Por Eduardo Barreneche
En el expediente del caso Astesiano se desprende que la fiscal Gabriela Fossati y el Ministerio de Relaciones Exteriores encontraron anomalías en pasaportes uruguayos otorgados a rusos a partir de 2016.
Los vicios de los pasaportes son varios: nombres de ciudadanos caucásicos que figuran con un tinta distinta a la utilizada en el documento o repetición de personas que aparecen en unas partidas como cónyuge de una persona y luego como de otra. Es decir, una mujer figura con dos nombres de dos esposos.
La Fiscalía también constató que una partida de nacimiento, por ejemplo, fue “manifiestamente escaneada” de otro expediente. Fossati encontró irregularidades en por los menos 10 partidas presentadas por ciudadanos rusos para obtener la ciudadanía uruguaya, según se desprende de oficio que envió a la Cancillería al que accedió El País.
En el documento, Fossati señala a la cartera que “se deberá explicar los motivos por los cuales se procedió a la inscripción (de rusos como ciudadanos uruguayos) pese a indicios claros de alteración que fueron mencionados”. “Y el hecho de que dos de los presuntos hijos de G. (ciudadano caucásico) se llevan entre sí menos de cinco meses, lo que es imposible”, agrega la fiscal.
Entre otras irregularidades mencionadas por Fossati surge el trámite realizado por una persona que da el nombre de su padre y en la partida de nacimiento figura el de otra persona.
En 2019, un presunto nieto de A.T. presenta “la misma documentación irregular” adjunta al trámite realizado por su padre para obtener la ciudadanía uruguaya.
Fossati también preguntó a la Cancillería si los diplomáticos destacados en el consulado de Rusia fueron investigados administrativamente por sus participaciones en las concesiones de documentos uruguayos a ciudadanos extranjeros de cualquier nacionalidad. Y exigió al ministerio que le envíe información sobre esas investigaciones en caso de que se hayan llevado a cabo.
Peritos
Con respecto a la pregunta de Fossati sobre si se pudo constatar alguna irregularidad o algún dato llamativo en todos los expedientes tramitados en la Embajada de Uruguay en Rusia desde 2013, el Ministerio de Relaciones Exteriores informó que la Dirección General de Asuntos Consulares dispuso de un grupo de trabajo dedicado exclusivamente al estudio de todos los trámites realizados por personas de nacionalidad rusa.
El documento de Cancillería le indica a la fiscal que, luego de “una observación minuciosa”, en tres pasaportes uruguayos otorgados a rusos se constató que “hay distintos tipos de letras en el nombre de la madre”.
En todos aquellos casos donde hubo dudas sobre las partidas de nacimientos de supuestos padres naturales uruguayos de ciudadanos rusos, el Ministerio de Relaciones Exteriores los derivó a la Fiscalía, según dice el documento de la Cancillería enviado a Fossati.
El ministerio informa a la fiscal que “no cuenta” con peritos caligráficos para determinar la existencia o no de anotaciones apócrifas en partidas de nacimientos rusas que se usaron para tramitar la ciudadanía uruguaya. La Cancillería afirma, además, que la Dirección de Identificación Civil del Ministerio del Interior es la encargada de validar los pasaportes y no las oficinas consulares ubicadas en el exterior.
A partir de 2012, se modificó la modalidad de tramitación de pasaportes comunes en formato papel en el extranjero. Se comenzó a utilizar conjuntamente por los ministerios de Relaciones Exteriores (consulados) e Interior (Identificación) un sistema informático en línea, se detalla en el documento de Cancillería.
Y agrega que, mediante la implementación de ese sistema se suspendió la modalidad de tramitación en formato papel, “no pudiendo” los agentes consulares disponer de libretas en blanco para su confección ni expedir pasaportes comunes.
“Todos los trámites de pasaportes iniciados en las oficinas consulares pasaron a ser autorizados e impresos en Montevideo de forma electromecánica, a través de la Dirección de Identificación Civil”, dice la Cancillería a la Fiscalía.
De esta manera, el Ministerio de Relaciones sostiene que la aprobación final de los pasaportes elaborados en los consulados -incluido el de Moscú- era resorte de la Dirección de Identificación Civil.
Según el informe de la Cancillería enviado a Fossati, el sistema informático fue implementado a partir de 2012 de forma escalonada en función de la cantidad de uruguayos residentes en el exterior y añade que, en el caso de la Embajada de Uruguay en Rusia, su instrumentación comenzó en 2014. Es decir, durante el gobierno de José Mujica.
El trámite
El Ministerio de Relaciones Exteriores informa a Fossati que si una persona de origen ruso no ha tenido pasaporte y lo solicita, se procede al “operativo pasaporte” donde la oficina consular completa la ficha con datos del solicitante, captura huellas dactilares, foto, firma, etc.
Asimismo, explica la cartera, incorpora al sistema informático el escaneo de las partidas uruguayas y extranjeras debidamente legalizadas y traducidas a efectos de comprobar la filiación.
“Eventualmente, la Dirección Nacional de Identificación Civil puede suspender el trámite y solicitar partidas de nacimiento uruguayas o extranjeras legalizadas y traducidas”, advierte.
Con respecto a la pregunta de Fossati sobre la modalidad de trabajo implementada en el consulado uruguayo en Rusia y de por qué no surge de la normativa que Identificación Civil tenga que realizar controles, el documento del Ministerio de Relaciones Exteriores insiste que en el sistema informático de dicha repartición policial “tiene el rol de contralor”.
Y agrega que, luego de realizar dicho relevamiento y autorizar cada trámite, Identificación Civil “oportunamente registrada en el sistema e imprime en Uruguay cada pasaporte”.
“Línea Moscú” es uno de los ejes de indagatoria de fiscal Fossati
Como en una película de espías, hay un manto de incertidumbre sobre los pasaportes expedidos en el consulado uruguayo de Moscú. Desde 2003, investigadores de la Dirección de Inteligencia tenían indicios sobre que se falsificaban documentos de viaje en el exterior. Sin embargo, las investigaciones no llegaron a buen puerto.
Luego de una denuncia que resultó archivada, recién en 2021 el caso salió a la luz. Un ciudadano ruso llegó titubeando al mostrador de la Dirección de Identificación Civil. Su documentación indicaba que su padre era un anciano uruguayo de la colonia rusa de San Javier, que nunca salió del país. Siguiendo la “película”, el ruso fue detenido. Poco después, otro ciudadano caucásico, de gran corpulencia, fue a la habitación del hotel del detenido a retirar documentación. Pero la fiscal Gabriela Fossati intuyó que algo iba a ocurrir y dispuso una vigilancia policial en el hotel. El ruso trató de entrar, pero luego de ser interceptado, se retiró sin dar su nombre. De esa forma, comenzó el caso Astesiano.