CENTENARES CORTARON LA RUTA 3
Cientos de personas bloquean ingreso a la ciudad: increpan a jerarca policial.
En un hecho sin precedentes en la historia del departamento, centenares de personas congregadas en las inmediaciones de La Gaviota, cortaron ayer el tránsito de la Ruta 3 por espacio de tres horas y media. Decenas de cubiertas se quemaron para impedir el tránsito, lo que dejó aislada a la ciudad con el Sur del país. Ómnibus con turistas, camiones de transporte de carga internacional y vehículos particulares se fueron acumulando hasta que se generó una cola de varios kilómetros de extensión. La medida no fue otra que la de protestar en demanda de mayor seguridad pública, ante el incremento de los homicidios y rapiñas que se registra en este punto del país.
Los momentos más tensos de la movilización —a la que fueron familias enteras con niños de todas las edades— se vivieron con la llegada del jefe de Policía, Oldemar Avero. La advertencia del jerarca del Ministerio del Interior enardeció a los autoconvocados, que ya en ese momento controlaban todos los puntos de salida o de ingreso a la ciudad. "La ruta no puede cortarse por un tema de salud pública, por libre circulación. Y si la siguen cortando, no voy a tener más remedio que sacarlos de acá", advirtió Avero.
La respuesta negativa a coro no se hizo esperar y el debate transcurrió en términos muy fuertes, lo que obligó al jefe de Policía a desistir de su presencia en el lugar. Terminó por retirarse a los cinco minutos de ese intento de diálogo.
"A los que tiene que sacar de la calle es a los pichis de los barrios, ahí tienen que atracar, no acá que somos gente que vinimos a cortar la ruta para que nos escuchen. Necesitamos que se nos cuide. ¿Es tanto pedir? Es un derecho que tenemos", le recriminó uno de los tantos vecinos que colmaron el lugar.
Otro participante de la movilización le dijo al jefe de Policía que era un comerciante y que ya no puede seguir trabajando. En ese momento, otro hombre a viva voz le gritó a Avero: "¿Sabe quién soy yo? Soy al que ataron ayer de noche y al que cagaron a palos dentro de su casa. Me llevaron la plata, la tele y me pegaron una paliza. Soy Sergio González. ¿Y sabe lo que me dijeron? No te mato por que te conozco. ¿Y qué hizo la Policía? Nada".
Simultáneamente, ya en un desvirtuado y acalorado diálogo, una mujer mostraba una foto que decía era de su hermano asesinado.
Cuando tuvo oportunidad de no ser interrumpido, Avero transmitió a los manifestantes que lo escuchaban que por orden del Ministerio del Interior estaba arribando un contingente de la Guardia Republicana como refuerzo a la Policía local. "Ya pasó y está todo igual", salió al cruce otro enfurecido hombre, en referencia a la presencia de ese grupo especial.
Los ánimos se caldearon más cuando Avero insistió que no iba a permitir el corte de ruta, aunque los manifestantes permanecieron por más de tres horas y sin que se cumpliera una orden judicial de desalojo.
"Hay muchas familias con niños, muchas mujeres, no podemos emplear la fuerza, tenemos que negociar", dijo un policía que confirmó la intimación de retirar a la gente por parte de la Justicia.
Negociaciones.
Una petición de desocupar media calzada de la ruta nacional tampoco tuvo receptividad en la mayoría. Y la situación se mantuvo así hasta prácticamente la caída del Sol, cuando un grupo que cortaba a la altura de la planta de Indulacsa vino al encuentro con el grueso de los manifestantes que se desplegaban en todo el ancho del asfalto y las banquinas, a metros de la circunvalación del monumento al ingeniero Eladio Dieste, más conocido como La Gaviota.
Al grito de ¡un pueblo unido jamás será vencido!, finalmente comenzó la desconcentración, mientras una dotación de Bomberos apagaba las llamas de decenas de cubiertas que quedaron esparcidas en la ruta.
Tras más de una hora de diálogo con distintos manifestantes, el subjefe de Policía, Adolfo Cuello, acordó seguir conversando en procura de mejorar la seguridad en el departamento.
La presencia en Salto de un contingente de 15 efectivos de la Guardia Republicana, que fuera ordenada por el ministro Eduardo Bonomi ante el clima de inseguridad pública que se vive y ante los hechos de violencia con muertes y rapiñas, fue anunciada ayer y habría coincidido con la movilización en la ruta de acceso a la ciudad.
Efectivamente, eso sucedió sobre las 16:00 horas, cuando tres camionetas, dos de ellas con motos y una con un cuatriciclo en su cabina, arribaron en medio del tumulto y quema de cubiertas.
Tras un breve diálogo entre el oficial a cargo y algunos de los manifestantes, el convoy fue avanzando por la banquina. Luego de sortear la fogata, se encaminó al edificio de la Jefatura.
No todos estaban de acuerdo con que estos vehículos cruzaran por la zona cortada, pero primó el sentido del reclamo: mayor presencia policial en el departamento. Mientras unos aplaudían ese ingreso a Salto, otros no dejaban de reconocer su tristeza por la escena. “Tengo algunos años y ya viví esto. Qué dolor que me origina el ver aplaudir la presencia de un grupo de represión; a lo que estamos llegando”, dijo un hombre mayor a su hija mientras cuidaba de sus dos nietos.
Algunos de los manifestantes que dialogaron con el oficial de la Republicana previamente, en fuerte tono, le reclamaron firmeza y determinación con la delincuencia. “No se dejen impresionar ni coimear, miren que nos están matando por unas monedas, no aguantamos más, por eso estamos aquí”, le advirtió al uniformado.
Conferencia.
Hoy lunes en horas de la mañana la directiva del Centro Comercial e Industrial de Salto brindará una conferencia de prensa para informar sobre las gestiones que se hicieron el fin de semana ante las autoridades nacionales y departamentales, atendiendo el reclamo de sus asociados.
El sábado mantuvieron una reunión con el intendente Andrés Lima, que pretende formar un movimiento social para que transmita al gobierno nacional cuál es la situación del departamento en materia de inseguridad. Los comerciantes están exigiendo a los parlamentarios y a quienes ocupan cargos de gobierno que se involucren con esta causa.