La obra de la segunda planta de celulosa de UPM en Pueblo Centenario, Durazno, se concretó en tres años. Inaugurada el mes pasado, implicó una inversión de casi US$ 3.500 millones, incluida una terminal especializada en celulosa en el puerto de Montevideo, así como inversiones en infraestructura en Paso de los Toros.

Y la constructora Berkes fue una de las principales encargadas de ejecutar la mayor inversión productiva que ha recibido Uruguay.

Tres de sus divisiones -Construcción, Industria y Eléctrica- trabajaron en varias áreas del proyecto que, por su magnitud, no podía quedar en manos de una sola compañía. Para la construcción de la nueva planta era necesario recibir materiales de diferentes partes del mundo, articular distintos equipos técnicos e instalar equipamientos específicos.

La empresa uruguaya Berkes tomó 35 contratos para realizar obras de diferentes partes de la planta en las tres especialidades en las que se desarrollan. La constructora ya había adquirido experiencia en la obra de la primera planta de UPM, en 2007, y en otros proyectos en el exterior.

«UPM es un cliente de clase mundial, que hace proyectos en diferentes partes del mundo, en particular en Europa, con gran exigencia técnica desde el punto de vista de la calidad, del cumplimiento de plazos y de la seguridad. Esto nos marca un nivel de exigencia muy alto. Aprendimos a trabajar en volúmenes muy masivos y formamos equipos interdisciplinarios, con profesionales uruguayos, pero también complementados con técnicos de Argentina, Brasil, Colombia, Cuba y Venezuela. Llegamos a tener más de 1.000 personas contratadas de forma directa, a lo que se sumaban los subcontratados. La obra implicó más de 3 millones de horas hombre», explicó Diego Aramendía, gerente general de Berkes.

Entre los proyectos más desafiantes se encontró la construcción de una chimenea de hormigón de casi 130 metros de altura y 16 metros de diámetro, una proeza técnica por las dimensiones y la altura de la construcción. Para los edificios de la caldera y la turbina se hicieron llenados de hormigón de hasta 7.200 metros cúbicos masivos. En el área mecánica, tuvieron a cargo el piping que recorre toda la planta donde superaron las 260.000 pulgadas de soldadura con equipos de unas 700 personas.

«Fue un desafío grande, a pesar de que ya estábamos posicionados en el mercado uruguayo como una de las empresas más preparadas -habíamos trabajado mucho en las plantas de celulosa anteriores, por ejemplo-. Por la composición de Berkes, que es una empresa que tiene varias divisiones distintas que pueden dar una solución integral acorde a los trabajos que se necesitan, éramos los indicados para encarar este nuevo proyecto. Logramos ejecutar la obra con muy buenos resultados y con una excelente relación con el cliente», subrayó Aramendía.

Las obras de UPM son parte del extenso currículum con el que cuenta Berkes -que tiene casi 85 años de trayectoria- para salir al exterior. Ya llevan realizadas obras en 17 países, y hoy tienen proyectos activos en España, Hungría, India, Guayana Francesa, Colombia, Brasil y Perú. Además, está en sus planes seguir exportando sus servicios y fortalecer esa unidad de negocios.

«Desde hace muchos años trabajamos de forma muy fuerte en el exterior, sobre todo con nuestra división de Energía. Realizamos proyectos de plantas de generación eléctrica y térmica a partir de biomasa», concluyó el gerente general de Berkes.