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Mamá estimula: Si pudieras retroceder el tiempo, ¿qué consejo te darías antes de ser madre?

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Madre e hijo. Foto: Unsplash

CON LOS HIJOS

Claudia Guimaré sostiene que llegamos a la maternidad llenas de seguridades y certezas para luego encontrarnos con nuevos miedos, dudas, cuestionamientos e inseguridades.

Esta es la pregunta que hicimos la semana pasada a los miembros de MAMÁ ESTIMULA y los resultados, a pesar de las diferencias de edad, país de origen o composición familiar, nos dejaron asombrados por su similitud general. ¿De qué se arrepienten la mayoría de las madres, o qué desearían haber hecho diferente y es por ende su mejor consejo para quienes quieren serlo?

“La experiencia es algo que cuando se consigue, ya no sirve para nada” solía decir mi papá y ¡vaya si tenía razón! ¿Cuántas veces nos encontramos fantaseando con poder echar atrás el reloj y tomar decisiones diferentes de las que hemos tomado, o cuántas veces nos reprochamos no haber hecho las cosas distinto de haber sabido lo que vendría después? Y por más que sepamos lo inútil de este pensamiento rumiante, muchas veces no podemos evitarlo, en especial en lo que refiere a la crianza de nuestros hijos cuando nos hacemos madres, momento en el que solemos sentirnos de golpe mucho más vulnerables y llenas de dudas que antes.

Porque admitámoslo, llegamos a la maternidad llenas de seguridades y certezas, con teorías bastante firmes sobre cómo seremos como mamás y sobre cómo manejaremos las cosas, para luego repentinamente encontrarnos ante un verdadero punto de inflexión a partir del cual se abre una etapa absolutamente nueva y desconocida, con nuevos miedos, dudas, cuestionamientos e inseguridades, que nos enfrenta a un reflejo de nosotras mismas que no siempre nos gusta ni es el que esperábamos, así como a creencias y preconceptos que nunca antes nos habíamos cuestionado y nos hacen repetirnos una y otra vez la misma pregunta: ¿Lo estaremos haciendo bien?

¿Cuáles son los aprendizajes que se repiten con mayor frecuencia entre las madres o que cosas desearían haber sabido o haber hecho diferente como mamás? Abajo te contamos los tres principales.

La maternidad no es para todas, y está bien.

Nos criamos en una cultura en la que ser madre es parte de la identidad de toda mujer. Pero esto no es otra cosa que una imposición social que muchas veces termina haciendo que muchas mujeres lleguen a la maternidad más por mandato social que por deseo propio, lo cual sólo acarrea frustraciones y problemas. Arrepentirse de la maternidad puede ser considerado como un sentimiento aberrante, pero no por ello deja de ser cierto para muchas personas. Necesitamos desmitificar la maternidad y sincerarnos respecto de nuestras experiencias, para que las futuras generaciones de mujeres, opten por ser madres sabiendo verdaderamente de lo que se trata pero sobre todo, sabiendo desde el principio que no es en absoluto necesario llegar a serlo.

No estás preparada para esa responsabilidad, no te apures, ya habrá tiempo.

Otro de los “reproches” más comunes es haber tenido hijos demasiado pronto ya sea por presiones sociales, familiares o de pareja, o por la creencia de que conviene más ser madre joven “porque así se tiene más energía”.

Lo mismo sucede con tener varios hijos bien seguidos, “para aprovechar y criarlos a todos juntos de una sola vez”. Pero la realidad es que necesitamos estar verdaderamente preparadas para ser madres y “quemar etapas” puede ser también un motivo de frustración futura que podíamos haber evitado, y puede quitarnos un tiempo precioso y necesario para disfrutar de nuestra vida solas o de la convivencia en pareja sin hijos de por medio, y ni que hablar para además llegar a conocerse mejor antes de asumir la responsabilidad de la paternidad en conjunto, además de que cuanto más maduras seamos, seguramente podamos enfrentar el nuevo desafío con mayor aplomo y experiencia.

Lo más importante que puedes darle a tus hijos es tu tiempo

“Lo esencial es invisible a los ojos”, decía Antoine de Saint Exupéry, y yo agregaría que casi siempre además, es indiferente al bolsillo. Otro de los aprendizajes más comunes es que al iniciarnos en la maternidad nos surgen mil presiones nuevas y queremos hacerlo bien, no “bien”, sino “muy bien”. Y ahí comienza la carrera por encontrar la mejor cuna, el mejor jardín, el juguete más didáctico, el tallercito extracurricular que mejor le despierte la curiosidad y le estimule la inteligencia, y la lista es infinita y no hace sino incrementarse a medida que los chicos aumentan su edad y se suman además las citas de juego, los torneos y competencias, los hobbies etc.

Pero muchas veces en este querer “darles lo mejor” y tenerlos “entretenidos permanentemente” nos quedamos sin tiempo para dejarlos disfrutar del baño hasta que el agua esté helada o sin energías para jugar otro rato con ellos y si hay un descubrimiento científico incontestable que las madres hemos hecho es que el tiempo vuela y lo hace a velocidad crucero. Los chicos no necesitan tantas cosas ni tomar mil lecciones ni tener decenas de hobbies ni profesores especiales. Necesitan aprender con nosotros, de vernos hacer con ellos. Y eso es lo más importante y la ventana de oportunidad que tenemos, muy efímera.

Sana tus heridas primero

Pero conocerse a sí misma lo suficiente y haber tenido el coraje de asumir las heridas afectivas acarreadas, fue por lejos el principal reproche. Porque la maternidad es como un soplo de aire fresco que trae muchas cosas hermosas a nuestras vidas, pero también es cierto que descorre telones invisibles que dejan al descubierto nuestras carencias más profundas y si no las tenemos en cuenta, lo más probable es que nos veamos repitiendo patrones que conocemos de cerca y que no nos hicieron nada bien y no hay nada más terrible que verte convertido en aquello que juraste jamás imitar.

Es por ello que el principal consejo que cientos de madres dijeron desear poderse dar a sí mismas, de poder viajar en el tiempo y que vale la pena escuchar, fue el de intentar conocerse a sí mismas lo suficiente como para entender por qué actuamos como actuamos aun cuando no nos gusta, por qué entablamos relaciones afectivas de tal o cual manera, o sobre todo desidealizar a nuestros padres, reconocer que no fueron perfectos y que pudieron habernos hecho daño aun sin quererlo y qué senderos no recorrer en lo que a la crianza de nuestros hijos respecta. En definitiva, ser el adulto que rompe el círculo, que sana, que supera su pasado y enfrenta sus carencias, como primer paso para sentar las bases de la familia que queremos.

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA
claudia guimaré
Claudia Guimaré

La socióloga uruguaya y especialista en marketing y comunicación es la fundadora de Mamá estimula. En el grupo que administra desde Argentina, comparte materiales educativos y soluciones para padres.

Conocé cómo Mamá Estimula puede auxiliarte en la crianza de tus hijos.

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