Carlos Menem, por el tercer período

El ex presidente de Argentina Carlos Menem afila las garras "como las águilas" en la vigilia hacia las elecciones del domingo 27 de abril, otra de las fechas clave en su larga carrera política orientada al poder como pasión.

Pragmático y seductor, no desperdició ninguno de los recursos posibles en una campaña electoral carente de ideas, apelando a los sentimientos de su heterogénea platea.

Menem cerró el jueves su campaña en el estadio de River Plate haciendo mención a su futuro hijo del matrimonio con la ex miss Universo chilena, Cecilia Bolocco, quien apareció sonriente en el palco tras haber estado "ausente" durante toda la etapa proselitista.

"Nuestro hijo viene no sólo con el pan bajo el brazo, sino con la banda presidencial", clamó Menem mientras besaba en el palco a su "amada Cecilia".

El ex mandatario parece tener asegurado un lugar en la segunda vuelta, empujado por un caudal cercano al 20% de los votos que cosecharía el domingo, pero su figura para bien o para mal, capitalizó la campaña electoral.

Venerado y odiado en similares proporciones, promete volver al poder gobernando "para todos" y como el único capaz de poner en caja la inestable gobernabilidad y la economía del país con un esquema ortodoxo de mercado similar al que utilizó en su década de mandato (1989-99).

Sus opositores, sobre todo los de clase media, detestan la secuela social de su modelo, el despilfarro de su gestión y los hechos de corrupción que se multiplicaron en su gobierno y después, cuando estuvo bajo arresto domiciliario - por 167 días en 2001- por tráfico ilegal de armas.

En su discurso de campaña dedicó elogios a su propia gestión, a la que calificó de "el mejor gobierno de la historia" y trató de separarse de la peor crisis económica que estalló en 2001, aunque la recesión se instaló en 1998, dejando un tendal de desocupados y un déficit de 11.000 millones de dólares.

Menem apeló a etapas de consumismo durante la primera parte de su gestión y a la ficción de la Convertibilidad que presumía el valor de un peso igual a un dólar.

Artífice de una forma de ser menemista bautizada como "pizza con champagne", una mezcla entre estilo ordinario y nuevo rico que rechaza la austeridad, el ex mandatario es un generador de grandes paradojas, que hasta reflejan las encuestas.

La principal de ellas es que más del 50% del electorado dice que nunca lo votaría, pero la mayoría considera que ganará la primera vuelta el 27 de abril.

Siempre gustó de las paradojas y ahora su favorita es la que relata la costumbre de las águilas que a los 35 años, dice, se refugian por un tiempo para cambiar su plumaje y afilar su pico y garras para volver a volar por otros 35 años.

"Yo soy como las águilas", afirma Menem, de 72 años, quien aspira a romper su propio récord de ser el presidente con más años en el poder.

AFP

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