Tribunal confirmó condena contra adolescente de 15 años por abusar sexualmente de una niña de 13

Las juezas que suscribieron la sentencia consideraron que la prueba "alcanza sobradamente el estándar requerido" para dictar una condena

Operativo policial en Juzgado de Rivera
Operativo policial en Juzgado de Rivera
Foto: Fernando Ponzetto

La Justicia confirmó la condena a un joven de 15 años por haber abusado sexualmente de una adolescente dos años menor. La pena impuesta por la jueza de Atlántida Jimena Rosas y ahora ratificada por el Tribunal de Apelaciones de Familia de 3er Turno fue de dos años de internación en el Instituto Nacional de Inclusion Social Adolescente (Inisa).

La víctima y el condenado se conocían porque habían compartido el mismo centro educativo. Hacía algunos días habían retomado el contacto y quedaron que el 16 de agosto de 2021, luego de que ella llevara a su hermano a la escuela, se reunirían.

Así fue. Caminaron unas cuadras y, estando ambos de acuerdo, se dirigieron a una especie de plaza alejada o descampado, describe la sentencia a la que accedió El País. Primero, hubo abrazos y besos de mutuo acuerdo. Pero luego, describió la denunciante y validó la Justicia en dos instancias, él la obligó a ejecutar actos sexuales.

En ese momento —declararon ambos— pasó una mujer caminando y les preguntó si estaban bien, a lo que contestaron que sí.

Cuando la víctima llegó a su casa, la madre la notó rara y le preguntó si le había pasado algo, pero ella, por vergüenza, le dijo que no. De todas formas, tenía necesidad de hablarlo con alguien, por lo que le mandó un mensaje a una amiga, en el que le dijo que tenía que contarle algo. Un rato más tarde fue hasta su casa.

Allí contó lo que le había pasado y fue su amiga la que la convenció de que se lo contara a su familia. Esa misma noche le relató lo ocurrido a su madre y fueron a hacer la denuncia a la comisaría.

El hoy condenado se defendió argumentando que el acto sexual había sido consentido y que él, que en ese momento tenía una lesión en la pierna, no podría haberla forzado. Sin embargo, la víctima explicó que él sí pudo ejercer presión sobre ella.

El tribunal, a la hora de ratificar la condena, valoró que el relato de la víctima siempre fue el mismo y que varios técnicos declararon sobre el impacto que tuvo este episodio en su vida: diferentes secuelas psicológicas e incluso cambios en su personalidad y en el relacionamiento con otras personas. Además, hicieron hincapié en la corpulencia que tiene el condenado respecto de la adolescente.

Para las ministras María Helena Mainard, María Noel Tonarelli y Dolores Sánchez "la prueba reunida en la especie alcanza sobradamente el estándar requerido para avalar el dictado de una sentencia de condena".

"Perdoname, me están enseñando"

Aunque eso no tuvo impacto en la decisión final, las ministras criticaron la forma en que se le tomó declaración a la víctima. A las personas que denuncian un delito sexual, se les debe recibir testimonio de acuerdo a pautas estrictas que garantizan la no revictimización.

Esto implica que la declaración se realiza en una cámara gessell, sin presencia de las partes (fiscalía, juez y abogados) y es encabezada por una funcionaria preparada para ello, quien se limita a transmitir las preguntas previamente establecidas.

En ese sentido, destacaron que pese a que es cierto que los funcionarios no "han recibido instrucción suficiente para la tarea", es el juez quien le debe dar directivas claras a la hora de llevar adelante la toma de declaración.

Sobre el punto, el tribunal advirtió: "Se observa que el interrogatorio realizado incumple las pautas recomendadas para declaración de víctimas de delitos sexuales, esto es, que debe ser una declaración abierta, debe guiarse por tópicos o temas y que en ningún caso deben realizarse preguntas sugestivas o inductivas, de las cuales está plagado el interrogatorio realizado". Tampoco debe insistir con la misma pregunta más de una vez sin importar cuál haya sido la respuesta, lo que en este caso también ocurrió.

La sentencia cita el voto de la ministra Sánchez quien consideró que se vio una "interrupción permanente". "No hubo rapport con la funcionaria, ella misma le dijo (a la víctima) 'perdoname, me están enseñando'", expresó. La mujer "salió y entró varias veces de la Sala, por lo menos en cinco oportunidades, lo que sin lugar a dudas dificultó la conexión y la confidencialidad necesarias para que la adolescente se sintiera cómoda y pudiera explayarse en lo que sucedió y expresar cómo se sintió", resumió la jueza.

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