Trastorno del Espectro Autista

Escuelas limitan el ingreso de niños con discapacidad por falta de acompañantes personales

Desde 2008 existe la Ley de Inclusión Educativa, pero hay escuelas que no reciben a niños con discapacidad sin asistentes; los centros les exigen un asistente, pero algunos padres no tienen acceso.

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Escuela para niños con Trastorno del Espectro Autista
Escuela para niños con Trastorno del Espectro Autista.
Foto: Leonardo Mainé

A Bruno, un niño con Trastorno del Espectro Autista (TEA), no lo dejaban entrar a la escuela si no estaba acompañado por un asistente personal. Y esto no solo le ocurrió a él, sino que la mayoría de los centros educativos que incluyen a los niños con discapacidad exigen que estos alumnos vayan con un acompañante, al cual pueden acceder a través del Banco de Previsión Social (BPS) en convenio con el Mides, o sino de forma privada. El problema está en que el sistema no está funcionando del todo bien.

“Nosotros estábamos empecinados en que él vaya las cuatro horas a la escuela porque la educación es un derecho humano”, cuenta a El País la madre de Bruno, Lucía Machín. Durante un año estuvo peleada con la directora de la escuela, que argumentaba que la maestra no podía recibir a Bruno, entre otras cosas porque a sus seis años aún usa pañal, y que era preferible que vaya a una escuela especial de ANEP.

Sin embargo, la propia maestra especializada de Bruno les dijo a los padres que el niño necesitaba ir a una escuela común para poder socializar. Los padres inscribieron a su hijo en el Sistema Nacional de Cuidados en octubre de 2020 para así acceder al asistente y recién en setiembre de 2022 tuvieron la primera visita del trabajador social del BPS para evaluar la situación de Bruno. Al día de hoy el niño ya tiene la cobertura, pero la directora de la escuela le sigue insistiendo a sus padres que es mejor que esté en el Sistema Especial.

La abuela de Lucas, un niño de nueve años con TEA, atravesó el mismo problema que la madre de Bruno. Hasta hace un par de meses Lucas iba a la escuela una o dos horas en lugar del horario completo porque su familia no podía acceder a un acompañante y la maestra le decía que no podía darle la atención que necesitaba debido a la cantidad de alumnos que había en el salón.

El cuidado del niño se dificulta mucho porque sufre de crisis nerviosas que lo hacen ponerse agresivo, pero su abuela, de 79 años, le cuenta a El País que ella cree que el centro educativo ni siquiera se esfuerza por incluirlo. Una vez le preguntó a su nieto qué hizo en el recreo y el niño le contestó que “la maestra lo sentó en la silla roja”.

La psiquiatra infantil grado 5 Gabriela Garrido, que atiende a niños con discapacidad de manera diaria en el Hospital Pereira Rossell, dice que el problema de las escuelas públicas es que los maestros no tienen recursos de apoyo dentro de la institución. Ni equipos técnicos, ni figuras de apoyo dentro de las escuelas. “Esto igual no puede pesar sobre los docentes”, enfatiza la médica. Lo que está claro -dice- es que la inclusión educativa siempre es el ideal, porque un ambiente que estimule al niño va a ser beneficioso para su desarrollo cognitivo.

La doctora indica a El País que ninguno de los niños o adolescentes que atiende han podido acceder a un asistente personal desde 2021 y dice que le informaron que el Mides no ha abierto el listado ni brinda capacitaciones desde ese año. Es decir que la demanda sobrepasa la oferta.

El País contactó a la dirección del BPS para obtener información sobre la demora para acceder a los asistentes, pero los funcionarios del organismo no estaban al tanto y recomendaron contactarse con el Mides. El encargado de comunicación de la cartera, en tanto, puntualizó que el problema se debe a un atraso de las valoraciones de personas en situación de dependencia severa a nivel nacional, que se agravó debido a la pandemia.

De todos modos, señaló que durante el 2022 se trabajó en este sentido y se alcanzaron 2.300 valoraciones en todo el país, un número mucho mayor que lo usual. Además, aclaró que el ministerio está haciendo las capacitaciones correspondientes.

La dinámica

Una maestra de Educación Especial, que no quiso ser identificada en esta nota, dijo a El País que luego de que se promulgara la ley de inclusión educativa (18.418) en 2008, las maestras siempre tienen que recibir a los niños con discapacidad.

De todas formas, reconoce que aunque exista la ley no se puede incluir a un niño con discapacidad si las condiciones no están dadas. Sin la figura del acompañante la inclusión es perjudicial, no solo para el propio niño, sino también para el resto de los compañeros, porque se los expone a situaciones complejas, apunta la maestra.

Pero también hay quienes opinan que se pone demasiado énfasis en la necesidad del acompañante personal. El neuropsicólogo infantil, Horacio Paiva, señala que las instituciones educativas se están “recostando demasiado” en esta figura y, en realidad, si la escuela fuera realmente inclusiva lo que se precisaría es que haya una maestra con formación especializada y, en todo caso, una auxiliar.

Otra dificultad que suele ocurrir, según dice Paiva, es que algunas maestras se sienten incómodas con la presencia del acompañante que es contratado por los padres. Algunas sienten que las “vigilan” y en otros casos sucede que este asistente también termina ayudando a otros alumnos.

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ANEP incorporará a asistentes en 2023

La Secretaría Nacional de Cuidados y Discapacidad del Mides está trabajando junto a ANEP en un proyecto piloto que creó la figura del Facilitador de Autonomía en Ámbitos Educativos. Este proyecto fue presentado en la rendición de cuentas de 2022 y busca establecer equipos y sistemas de apoyo para la inclusión en 40 escuelas “Aprender” de Educación Inicial y Primaria.

Este Facilitador de Autonomía atenderá a los niños y adolescentes de entre tres y 15 años que se encuentren en situación de dependencia y se ocupará de la alimentación, higiene y apoyo emocional de estos alumnos.

Se reclutarán a 60 acompañantes que estarán a cargo de hasta tres niños y en febrero les harán una capacitación de tres meses de forma virtual y presencial. Como requisito, la persona debe tener una noción sobre discapacidad en clave de derechos humanos. Aun así, irán elaborando el perfil junto con los mismos asistentes que se incorporen.

La figura del asistente personal no solo es una exigencia en la educación pública, sino que también es un requisito de muchos colegios privados para la inclusión de las personas con discapacidad.

En algunos casos el mismo colegio lo contrata y le agrega el costo a la cuota del alumno y sino la misma familia se debe ocupar de conseguirlo.

Verónica Ferrés, tiene un hijo con un trastorno generalizado del desarrollo y si bien siempre pudo educar a su hijo Santiago en el ámbito privado, también tuvo problemas para acceder a un asistente personal. Luego de la visita que realizó un asistente social, el Mides le negó el subsidio. Pero luego la familia apeló dado que “era evidente” que Santiago, ahora de 18 años, necesitaba un asistente por su notorio desfase en el aprendizaje. En esta segunda visita fue que los técnicos del ministerio reconocieron que hubo un error y le subsidiaron el 30% del asistente personal.

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