Daniel Campodónico es cuentista, guionista y ha realizado obras de teatro. Según publicó en una red social, ganó tres premios en Uruguay, España y Argentina por sus obras. Con sus 49 años, también produjo cortometrajes y durante un tiempo llevó adelante un taller literario. En ocasiones concurría a leer libros a ancianos del Hospital Piñeyro del Campo, según cuenta en uno de sus tantos perfiles en redes sociales.
Sin embargo, en los últimos tiempos, Campodónico incursionó en temas muy alejados a la literatura y la beneficencia. Se dedicó a actividades ilegales. Posee antecedentes penales por delitos contra la propiedad, según dijo una fuente de la Fiscalía a El País, y el 27 de junio pasado, el fiscal de Estupefacientes de 3er Turno, Rodrigo Morosoli, solicitó la formalización de la investigación para Campodónico y un cómplice por un presunto delito de suministro de drogas.
A su vez, Morosoli también investiga a Campodónico por un delito de tráfico interno de municiones.
La “boca”
En agosto de 2023, Campodónico comenzó a residir en una casona de su familia ubicada en Juan Manuel Blanes y Charrúa. Allí vivía su anciana madre que acababa de ser dada de alta tras una internación hospitalaria. El hoy condenado había dicho que se quedaba allí para cuidar de ella. Sin embargo, Campodónico “aprovechó ese contexto para comenzar a suministrar estupefacientes, en dosis unitarias y a terceras personas”, según consta en el pedido de formalización de la investigación elaborado por el fiscal Morosoli al que accedió El País.
Esta actividad ilícita generó una evidente distorsión en la convivencia barrial. En la cuadra se reunía una gran cantidad de consumidores que provocaban disputas entre ellos -algunas con lesiones-, amenazas a vecinos y desmanes a toda hora, narró Morosoli.
Además de Campodónico cuyo alias era “E.T”, el también imputado J.R.G.A. vendió estupefacientes en la casa en complicidad con el escritor y guionista. Incluso, según el fiscal, en algunas ocasiones Campodónico repartió drogas en la calle empleando para ello su bicicleta.
Cansados del ambiente turbio en la cuadra, vecinos entregaron a Morosoli una denuncia en abril de este año donde señalaban que Campodónico regenteaba una “boca” de drogas con un cómplice. Luego, el fiscal inició una investigación junto con la Brigada Departamental Antidrogas.
La casa fue allanada en dos ocasiones con aval judicial. Los policías encontraron drogas y municiones. La Fiscalía tomó la decisión estratégica de seguir investigando y Campodónico fue liberado. En una segunda ocasión, Campodónico fue detenido vendiendo drogas usando la bicicleta. En la Fiscalía, testigos de identidad reservada denunciaron las actividades ilícitas del escritor y guionista.
Consultados por El País, vecinos señalaron que en una ocasión un grupo de adictos quiso tomar la casa y Campodónico les tiró aceite hirviendo desde la azotea. También los apedreó.
La fuente de la Fiscalía informó que Campodónico fue condenado a cuatro años y dos meses de penitenciaría por tráfico de drogas, mientras que su cómplice enfrentará una pena de cua- ro años de cárcel por el mismo delito.
El miedo generado por una "boca" vecina
Vivir al lado de una “boca” de drogas no es sencillo. Los adictos se acercan al lugar de venta en las madrugadas y con ellos llegan griteríos, peleas y corridas. Cada tanto se escuchan disparos. Durante el día, las mujeres temen salir de sus casas o piden a sus familiares que las acompañen al regresar del trabajo. El miedo es algo constante, dicen varias vecinas consultadas por El País.
Al caer la noche, las mujeres temen ir al supermercado a hacer compras. El asedio de los adictos, que siempre están en los alrededores de las “bocas” es constante. Los robos a los autos también son moneda corriente. Los adictos rompen ventanas de los vehículos buscando objetos para cambiar por pasta base. “Lo peor es la alteración del día a día del barrio. Cordón antes era tranquilo; ahora ya no lo es”, concluyó una vecina.
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