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"Historias de pequeños migrantes", el libro de Constanza Narancio con 10 cuentos que podrían ser reales

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Constanza Narancio

MUJERES

La autora siempre se interesó por las historias de las familias, por saber porqué eligen Uruguay o cuáles fueron los motivos que les impulsaron a dejar su ciudad o país.

La migración es un fenómeno que a todos nos toca en algún punto, ya sea por nuestros antepasados, por nosotros mismos o por quienes nos rodean. Así sintió Constanza Narancio y plasmó su interés por el tema en “Historias de pequeños migrantes”, libro que reúne 10 cuentos de su autoría.

Si bien sus relatos no cuentan historias reales, bien podrían serlas. Sus ficciones se basan en momentos históricos. La autora nombra barcos que existieron, zarparon en el año indicado y en el puerto referido. Años, destinos, barrios, conflictos fueron reales, así como también oficios, platos, alimentos y juegos. “No quiero reproducir estereotipos, pero era preciso ser fidedignos con las historias posibles, incluso con los roles”, sostuvo Narancio.

En ese proceso, confesó que algunas historias le resultaron más cercanas, como la de una catalana que llegó a Montevideo o la italiana que arribó a Buenos Aires, pero la historia de Paqari es la que le gustó especialmente.

“Muchas veces el éxito de alguien se mide en lo económico y la verdad es que la vida de las personas no sale en tapa, son historias de trabajo, sacrificio, que pasan inadvertidas, pero que son extraordinarias, para sus seres queridos, para su entorno, con sus alegrías, sus desafíos y sus pequeños y a la vez inmensos logros”, reflexionó.

El origen

Narancio siempre se interesó por las historias de las familias, por saber porqué eligen Uruguay o cuáles fueron los motivos que les impulsaron a dejar su ciudad o país.

Un primer ejercicio lo hizo en la escuela: una maestra le mandó a indagar sobre sus antepasados y llamó a sus abuelas, que vivían en Montevideo mientras que ella residía en Treinta y Tres.

“Al otro día compartimos los relatos y fue divertido además de enriquecedor. Aprender sobre las historias familiares nos hace entender muchas cosas, desde el porqué de que mi abuela hinchó por Francia en un Mundial de fútbol hasta la razón para atesorar una tacita de té de porcelana con un asa rota”, manifestó.

“Hace unos años tuve que reconstruir mi árbol familiar para conseguir la ciudadanía italiana. Siempre me interesó esto de orígenes, costumbres, rasgos y cuentos míticos porque siempre hay fantasías”, recordó.

“A la vez el padre de mis hijas y su familia fueron exiliados políticos. Entonces teníamos ese ejercicio de ver diferencias, costumbres, improntas”, añadió quien en 2017 realizó el Almanaque BSE 2018 con el tema de la Migración en Uruguay. En ese momento exploró la construcción de la “identidad uruguaya” a través de la historia de migraciones e indagó en los nuevos migrantes, la mayoría provenientes de América Latina.

“Era un proceso que se estaba viviendo y siempre estuve alerta a los discursos racistas que emergen. Me impacta escuchar tantos prejuicios, o que se haga evidente la aporofobia, porque los únicos inmigrantes que en Uruguay parecen querer son los empresarios rubios que se mudan al barrio privado”, sentenció.

historias de pequeños migrantes, por Constanza Narancio
Historias de pequeños migrantes, por Constanza Narancio

Su trabajo

Narancio trabaja como Consultora de Comunicación para ONU Mujeres para América Latina y el Caribe y Uruguay, pero los cuentos existen desde mucho antes de que se desempeñara en su actual puesto.

“No diría que tengo una veta creativa, pero sí ganas de contar pequeñas historias que despierten empatía, provoquen esa conversación entre los niños, que les animen a preguntar a sus familiares, que se reconozcan en sus compañeritos extranjeros y que, a la vez, hagan pensar en nuestros propios prejuicios”, contó.

“Pensar sobre nuestra disponibilidad a recibir, abrazar, ponernos en el lugar de ese padre que solo quiere que su hijo sea feliz en ese mundo nuevo al que tuvo que trasladarse, muchas veces sin ganas de dejar atrás “su lugar”. A veces puede haber esperanza de prosperidad o de paz, pero nunca es insignificante el dolor del desarraigo, la vulnerabilidad, la nostalgia y los miedos”, aseguró.

De todos modos, para Narancio hay un aspecto en el que los cuentos se cruzan con su trabajo: “En el ejercicio de pensar en la vulnerabilidad, en la discriminación, en las interseccionalidades y las violencias a las que se exponen las mujeres y las niñas, y en como esto se profundiza para aquellas en situaciones de movilidad humana”.

“No necesitamos vivir esa tragedia para imaginar las dificultades, y esto es un ejercicio en ONU Mujeres: hacer propia una causa que busca garantizar derechos, aunque una los goce por contexto o por el país en el que vive. Hace unos días, la argentina Maira Arena habló de lo difícil que es ver al otro como un semejante, un igual, en referencia a las diferencias de clase, pero lo que construye ese ejercicio. Esta reflexión es igual en relación a las personas migrantes: la importancia y lo necesario de tratarnos como iguales, más allá de las diferencias”, concluyó.

Desde el lunes en Escaramuza

Es la primera vez que Narancio (46) escribe cuentos, aunque pasó los primeros ocho años de sus hijas (11 y 13 hoy) leyéndoles. “Historias de pequeños migrantes” fue posible por los Fondos Concursables del MEC.

El libro —que cuenta con ilustraciones de Alfredo Soderguit—puede conseguirse en Escaramuza desde el próximo lunes a $490.

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