Con enero llega la ansiada calma y las esperadas vacaciones, ¡o no tan así si sos madre!

La psicóloga perinatal Irene Arias invita a reflexionar sobre el descanso y la carga mental de la maternidad mientras las infancias tienen tiempo sin clases

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Vacaciones. Canva.
Foto: Archivo

Por Irene Arias
Llegan las vacaciones. Las vacaciones como tiempo de descanso, de desconectar, de tirarse a leer libros en playas hermosas, a reírse con amigas en fotos de instagram y reconectar con la naturaleza. A veces eso pasa, a veces no.

Las vacaciones no siempre son las vacaciones que se nos vienen a la mente cuando pensamos en las vacaciones ¿me siguen? Y esto pasa, sobre todo, luego de la maternidad y paternidad.

Cuando las vacaciones de los peques coinciden con las licencias de las cuidadoras y cuidadores se conforma un escenario particular, que favorecerá el encuentro, el descanso y el disfrute. Todas las personas en la misma sintonía. Será entonces, tiempo de pensar planes, de modificar rutinas, de hacer realidad esas actividades que se añoran durante el tiempo de trabajo y escuela.

Para poder pensar en este escenario, les quiero dejar un posteo y un ebook gratuito que redactamos con mi querida colega, la Licenciada en Psicología Romina Patriarca de @mamanosabetodo.

Pero ¿qué pasa cuando las vacaciones de los peques no coinciden con los tiempos de licencia de las madres y padres? Ahí se configura un escenario diferente al anterior. Ahí empiezan las demandas, los tironeos, los malabares. En fin, las estrategias de cuidado que surgen durante todo el año, pero cargadas del mandato del disfrute continuo con actividades inolvidables.

Bienvenidas vacaciones y bienvenida carga mental materna en modo verano

Se van complejizando las realidades de aquellas mujeres que maternan y trabajan en tiempos de vacaciones escolares.

La carga mental se acrecienta, porque el mandato se va reforzando enclave de grandes planes, de mega actividades veraniegas. Este es un mandato difícil de sortear, porque el disfrute es necesario para poder conectar, para poder atravesar el día a día. Pero la invitación es a poder sopesar lo que podemos, con lo que queremos y con lo que desean y esperan nuestros peques. Para que la salud mental de nadie quede en el camino.

¿Cómo podemos descomprimir la carga mental materna en tiempo de vacaciones? Lo primero es poner luz sobre lo invisible. Este es un gran ejercicio. Preguntarnos ¿qué esperamos de las vacaciones? ¿Qué esperan los demás? ¿Qué me gustaría hacer? ¿Qué me gustaría no hacer? ¿Qué, de todo eso, es posible hacer en estas vacaciones?

Estas preguntas nos darán respuestas concretas, que podrán ir marcando nortes hacia donde movernos. Nortes que por sobretodo, estarán alineados con nuestros deseos, con lo que podemos, con lo que queremos y un poquito más lejos del deber ser.

Ese “volver a mi”, esas preguntan, acallaran un poco las voces del “deberias…” o “en las vacaciones se hace…” y cuando esas voces se acallan o se quedan con el volumen un poco más bajo, se empiezan a escuchar otras voces. Las propias.

Las voces que hablan de lo importante para una, de lo que realmente disfruta, de lo que se quiere hacer, lo que no se quiere hacer más porque respondía a otra versión de una o a otro tiempo - la maternidad hace cambiar muchas cosas, incluso hace pasar de una columna a otra, ciertos destinos de vacaciones, ciertos ritmos y ciertas actividades y ni que hablar que ciertas personas también.

La invitación es a escucharnos un poco más, a preguntarnos un poco más. A no dar por sentado ciertos planes y a poder acompasar estos tiempos a los tiempos de los que integran la familia.

A integrar las disponibilidades y los deseos de quienes comparten equipo.

Ojalá que así, el descanso, la conexión y el disfrute se instalen contigo, debajo de la sombrilla o en el sofá, durante las vacaciones.

Poder escuchar lo que queremos hacer, poder preguntar lo que quieren hacer los demás y organizarnos en función de eso, podría generar un escenario super propicio para las conexiones profundas, los encuentros cargados de sentido y dejará el recuerdo de unas vacaciones memorables, porque lo que sí hubo fue presencia.

Tres claves para conciliar cuidados, trabajo y vacaciones

Quiero compartirte 3 estrategias que pueden favorecer el encuentro y la calma en tiempos de vacaciones de los peques pero de actividad laboral de las madres y padres.

Estas claves podrían ser aliadas para la maternidad siempre, pero en tiempos de alta demanda, como es el verano, creo que lo pueden ser aún más.

Poner la vida familiar al centro invita a reconocer estas avitdades como los pilares de la vida cotidiana. La distribucion de estas tareas, que sean parte.

En las vacaciones, se pueden dar tiempos de encuentros de incalculable valor para todos. Tiempos más calmos, menos demandas de horarios, menos apuro en llegar o en hacer. Los tiempo pueden ralentizarse y eso puede permitir

Trabajar desde casa y con los peques de vacaciones debe ser uno de los momentos más desafiantes de la vida de las madres emprendedoras del mundo mundial. Compartir los espacios puede pasar de ser una oportunidad y un privilegio a ser una trampa mortal con final poco feliz

Encontrar los puntos de equilibrio será la clave para sobrevivir y poder disfrutar de ésta época que nos pasamos añorando cuando llega el primer día de clases.

Pique #1: Narrar la vida familiar
Acompasar los tiempos de nuestra casa - poner en palabras lo que vamos haciendo día a día. Invitarlos a conocer los quehaceres cotidianos que implican nuestro trabajo, que sostienen la rutina del hogar y que favorecen la convivencia

Anticipar - He aquí la primer clave - Implicar a los peques en la vida del hogar y estar al tanto de lo que va a ir sucediendo en el día no solo refuerza el ser parte de algo más grande que ellos mismos: La familia, sino que refuerza su confianza y seguridad en lo que sucederá.

Que la palabra circule, que la narrativa del cotidiano sea moneda corriente será un aliado que permitirá poner en práctica toda aquella información que fueron acopiando durante su vida y ponerla al servicio de decodificar ésta situación novedosa que están viviendo: Estar en casa de vacaciones con mamá y papá pero que no puedan estar todo el tiempo conmigo haciendo lo que a mi me gustaría hacer o aquello que hacíamos hasta ayer - mientras sí estábamos de licencia - Éste proceso llevará su tiempo - paciencia.

Cumplir con la distribución de esos bloques de tiempo - He aquí la segunda clave - Poder distribuir los momentos de trabajo e intercalarlos con los cuidados y el entretenimiento será una manera de lograr el equilibrio y preservar la salud mental de todos los integrantes de la familia.

Muchas presiones y tempestades pueden desatarse en los días de verano, donde tener que cumplir con el día a día puede ser desafiante, desgastante e irritante para nosotras y también para nuestros peques.

Pique #2- Ambiente preparado
¿Les suena a María Montessori? ¡Obvio que sí! Tener que compartir la casa y trabajar es algo que requiere muchos acuerdos.

Preparar un lugar, un rincón para tener a mano - literal - aquello que los entretiene, que los invita a imaginar, a jugar, a crear mundos mágicos dónde se pueden zambullir por largos ratos será un aliado increíble en esos momentos dónde nuestra atención plena debe estar en una tarea laboral, en una reunión, en un vivo, en una sesión o simplemente en el tiempo de crear para nuestro emprendimiento.

Para esto no es necesario mobiliario caro ni específico, tampoco una sala de juegos a lo mansión de Ricky Ricón. Es simplemente HABILITAR, atribuirle a un espacio y a un momento de la rutina la posibilidad del JUEGO - de lo LÚDICO - dónde jugar sea lo que SÍ se PUEDE - porque está todo a su alcance, donde el orden lúdico - el reconocido como desorden por el mundo adulto - está permitido, dónde poder cambiar de actividad a su tiempo y gusto es la lógica que predomina.

Seguro que estás pensando Ire, ¿Cómo se logra? Poniendo en palabras los tiempos o bloques de juego - narrando que será tiempo de jugar en tal lugar durante el tiempo que se establezca - Poniendo a disposición aquellos caballitos de batalla que sabemos que aseguran la diversión y el disfrute en nuestro hogar.

Dejen volar su imaginación, pero sobre todo su observación. Observen con qué se divierten más sus peques, cuáles son los elementos que eligen cuando no saben qué hacer y les asegura un tiempo de entretenimiento. ¡Esos son los indicados!

Preparar el ambiente para que su autonomía los guíe y permita la convivencia de los grandes y los chicos.

El Pique #3 es: Honrar el cotidiano
Creo que nos ha pasado a todas que sentimos que los tiempos de vacaciones deben ser memorables, grandes planes y actividades deslumbrantes. Viajes y paseos, risas y fotos sin parar, obvio que eso estaría demás, pero es insostenible en la diaria. Las vacaciones duran más que las licencias. Es por esto que honrar el cotidiano será un gran bastión para no caer en presiones y expectativas ajenas durante el tiempo de vacaciones.

La vida de la casa hay que vivirla, hay que modelarla al ritmo y gusto de los que conformamos la familia. Es algo que debemos cuestionar, no darla por concluida e irla regulando y acomodandola a la realidad que vamos viviendo. Cada momento familiar conlleva una vida cotidiana determinada, un ritmo hogareño particular e inmensamente rico

Muchas veces vamos en piloto automático, estamos tan sumergidas en el hacer que el cotidiano se vuelve en nuestra contra y en lugar de satisfacer nuestras necesidades y sernos útil y funcional, nos juega malas pasadas y nos hace zancadillas. Nos hacemos trampa al solitario.

Involucrarnos en los quehaceres cotidianos, convertir los mojones de las rutinas en tiempo de encuentro y disfrute es una clave para que el día a día sea memorable aunque no hayamos hecho grandes planes. Que cada uno tenga una responsabilidad, que de la tarea de cada uno dependa el bienestar del grupo, genera sensaciones muy reconfortantes y además rellena de momentos memorables las horas del día y da sentido al simple vivir.

Poder disfrutar del cotidiano y convertir el día a día en tiempo de calidad y momentos de encuentro sólo requiere poder mirar a la rutina como una aliada y una oportunidad repleta de momentos significativos. Va a ser necesaria nuestra disponibilidad y de un poco de organización, pero sobre todo de nuestra apertura y ganas de darle valor al encuentro

Irene Arias

Irene Arias
Irene Arias
Foto: Cortesía Irene Arias

Licenciada en psicología. Diplomada en Psicología Perinatal y Salud Mental Materna.

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