JUSTICIA

La conexión uruguaya con operaciones de lavado de activos provenientes de la corrupción vinculada a la trama del Lava-Jato descubierta en Brasil, pero que se extendió por varios países de la región, volvió a activarse el viernes pasado.

Ese día el 7° Tribunal Federal Criminal de Río de Janeiro recibió una denuncia de la denominada “Fuerza de tareas del Lava-Jato” contra el expresidente paraguayo Horacio Cartes, el cambista Dario Messer -el que operó en Uruguay por largos años- y otras 17 personas, entre ellas un uruguayo. Se los acusa de formar parte de una organización especializada en lavado de dinero y de otros crímenes que operaba en Brasil, Paraguay y Uruguay.

Según los denunciantes, la cuadrilla operaba, por lo menos, desde el año 2000.

Los procedimientos identificaron que la red gestionó más de US$ 34 millones; US$ 14,6 millones de los cuales habrían sido lavados por el uruguayo hoy naturalizado paraguayo NT.

La investigación al grupo surgió en medio de las averiguaciones de la trama de corrupción del exgobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, que fue condenado a 267 años de prisión por corrupción.

Según el Ministerio Público brasileño, Cabral utilizó la red de Messer en Uruguay para ocultar cifras millonarias provenientes de la corrupción.

Messer fue capturado a fines de julio pasado después de estar prófugo casi dos años, y la fiscalía brasileña sostiene que el lavado de dinero no cesó incluso con el cambista preso.

Se lo acusa de haber lavado más de US$ 1.500 millones a través de cerca de 3.000 empresas radicadas en varios países de la región. Los investigadores aseguran que su central de operaciones financieras funcionaba en Montevideo y Punta del Este.

En 2017 los cambistas brasileños Claret Vieira Barreto, conocido como “Juca Bala”, y Claudio Fernando Barbosa, conocido como “Toni”, fueron detenidos en Uruguay y luego extraditados a Brasil por decisión de la Justicia uruguaya. Ambos han colaborado en las investigaciones a cambio de una reducción de sus penas.