Juicio contra la hermana de “Betito” Suárez: la acusaron de “organizar una empresa criminal” y pidieron ocho años de cárcel

El juicio oral se dio en octubre y el mes que viene la Justicia resolverá si la Fiscalía logró probar que “Loly” Suárez es culpable o, como sostienen sus abogados, es inocente.

Operativo policial por homicidio en Cerro Norte
Policias del Grupo de Intervención de la Guardia Republicana en operativo policial.
Foto: Leonardo Mainé

Redacción El País
Sandra Lorena “Loly” Suárez había salido hace menos de un año de la cárcel cuando abrió, en su propia casa, un punto de venta de drogas. Pero no solo eso, sino que, antes de ser detenida “estaba organizando la empresa criminal bajo su mando”. Ello, según lo afirmado por la Fiscalía de Estupefacientes que la llevó a juicio y pidió su condena a ocho años de prisión. Sus defensores sostienen que es inocente.

La acusada es hermana de Luis Alberto “Betito” Suárez, a quien la policía señala como líder de una de las bandas criminales más grandes de Uruguay, aunque su última condena fue en 2021. Según la teoría de la Fiscalía, su hermana comercializó drogas de dos maneras diferentes y, antes de ser detenida, buscaba expandir su negocio abriendo un punto de venta en el interior, se desprende de los alegatos de la Fiscalía en juicio a los que accedió El País.

La operación policial para atraparla se dio entre febrero y octubre de 2024, mes en el que fue detenida. El juicio en su contra tuvo lugar este mes y la Justicia fallará en noviembre.

Según la Fiscalía, entre febrero del año pasado y el 28 de abril, Loly vendió cocaína en su domicilio en la periferia de Montevideo. De acuerdo a lo declarado por los encargados del operativo, tenía varios colaboradores, al menos tres bocas y un depósito para armas y drogas.

Patrullero durante un operativo policial.
Patrullero durante un operativo policial.
Foto: archivo El País.

Los efectivos que hicieron vigilancias en el lugar vieron en el lapso de media hora a entre ocho y 10 personas que se acercaban a la reja, afirman, a pedir cocaína y pagar por ella. A su vez, en el juicio reprodujeron grabaciones de llamadas que Loly hizo en el mes de marzo. De acuerdo al relato fiscal, de ellas surge que, mientras hablaba con parientes, atendía a los clientes. En uno de ellos dijo: “¿Qué querés? ¿Dos de 500?”. El oficial que declaró en juicio aseguró que un envoltorio de cocaína cuesta $ 500, por lo que en ese momento, el consumidor le pidió dos envoltorios.

En otra llamada le dijo a su interlocutor: “Pa, estoy al palo acá (...) ya cierro el circo”.

En esa época, sugirió la Fiscalía, la acusada estaba enemistada con su hermano Betito. Concluye eso a partir los dichos de Loly en una llamada del 15 de marzo: “Al Beto lo quiero bien lejitos, no estoy ni ahí con nadie”.

Sin embargo,el 28 de abril ocurrió un hecho que hizo que la acusada cambiara su modus operandi y que también significó un acercamiento con su hermano, de acuerdo al Ministerio Público. Ese día otra banda le baleó su casa. Quedaron impactos de bala en la fachada y se rompieron algunos vidrios.

Eso generó una discusión con un pariente que también quedó grabada. “Tenés 37 años y te estan cagando a tiros la casa”, criticó su interlocutor.

Fachada de la Fiscalía General de la Nación.
Fachada de la Fiscalía General de la Nación.
Foto: Estefanía Leal/Archivo El País.

El mismo día del tiroteo Loly se mudó al Cerro. Llamó a una empresa de mudanzas de “urgencia” y fue visitada, según avistó la policía, por su hermano Betito mientras reunía sus cosas para irse, con la ayuda de uno de sus colaboradores.

Allí fue que -siempre de acuerdo a la teoría de la Fiscalía- cambió su forma de trabajo. Sostienen las fiscales que, para exponerse menos, comenzó a vender la cocaína por WhatsApp. Los clientes le pedían cuánto querían, ella lo seleccionaba y luego coordinaban alguna manera de entrega. De acuerdo a esta versión, la droga la llevaba uno de sus más fieles colaboradores, que también está siendo enjuiciado.

Por último, escuchas realizadas en octubre demuestran, a juicio de la Fiscalía, que Loly quería expandir el negocio. Sostuvieron que le daría 50 gramos de cocaína a cambio de $ 23 mil para que venda en un nuevo “punto” y a su vez gestionó, en conversaciones con dos presos, cómo abrir una boca en Mercedes. En esas llamadas, acuerdan cómo sería la logística.

Sus abogados, en tanto, sostuvieron que su clienta es inocente y que el caso de la Fiscalía se basó en pruebas “sesgadas” por la policía y en videos y llamadas que no demuestran nada, puesto que no se ve ni se habla de droga directamente.

además

La logística y el mensaje por un crimen

A lo largo del juicio, los policías que declararon vincularon a Loly a al menos tres puntos de venta de drogas, un “depósito” y afirmaron que tuvo al menos siete colaboradores. Uno de ellos, indicaron, tuvo como una de sus tareas “ir a comprar chips” de teléfono para que usen los integrantes de la organización y no pudieran ser rastreados.

“Ella daba las directivas, proveía las sustancias, financiaba el negocio, distribuía las tareas, iba a mandar gente para que supervisara puntos en el interior, alquilaba los lugares”, dijo la fiscal.

Además, proyectaron un chat entre Loly y otra persona que, según declararon, podría estar vinculado al homicidio del bebé de un año que ocurrió el 14 de octubre del año pasado y que permanece impune. El fallecido es hijo de Axel Joel Mattos, sindicado como líder de la banda “Los Colorados” de Cerro Norte.

El mensaje que recibió la acusada decía: “Y perdone señora si actué mal con usted en ese momento, pero me dejé llevar por la sangre, y nunca se me cruzó por la mente hacerle daño. Pero, usted le dio vida al guacho gil atrevido, malparido, que tiró tiros por cagón, corriendo riesgo de vida, corriendo riesgo la vida de tres niños. Uno de ellos es mi sobrino”.

Los defensores de la acusada insistieron en que no se demostró el vínculo de su patrocinada con las bocas mencionadas ni con armas. Tampoco, aseguraron, se incautó droga para la venta en su domicilio.

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