parlamento -en donde tiene la banca de senador, lugar que aún ocupa su suplente, Pablo Lanz- y también en su rol de coordinador del sector Ciudadanos, el grupo que quedó de alguna manera liderando desde que el excanciller Ernesto Talvi decidió su alejamiento total de la política.

No está determinado con exactitud cuánto tiempo estará fuera, pero se estima que serán entre dos y tres meses, período en el que, según lo tiene planificado, Peña aspira a completar los estudios universitarios, si es que en marzo se abren cupos para el curso en cuestión.

¿Y luego? Aunque en política nada está nunca definido de antemano, su plan es volver a la banca de la Cámara de Senadores para asumir un rol que supo ejercer en el primer semestre de este período de gobierno -en donde participó, entre otras cosas, en la redacción de la Ley de Urgente Consideración- y allí se supone que continuará coordinando el sector.

Eso es, al menos, lo que quieren varios dirigentes de Ciudadanos y lo que tiene previsto el propio exministro, una vez que termine de despejar su cabeza y sortee la cita que tiene con la Comisión Asesora de Ética y Conducta Política del Partido Colorado, que recibió tres denuncias internas sobre la situación del exintengrante del Ejecutivo.

“Las denuncias se basan en los hechos notorios que han sido comentados por el propio involucrado”, dijo al respecto días atrás el constitucionalista Jaime Sapolinski, integrante de este órgano. “Acá ha habido una inconducta, pues esto es una actitud que no corresponde. Esa es la posición de los denunciantes”, agregó.

el dato

Ciudadanos confía en el liderazgo de exministro

Hasta hace tan solo unos días, para algunos dirigentes de Ciudadanos Adrián Peña era un nombre que no se podía descartar para las internas de 2024.

Hoy el escenario es otro y, ante las consultas, la respuesta espontánea es que ahora no es tiempo de pensar en candidaturas. Pero lo que sí hay es confianza en el liderazgo o el rol preponderante que seguirá ejerciendo en la agrupación. “Siempre fue un gran legislador y lo veo muy fortalecido”, señaló, por ejemplo, la diputada María Eugenia Roselló. “Ahora lo que tiene que hacer es descansar, retomar su carrera, bajar a tierra y luego volver al Senado”, consideró.

El respaldo

Lo que predomina hoy en el estado de ánimo de Peña es el optimismo de que lo peor ya pasó, que el error -una mentira, según sus palabras, que calificó de “infantil”- ya fue asumido políticamente y que no debería merecer más castigo que el ya se aplicó a sí mismo: la renuncia al gabinete.

Por eso la parada técnica que supone el juzgamiento de la comisión de ética de su partido no le preocupa, aunque sí lo ocupa: notificado oficialmente de las denuncias, tiene desde ayer 10 días hábiles para presentar sus descargos, por lo que en esta semana estará también abocado a preparar las “líneas de defensa” que no diferirán mucho de lo que ya ha dicho a la prensa, aseguraron a El País fuentes partidarias. Y después deberá esperar el informe del organismo, que podrá o no recomendar sanciones (ver aparte), pero que, para Peña, es difícil que se adopte la más dura de todas, que es la expulsión.

La confianza del exministro en su situación se sostiene también en el respaldo prácticamente unánime que recibió del sistema político, incluyendo a actores de primera línea del Frente Amplio, como por ejemplo la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, quien le escribió un mensaje mandándole un “abrazo” y también lo respaldó públicamente: “Quiero reconocer su labor como ministro”, declaró.

También recibió mensajes de apoyo de casi todos los intendentes, y un respaldo directo del secretario general de los colorados, el expresidente Julio María Sanguinetti, quien le transmitió que había sufrido un “revolcón” del que no tenía dudas que se recuperaría. Lo mismo entienden en la bancada de su agrupación, que le ha transmitido a su coordinador que lo “precisan” en el Senado y apuntalando al grupo.

Su salida también disgustó dentro de Torre Ejecutiva, porque veían en Peña a un “aliado” de confianza en la coalición, aunque fuentes políticas señalaron que para el oficialismo se trata de una pérdida que se compensará, porque Peña pasará ahora a ser un “articulador” parlamentario de la coalición de gobierno y un nexo entre la cúpula de Ciudadanos y los legisladores de otros partidos.

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Las sanciones que están previstas por la normativa de los colorados

La carta orgánica del Partido Colorado dispone, en su artículo 10, que los afiliados al colectivo y quienes lo representen en cargos políticos pueden ser sancionados en el caso de incurrir en “conductas reñidas con la ética o la moral, dentro del partido, representando a este o en su vida pública”, entre otras casos previstos por la norma.

Las sanciones que pueden aplicarse están detalladas en el último artículo del Código de Ética y Conducta Política. Allí se establece que en el caso de que el político analizado haya tenido una de las conductas descritas en la carta orgánica, la comisión de ética recomendará a la Convención Nacional del partido una de las siguientes cinco penalizaciones: apercibimiento -que sería la más leve-, suspensión de la afiliación, “censura que importe el descrédito partidario”, la solicitud de la “renuncia o remoción de los cargos partidarios o públicos que ocupe en representación del partido” y, por último -la más grave-, su expulsión.

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