La Justicia condenó este miércoles, luego de más de dos años de investigación, al operario que manejaba la grúa que aplastó a una mujer de visión reducida de 49 años, que cuidaba coches en su silla de ruedas en las inmediaciones del Nuevocentro Shopping. Se determinó que existió una "planificación deficiente" e inclumplimiento de protocolos que llevaron al fatal desenlace.
Ana Píriz, de 49 años, comenzó el 13 de febrero de 2023 como cualquier otro día. Vivía en una pensión en el barrio Goes, que pagaba con el dinero que conseguía en el día a día. Se tomó un ómnibus y se dirigió hacia el shopping Nuevocentro, donde acostumbraba a cuidar vehículos. Antes había estado en la calle Fernandez Crespo, entre Avenida Uruguay y Mercedes.
Sobre las 09:00 de la mañana, se posicionó sobre Luis Alberto de Herrera, cerca de donde una grúa se encontraba trabajando para limpiar la fachada del centro comercial. Estaba en silla de ruedas debido a que días atrás se había golpeado en la rodilla con un tornillo, y caminar le costaba. Además tenía visión reducida.
El dueño de la unipersonal contratada para la limpieza, el ahora condenado, era quien manejaba la máquina, mientras que su hijo se encontraba en el canasto. De un momento para otro, la grúa perdió estabilidad y se dio vuelta. La base cayó sobre Ana, que no sobrevivió.
Padre e hijo también sufrieron heridas al golpearse contra el suelo, por lo que fueron trasladados al Banco de Seguros del Estado, donde comenzaron su recuperación. El joven de 19 años sufrió lesiones graves, catalogadas así por un perito tras evaluar que quedó imposibilitado de seguir trabajando por varias semanas.
Pericias e informes mencionados por la fiscal de Flagrancia de 8vo Turno, Sandra Fleitas, durante la audiencia en la que fue condenado el operario —a la que accedió El País—, determinaron que el accidente se debió a una falla técnica que estuvo relacionada con el factor humano.
"Delimitación inadecuada de la zona de trabajo", "exceso en la canasta" y "la instalación deficiente de estabilizadores", fueron los motivos señalados por Fleitas como los principales para que se termine dando el fatal desenlace.
Además, habló de "deficiencia de las decisiones del operario a cargo", "falta de cumplimiento de procedimientos de seguridad" y "deficiencia en planificación".
Durante el proceso, que estuvo dos años bajo la investigación del fiscal Leonardo Morales —ahora jubilado—, se solicitaron informes al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). De estos surgió la información con respecto a que la empresa fue contratada por Nuevocentro Shopping, y se concluyó que "el riesgo pudo minimizarse de haberse gestionado la prevención y planificación entre los diversos actores para facilitar la circulación".
Finalmente, luego de más de dos años en los que el caso no llegó a ser formalizado, la fiscal Fleitas alcanzó un acuerdo con el operario, que asumió los hechos y fue condenado por homicidio culposo. El delito de lesiones culposas, por las heridas de su hijo, no fue imputado, ya que él decidió no hacer la denuncia. "Al no formular instancia no se habilita el requisito indispensable para poder llevar una acción", explicó la fiscal.
La pena será de 24 meses de prisión, que serán sustituidos por el régimen de libertad a prueba. Esto significa fijar domicilio, presentarse semanalmente en una seccional policial y hacer dos horas de trabajo comunitario semanales durante seis meses.
Durante este plazo, también se le agregó el arresto domiciliario nocturno entre las 22:00 y las 06:00.
Por su parte, la defensa de la familia de Ana, encabezada por el abogado Javier Riffaud, expresó durante la audiencia su disconformidad con no haber sido notificado del acuerdo previo a esa instancia, aunque se mostraron satisfechos con que haya existido una condena.
"Hace dos años estábamos en la lucha para que se fije una fecha para formalizar el caso. En tanto tiempo el dolor de los familiares se agrava, así que es importante que haya existido una persona condenada", dijo Riffaud a El País, y agregó que "el caso ahora sigue en el ámbito civil".
"Era una luchadora"
Ana era la segunda de cuatro hermanos, tres mujeres y un varón. La mayor se encargaba de cuidarlos mientras su madre trabajaba. "Dentro de la humildad, nunca nos faltó nada", dijeron desde la familia a El País. El hombre falleció un mes antes que Ana, por lo que la familia ya venía golpeada, especialmente su madre, quien vive en Argentina. Aunque más de una vez intentó que Ana se fuera con ella, obtenía respuesta negativa. "Le decía que se quería quedar en su país, que ella era de acá", explicó una de sus hermanas.
La última vez que Ana habló con su familia fue a través de su hermana mayor, a quien le preguntó cómo estaban los demás, y le dijo que se queden tranquilos porque ella estaba bien. Ambas se dedicaban a cuidar coches, y meses antes de su fallecimiento llegaron a estar a pocas cuadras de distancia, aunque luego Ana se fue a la zona del Nuevocentro Shopping.
"Quería ganarse todo sola y que la familia no le diera nada. Para ella nada era imposible", contaron sus cercanos, que la definieron como "una mujer muy luchadora e independiente". Si bien nunca tuvo hijos, para ella sus sobrinos eran como si los tuviera.
Existió un período en el que no tuvo celular, pero siempre encontraba la manera de comunicarse con su familia, al menos de forma mensual.
"A las seis se despertaba aunque el día anterior se hubiese acostado a las dos. Siempre quería trabajar para ganarse la moneda", agregaron desde su entorno, desde el que aseguran que "nunca recibió una pensión ni un amparo".
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