CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

El militar retirado Gilberto Vázquez fue trasladado desde Rivera, departamento en el que reside, a Montevideo para participar de una audiencia de ratificación encabezada por la jueza Ana de Salterain, informó Telemundo de Canal 12 y confirmó a El País el fiscal del caso, Ricardo Perciaballe, quien no participará del acto.

La audiencia estaba fijada para este viernes a las 14:00 en la sede del Juzgado penal de 26º turno. Vázquez llegó al lugar en un patrullero e ingresó al edificio esposado por la calle Convención mientras era escoltado por dos efectivos.

En esta audiencia, la defensa de Vázquez realizó los descargos al pedido de procesamiento con prisión realizado por el fiscal Perciballe en 2019 en el marco de la causa que investiga el secuestro de los hermanos Anatole y Victoria Julien.

Los delitos de los que se los acusa a Vázquez y a otros cuatros exjerarcas militares durante la dictadura (1973-1985) son dos de privación de libertad en concurrencia fuera de la reiteración, con dos delitos de supresión de estado civil y dos delitos de abandono de niños.

Los hermanos Julien, de 4 y 1 años,  aparecieron abandonados en una plaza de la ciudad chilena de Valparaíso en 1977. Sus padres, uruguayos, fueron detenidos y posteriormente desaparecidos.

La pareja, junto con otros integrantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), fueron llevados en Buenos Aires (Argentina) al centro clandestino denominado "Automotores Orletti". En este lugar los sometieron a "los más crueles y aberrantes tormentos, así como a un trato degradante y humillante", indicó el fiscal.

En octubre de 1976 los niños fueron llevados de manera clandestina a Uruguay y permanecieron en la sede de Servicio de Información de Defensa (SID) ubicada en Bulevar Artigas y Palmar.

Finalmente trasladaron a los niños también en forma clandestina hasta la ciudad de Valparaíso, donde los abandonaron en la plaza Bernardo O’ Higgins. El diario chileno El Mercurio publicó una foto de los niños en la plaza el 29 de diciembre de 1976.

Cuando la situación de los hermanos fue conocida públicamente, los llevaron a la Casa Cuna de Playa Ancha, donde permanecieron por un
lapso de tres años.

En 1980 fueron adoptados por un matrimonio chileno que no conocía el origen de los niños, quienes crecieron con el apellido de la pareja. Tiempo después se logró conocer su verdadera identidad.