Por Pablo Méndez
El joven Santiago Barreto murió el pasado sábado en el Cerro luego de ser baleado por la Policía. El hombre de 26 años manejaba su moto cuando fue abatido al ser perseguido por dos policías. Sin embargo, no está claro que sucedió ya que las imágenes de las cámaras junto a la versión de testigos generan relatos contrapuestos.

Para la familia del joven, lo que sucedió fue un caso de abuso policial. Mientras que para los efectivos, se trató de consecuencias de seguir el protocolo de actuación.

Matías conocía a Santiago. Si bien en la madrugada del trágico episodio no estaba con él, relató a El País la versión que le dieron familiares del fallecido. Según lo que contó el joven, Barreto había salido de su casa en Santa Catalina hacia el club de pesca del Cerro a buscar a una joven. Durante el camino se topó con un control policial. Barreto decidió esquivarlos y recibió un disparo.

Según fuentes del caso, ese primer disparo no está corroborado por la autopsia, pero en el informe de ingreso del joven a la policlínica donde fue trasladado figura con dos disparos. Matías no sabe por qué su conocido los esquivó, pero aseguró que lo que sucedió luego fue, en su opinión, un exceso.

“Yo estaba en la esquina de Estados Unidos y Gibraltar, cuando lo veo venir a él y a la camioneta del patrullero que lo perseguía”, narró el testigo.

Según su relato, el fallecido dobló a la derecha en Gibraltar con dirección a la casa de su tía que vivía por esta calle a media cuadra. Una vez allí intentó abrir el portón de ingreso, pero recibió un disparo.

“Le tiró por la espalda, desde el asiento del acompañante. El policía se acomodó y le tiró”, afirmó el testigo. Luego pudo ver como Barreto dio la vuelta, cruzó Estados Unidos en su moto y cayó al llegar a la esquina de Gibraltar con Japón.

Detrás de él bajaron los oficiales, quienes hicieron caso omiso a su consejo. “Les dije que le sacaran el casco porque se estaba ahogando con la sangre. Nos dejaron hacerlo al rato”, relató el testigo.

Luego los policías comenzaron a “cargarlo en la caja de la camioneta”. Lo hicieron con la ayuda de una empleada de un residencial ubicado en la esquina, quien quedó registrada en el video de un vecino.

Según supo El País a través de otra trabajadora de la residencia, su compañera escuchó un disparo y salió afuera. Allí se encontró con el cuerpo, los oficiales y dos personas. Al ver que el joven estaba herido ayudó a los policías a subir al malherido.

Matías aseguró que los oficiales salieron del lugar sin la sirena prendida y con “demasiada calma”, según dijo. A los pocos minutos volvieron y quedaron registrados en otro video, en el cual aparecen retirando la moto del joven.

Para Matías, es importante aclarar que Santiago “no tenía un arma” y que está claro que los oficiales “se equivocaron”. Y además, insistió en la importancia de que se esclarezcan los hechos para evitar que, en caso de constatarse el abuso policial, esto vuelva a suceder. “Mañana podemos ser cualquiera de nosotros”, dijo.

Por su parte, el Ministerio del Interior inició una investigación administrativa para saber si hubo un “corrimiento” del procedimiento por parte de los funcionarios.

Según la versión aportada por el organismo el sábado, sobre las 5:00 horas de ese día, funcionarios policiales patrullaban en el Cerro cuando vieron a un joven en moto en una “actitud sospechosa”. Los policías comenzaron a perseguirlo y, en un momento, el joven giró en u generando que los policías le dieran la voz de alto.

El hombre habría ignorado la advertencia, según el ministerio. Esta versión señala que es allí cuando los policías efectúan un disparo al observar que el sujeto habría hecho un ademán de tener un arma.

Unos 100 metros más adelante del lugar del disparo, el hombre detuvo su marcha y cayó.