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Trata con fines de explotación sexual, una violencia de género de la cuál no se habla

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MUJERES

Datos de la ONU indican que 72% de las víctimas en el mundo son mujeres, niñas y adolescentes. En 2021, en Uruguay se registraron 494 casos de explotación sexual infantil

Hoy 23 de septiembre, es el Día contra la Explotación Sexual y la Trata de Mujeres, Niñas y Niños. La Conferencia mundial de la coalición contra el tráfico de personas y la Conferencia de mujeres, fijaron la fecha (1999) para visibilizar una de las expresiones más duras de la violencia de género.

Los datos de Naciones Unidas indican que 59% de las víctimas de trata en el mundo son llevadas a la explotación sexual y un 72% son mujeres, niñas y adolescentes. En 2021, en Uruguay se registraron 494 casos de explotación sexual infantil, señaló el Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial y No Comercial de la Niñez y la Adolescencia (Conapees).

“Se visualiza que la trata y la explotación sexual ocurren en un mundo muy alejado de la vida cotidiana, uno paralelo a la noche –aunque no ocurre solo en la noche– y de las whiskerías, locales donde habitualmente las personas en general no transcurren”, puntualizó Andrea Tuana.

La Magíster en Políticas Públicas y Género y directora de la ONG El Paso –que actúa en la defensa de los derechos de niñas, niños, adolescentes y mujeres–, aseveró que pese a la importancia del problema y gravedad de los delitos, en nuestro país el tema está fuera del orden del día.

En Uruguay, desde 2018, la Ley de Prevención y Combate de la Trata de Personas (19.643) regula acciones de prevención, persecución y sanción de estos crímenes, y prevé atención, protección y reparación de las víctimas. Antes de esa ley, había algunos marcos regulatorios como la Ley de Violencia Sexual (17.815), de 2004 y la Ley de Migraciones (18.250) de 2008, que tipificó el crimen de trata y reguló una pena –de cuatro a 16 años de prisión– para este tipo de delito. A pesar de la existencia de estos instrumentos, Tuana considera que queda mucho por hacer.

“Uruguay no cumple las obligaciones. Aunque se han hecho cosas, no es un tema que tenga prioridad, las políticas existentes están estancadas, no se hicieron grandes inversiones y no es un problema prioritario, ni para la persecución del delito, ni para la atención de las víctimas”, afirmó.

Trata Interna y externa

Para captar víctimas, las redes de trata ofrecen mejores condiciones de trabajo o recurren al “engaño amoroso” en dónde se entablan vínculos afectivos. “Les prometen una vida mejor, no necesariamente les dicen que ejercerán trabajo sexual y luego, se encuentran con condiciones de semi esclavitud”, explicó Tuana.

"Un proceso de muchos años", sostiene la activista Andrea Tuana.
Andrea Tuana. Foto: El País.

En cuanto a rutas, la experta mencionó que Italia, Francia, Estados Unidos, Chile, Argentina y México, son los principales destinos internacionales de trata. Al mismo tiempo, llegan a Uruguay en situación de trata personas provenientes de República Dominicana, Venezuela y Cuba, un flujo que se incrementó a partir de 2014.

“Empezamos a ver un crecimiento exponencial de víctimas migrantes, la gran mayoría hacen una travesía enorme por tierra, vienen con el sueño de que en Uruguay hay trabajo, se puede vivir bien y mandar dinero para su país”, detalló Tuana.

Y remarcó que las mujeres vienen de una situación de extrema pobreza y al llegar a Uruguay se encuentran con otra realidad. “Para conseguir ingresos, las redes les ofrecen ir a trabajar en las whiskerías y prostíbulos y, a partir de ahí, quedan atrapadas por la deuda, por encontrarse solas y vulnerables en un país que desconocen, por no tener condiciones de supervivencia”, enfatizó.

Los relatos de víctimas rescatadas hablan de diversas violencias: “Largas jornadas de trabajo, 12 horas o más por día. Son controladas, no pueden hablar entre ellas, viven todas en un mismo apartamento, se ejerce un control en sus llamadas, las amenazan con dañar a su familia”, indicó.

Además de la trata internacional, hay una modalidad común y menos visible: la trata interna. “La mayoría de las víctimas son adolescentes captadas en un determinado barrio de Montevideo o una ciudad del país y trasladas a otro departamento para la explotación sexual”, dijo Tuana.

Tania Rodríguez, docente y militante del colectivo ¿Dónde están nuestras gurisas?,
Tania Rodríguez, del colectivo ¿Dónde están nuestras gurisas? (Foto: Laura Sosa).

Patrones y estigmas

Situaciones de vulnerabilidad económica, violencia doméstica y consumo problemático de drogas, son algunos de los patrones encontrados en el contexto de las víctimas. Tania Rodríguez, docente y militante del colectivo ¿Dónde están nuestras gurisas?, señaló que otro elemento no menor es que “son gurisas racializadas, hay una intersección de varias desigualdades en el cuerpo de estas chiquilinas”.

El colectivo fue creado en 2017 a raíz de la desaparición de Milagros Cuello Baladán, para visibilizar desapariciones de niñas, mujeres y adolescentes y acompañar a las familias en el proceso de búsqueda. “Desde ese momento hemos identificado que muchas de las desapariciones están vinculadas con las redes de explotación y de trata”, comentó.

A través de su trabajo, el colectivo detectó violencia hacia los familiares de las víctimas. “Les dicen a las familias que son ellas que tienen que ir a buscar, que si encuentran alguna información la lleven a la seccional. Hay descuido en el trato y no se respeta la ley que prevé considerar a las familia víctimas”, dijo Rodríguez.

colectivo dónde están nuestras gurisas
Foto: reproducción @dondestan_uy

Por otro lado, la docente considera que la culpabilización y estigmatización de las víctimas es un reforzador del silencio sobre el tema y desestimula a que otras puedan denunciar.

“Nuestra sociedad, por su adultocentrismo, no logra identificar que las gurisas de 15, 16, 17 años están en una situación de vulnerabilidad y en un proceso de desarrollo. Frente a un adulto están en desigualdad de poder. Hay una responsabilización de ellas, mientras la responsabilidad de garantizarles un tránsito a la adultez que sea sano y seguro es de la sociedad como un todo”, afirmó.

“Hemos escuchado ‘a pero a ella le gustaba eso’ o ‘pero qué querés si estaba en la pasta’ como si el hecho de que ella estuviera en una situación de consumo justificara su desaparición. Hay varios mitos con relación al tema y es importante poder desnaturalizar”, concluyó.

Un problema del cual no se habla

La “falta de presupuesto, de formación de los operadores institucionales y el silencio social” sobre el tema son, según Rodríguez, las principales trabas existentes para que el panorama cambie.

Por su parte Tuana, remarcó otros obstáculos: “Es algo que quiere mantenerse en un mundo paralelo, que responde a los intereses y necesidades del machismo y, por eso, es un mundo reservado para hombres, oculto y en donde no hay ningún interés en visibilizar y mucho menos de hablar de esto para prevenir”.

El principal desafío, coincidieron, es tratar el problema con un abordaje integral de prevención, combate y protección a las víctimas, desde una perspectiva de los derechos humanos y de género. En ese camino, la información y el derribar mitos sobre el tema, es clave: “Por eso hacemos cines debate, actividades en la calle, talleres en centro juveniles, en liceos y UTUs, para trabajar con adolescentes como forma de prevención y de concientización”, finalizó Rodriguez.

Dónde denunciar situaciones de trata y explotación sexual

Línea Azul del INAU: 08005050
Servicio de atención a mujeres en situación de violencia basada en género:
0800 4141 - Celular: *4141
Asociación Civil El Paso: 2309 6171

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