En el mes de octubre del año pasado, una Unidad Especializada en Violencia Doméstica y Género en Montevideo recibió la denuncia sobre un presunto abuso de una madre a su hija. El denunciante era el padre de la menor, quien junto a su pareja habían escuchado el relato de la víctima.

El relato de la niña aludía desde golpes y maltratos, hasta la concreción de abuso sexual por parte de su madre en reiteradas ocasiones. Contó que su madre le ordenaba sacarse la ropa interior y que le tocaba sus partes íntimas, entre otras agresiones.

A partir de allí, comenzó una investigación aún en curso, que tiene como último antecedente la decisión del Juzgado Especializado en Familia de 5° turno de dar el alta médica a la niña -quien se encontraba en el Hospital Militar mientras se realizaban informes- y que sea su madre quien quede a cargo de su cuidado.

Según aseguró la defensa del padre de la niña, Juan Perdomo, durante el proceso se han vulnerado los derechos de la menor con irregularidades y esta última resolución es “dar un paso más” en esta línea.

“El padre reclama tener la tenencia provisoria para evitar que caiga en manos de su presunta agresora y que sea influenciada”, dijo el abogado a El País.

Poco tiempo después de presentada la denuncia por el padre de la menor, Fiscalía dispuso una serie de diligencias, entre las que aparecía que el equipo multidisciplinario del Hospital Militar -y personal del INAU- realizara informes sobre las declaraciones de la menor.

El centro es la prestadora de salud de la niña y por esto fue elegido para los informes, pero también es el lugar de trabajo de su madre.

“El equipo de trabajo conoce a la acusada cosa que no es buena y además la niña está expuesta a que su madre pueda acercarse en cualquier momento”, afirmó Perdomo.

Otra preocupación de la defensa es que la Justicia también haya habilitado a ambos padres, incluida la mujer denunciada, a ver a la niña mientras se sometía a los informes forenses ocho horas cada uno, mientras durara esa etapa. “¿Dónde se ha visto que el presunto abusador tenga contacto directo con la víctima”, reclamó el abogado.

Perdomo indicó, además, que existen más detalles que aún no se explican, como el hecho de que la menor no tuviera una defensa particular y que recién en la ultima audiencia se haya determinado la elección de una. “La menor tuvo una defensa de oficio, determinada en lo formal pero sin ninguna sustancia. Dos abogadas que estuvieron de decorado. Fueron elegidas el mismo 5 de enero pasado de la audiencia y ni siquiera se acercaron o se comunicaron con la menor”.

Las pericias realizadas a la víctima fueron otro pilar del caso, ya que golpearon el sustento de la denuncia presentada por el padre y son objeto de crítica por parte de Perdomo.

De estas se desprende que la niña menciona sufrir golpes y abusos de su madre, pero a través de declaraciones “no espontáneas”, es decir, que son relatos preparados o repetidos por la menor.

Para Perdomo, el vínculo de quienes realizaron el trabajo y la acusada “despierta suspicacias, porque la menor declaró ser abusada y el informe la contradice”.

Por este hecho, el abogado solicitó en forma reiterada que se realice una “pericia imparcial y objetiva” por la que buscará comprobar la denuncia en futuras audiencias.

El juez del caso le otorgó esta petición, pero deberá ser acordada con el abogado que se defina para la menor.

La madre de la menor fue citada a declarar en varias ocasiones, y en todas argumentó dos cosas: que no había abusado de su hija en ningún momento y que detrás de la denuncia de su expareja estaba la solicitud que hizo de una pensión alimenticia. Según sus declaraciones, lo único que pudo ver la niña fue que su madre se cambió “un adherente” en una ocasión -la niña había relatado que la madre le ponía “sangre” en sus labios- y que en otra vio una película con ella donde uno de los personajes se sacaba el buzo y que fue por eso que la menor dijo que la mujer “miraba desnudos”. Además, destacó que la menor dijo a su psicóloga “que mintió” en sus acusaciones contra su madre y que lo hizo como “llamado de atención” por no estar con ella “todo el día”. La mujer también señaló que le había solicitado al padre de su hija una pensión a la que este, luego de otorgarla por dos meses, se había negado y luego presentó la denuncia en su contra. “Me agredió con insultos (por audio y) en presencia de la niña”, dijo la acusada para ejemplificar la reacción de su expareja luego de que conociera las peticiones de esta. “Luego de allí comenzó a hacerme la vida imposible”, afirmó también.

Según su versión, tiene la tenencia legal de la menor, ratificada desde el 12 de diciembre. En la última audiencia utilizó este argumento y se le solicitó que presentara la documentación que lo sustenta en los próximos encuentros.