HORACIO VAROLI
Bailar está de moda. Y no sólo por un sueño. Cientos de uruguayos aprenden salsa, cumbia, hip hop, tango, merengue y géneros folclóricos. Según un estudio 90% son mujeres. La mayoría lo hace por diversión y van solas, en parejas o en grupos.
La cumbia (plena, el reggaetón o la cumbia villera) es el género que prefieren los uruguayos a la hora de bailar, de acuerdo a una investigación de Walter Veneziani, un bailarín, investigador y docente de danza tradicional y tango.
Los más jóvenes -según ese estudio- prefieren mover las caderas con los ritmos tropicales antes que con cualquier otro estilo. Después eligen el pop y el rock, cuya principal manifestación coreográfica es el llamado "pogo".
Si bien los mayores de 50 se inclinan por el tango, su segunda opción es la tropical-plena. Los que tienen entre 35 y 55 años eligen bailar pop anglosajón y la porteñada de la década de 1970 (influencia que se refleja en "la noche de la nostalgia"), y en menor medida también eligen la música tropical.
"Lo que más se baila y se disfruta aquí es la cumbia por lo que tendríamos que decir que es la música nacional", dijo a El País el antropólogo Renzo Pi Ugarte, que colaboró con la investigación.
Más allá de estas preferencias, la participación de Daniel Rojas en el programa de Marcelo Tinelli (fue pareja de baile de Evangelina Carrozzo, la reina del carnaval Gualeguaychú, devenida en activista anti-plantas de celulosa) despertó el interés de otros uruguayos por el baile. Lo dicen los propios profesores de las academias.
MODA. "La tele llama mucho; ahora hay una movida por el baile", dijo Eduardo García, profesor de salsa y hip-hop que enseña en la academia Baile Urbano. "Es lo mismo que pasaba cuando estaban los progra- mas de canto. Ahí se generó al-go que todo el mundo quería aprender a cantar".
Para las niñas, por ejemplo, la influencia de figuras como Shakira y telenovelas como "El Clon" hicieron que la danza árabe (o cosas que se hacen bajo ese rótulo) sean hoy un atractivo para bailar, dice el informe de Veneziani. Lo mismo pasa con el flamenco, aunque despierta más interés entre mujeres mayores de 25 años.
Según el informe, el 90% de los que van a aprender a bailar son mujeres, lo que "pone en evidencia la filosofía represora y machista de esta sociedad".
Sin embargo, hay profesores que afirman tener clases "parejas" en lo que a género se refiere y, ocasionalmente, "con más hombres que mujeres".
Al menos eso le pasa a Eduardo García. El jueves pasado, en una de sus clases de salsa, había la misma cantidad de hombres que de mujeres, y no porque haya que asistir en pareja. "Los que vienen tienen como primer propósito aprender y después divertirse", dijo.
Por su parte, Fernando es profesor del método Pilates, pero desde hace unos meses también da clases de hip-hop. Tiene su salón en un garaje. Está acondicionado como todos los lugares donde se enseña a bailar: una pista amplia, un equipo de audio y un espejo que ocupa toda una pared.
En su clase eran todas mujeres. Y todas jóvenes. "Es un estilo que requiere mucha energía. Hay un ejercicio aeróbico permanente", explicó. Si bien hay quienes concurren para hacer ejercicio y bajar de peso, otras se lo toman más en serio. Incluso con el fin de formar un grupo y actuar. En una clase de hip-hop se aprenden técnicas o movimientos, coreografías, pero siempre con una cuota de improvisación.
La salsa, la música tropical y el hip-hop están en auge. Aunque también el folclore y el tango. Según el informe de Vene-ziani, más de 5.000 individuos en todo el país le dedican entre tres y cinco horas semanales a aprender folclore, y entre 250 y 300 personas le dedican dos horas semanales a las clases de tango.
TANGO. El tango y la milonga también son estilos que interesan para aprender. Y el público es mayoritariamente adulto.
En "Lo de Margot" -un pub tanguero, como lo definió su dueña- se dictan clases desde hace 10 años. "Es un ejercicio completo. Se baila de a dos, se siente, se expresa. Para bailar tango hay que aprender equilibrio, postura, movimiento; hay que caminar frente a frente con la otra persona, sin pisarse, expresando un sentimiento", dijo Margot Mateauda.
Todos los profesores y entendidos (como Margot) coinciden que para aprender a bailar no sólo se requiere constancia, sino también virtudes.
"Depende del talento de cada persona. Cuanto más sabés, más pasos sacás y más figuras hacés", dijo Margot. Allí se dictan clases semanales de una hora.
Eduardo García dijo que un alumno puede aprender en poco tiempo si asiste dos veces por semana a clase. Lo mismo opinó Fernando.
Ahora sí. Si usted quiere divertirse, moverse, conocer gente y -eventualmente- anotarse en un concurso, ya sabe qué hacer.
Identidad cultural
En una encuesta se preguntó cuáles danzas identifican a Uruguay. Las tres más nombradas fueron: Tango (23%), Candombe (19%) y Pericón (16%).
En la misma encuesta se preguntó cuáles danzas bailaban en sus familias. Las más nombradas fueron: Pericón (18%), Tango (15%) y Candombe (11%).
La encuesta fue realizada en el marco de la investigación de Walter Veneziani. Fueron consultadas 200 personas.
Las manifestaciones de baile con menor antigüedad (tropical, pop, etc.), son muy poco tenidas en cuenta como "identidad cultural".
Aprenda a bailar
Las clases de baile -más allá de los estilos- cuestan alrededor de $ 50 a $ 150.
Los profesores recomiendan asistir a las prácticas al menos una vez por semana. El talento de los alumnos puede generar resultados más rápidos.
En "lo de Margot" se enseña tango, milonga y danza árabe. Una clase de tango y milonga cuesta $ 100. El teléfono es 4106230.
En la academia "Baile Urbano" se dictan clases de salsa, hip-hop, tango, jazz, entre otras. Cada clase cuesta $ 50. El teléfono es 4023837.
Nacho Cardozo también tiene una academia de baile. Su teléfono es 4101742.
La cifra
6% - Son los uruguayos que concurren a bailar en su tiempo libre, según una encuesta del Observatorio de Hábitos Culturales.
PROTAGONISTAS
"Para bailar no hay edad ni límites, y vale la pena"
Bailar es un placer. Totalmente. Tanto como bailarina y como docente, busco siempre el placer de aprender mientras estoy bailando. El placer es aprender lo que nos enseña el movimiento, nuestro cuerpo cuando se mueve.
Lo primero que le diría a una persona que nunca bailó es que se pare sobre sus pies y busque desde ese lugar -dándole algunas herramientas, también- el desarrollo del baile; bailar puede todo el mundo, pero también depende de cómo se encuentre uno con su propio cuerpo.
¿Existen posibilidades de no disfrutar el baile? Sí, existen a veces algunas frustraciones. Cuando bailamos nos puede comer la ansiedad de lograr algo divino, como un giro y un salto, y muchas veces nos perdemos eso de cómo disfrutar el baile por prestar atención a la forma.
Para bailar no hay edad. No hay límites y vale la pena.
*Carolina Besuievsky, bailarina y docente
"Aprender a bailar es un placer genial y sensual"
Bailar es un placer genial, sensual. Aprender a bailar con Eduardo Ramírez, Tito Barbon, Hebe Rosa, Elsa Vallarino, Graciela Figueroa es un gran placer. Ver bailar a Nureyev, Godunov, Donn, Bocca, Sara Nieto, es también un placer. Bailar en la calle, en una película, en un escenario, en TV, en Montevideo, el interior o fuera del país. Bailar clásico, moderno, jazz, tango, swing, solo.
A todo ese inolvidable goce hay que devolverle disciplina, esfuerzo, dedicación, entrega, constancia, estudio y pasión. Pese al dolor en las rodillas, meniscos, lumbares, a los esguinces, torceduras, caídas, desgarros y cansancios, hoy, con 50 años de vida y 30 dedi-cado a esto, digo que esta primitiva manifestación del ser humano de moverse, o de ser movido en brazos de quien nos trajo al mundo, es algo único e intransferible.
*Ignacio Cardozo, bailarín, coreógrafo y director de comedias musicales