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La historia de la cita que terminó en muerte: prisión para autor y coautora de homicidio de joven de 22 años

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Patrullero pasando frente a la Fiscalía General de la Nación. Foto: Fernando Ponzetto

FEDERICO OLIVERA

Se condenó a 28 y 26 años de penitenciaría al autor y a la coautora de un homicidio que tuvo lugar en abril de 2018.

Este miércoles la Fiscalía General de la Nación informó que se condenó a 28 y 26 años de penitenciaría al autor y a la coautora de un homicidio que tuvo lugar en abril de 2018.

Federico Olivera tenía 22 años y trabajaba en una empresa de limpieza en el Centro de Montevideo. El 9 de abril de 2018 le dijo a sus compañeros de trabajo que saldría con una mujer. A su padre le comentó lo mismo y le avisó que esa noche iba a dormir en la casa de su abuela. Salió en su moto y nadie más lo vio.

En enero de 2019 se hallaron restos óseos que, se comprobó más tarde, pertenecían al joven desaparecido en abril del año previo.

Con el correr de los meses se fue armando el rompecabezas para entender qué había pasado con Olivera. Miguel Núñez Tasara, que en diciembre de 2018 había matado a golpes al taxista Juan Carlos Nacaratto, también había asesinado a Olivera. Junto a su pareja planificó un asalto contra el joven, al que conocía por haber trabajado juntos en la empresa de limpieza. Querían robarle la moto y lo consiguieron. Después la vendieron por $ 500.

A principios de febrero de 2019 el fiscal del caso, Juan Gómez, solicitó la formalización de Núñez Tasara por autoría de homicidio. Ya estaba preso -por el crimen del taxista- y siguió en esa condición. También imputó por coautoría de homicidio a su pareja, una mujer que en ese momento estaba embarazada de cinco meses.

Poco a poco se fue descubriendo qué pasó el día del asesinato de Olivera. La mujer se ocupó de engañarlo luego que Núñez Tasara le dijera que le iba a presentar a una prima. Ella se hizo pasar por esa presunta familiar en mensajes previos que intercambió con Olivera. Finalmente, lo fue orientando hasta que lo llevó hasta el lugar donde lo mataron. 

Todo apunta a que, una vez en el lugar, el joven identificó la voz del asesino. Después lo enterraron en un predio cercano al lugar donde fue ejecutado.

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