Superar la frustración: cómo gestionar las expectativas y salir del pensamiento en bucle

«Tips» para líderes de negocios para motivarse, bajar el ruido mental y concentrarse mejor para salir adelante

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Motivación

En el marco de un proceso de coaching ejecutivo que estaba realizando, un coachee que vamos a llamar Juan logró visualizar que vivía en un estado permanente de frustración. Esta sensación se acentuaba, cuando la «realidad» difería de sus expectativas. Aparecían pensamientos en bucle que no le permitían conectar con su creatividad para resolver los desafíos que se le presentaban día a día y que minaban su motivación y bienestar.

¿Quién no ha tenido situaciones en las cuales, esperando que suceda una cosa, ocurre otra y se siente abatido? O, ¿en las que recibimos comentarios o acciones que no logramos digerir, disparando pensamientos que revolotean en nuestra mente, volviendo una y otra vez sobre el tema? ¿Cuál es el nivel de frustración, enojo o angustia, que se activa cuando la «realidad» choca con la «expectativa»?

Aprender a manejar las expectativas es imprescindible y para comprendernos un poco más, preguntarnos sobre su origen puede ayudarnos.

Decimos que pueden ser predictivas, normativas o merecidas.

Clave

Aprender a manejar las expectativas es imprescindible

La expectativa es predictiva, cuando creemos saber lo que va a suceder en determinada situación, basándonos en el pasado.

Es normativa, cuando se vincula con las normas socialmente aceptadas y esperadas. Tenemos un juicio de lo que debería ser.

Nos referimos a expectativas merecidas, cuando se centran en lo que creemos merecer, basándose en nuestra idea de justicia.

Por otro lado, es necesario comprender que la realidad, según la perspectiva construccionista en psicología, es subjetiva y depende de nuestro filtro personal constituido por nuestros valores, creencias, experiencias, características biológicas, relacionales y psicológicas, además del contexto cultural vigente del momento. Hablamos de la realidad según como la observamos y nos convencemos de que no hay otra forma de verla o interpretarla.

El cerebro tiene la maestría de ahorrar energía y crear atajos mentales en los cuales idealiza sobre ciertas personas y situaciones, y cuando lo que vemos y llamamos «realidad» choca con la expectativa, nos puede generar frustración, angustia y/o enojo.

No se trata de etiquetar como negativas a las expectativas. De hecho tienen un vínculo estrecho con la motivación. Nadie emprende un proyecto o desafío, sin expectativas.

En este punto lo que es importante internalizar es, que si bien hay factores que van a depender de nosotros, hay otros que no. Por lo tanto el impacto podría ser amortiguado tomando una decisión consciente con la forma particular de vincularnos con las expectativas y ampliando la capacidad de observar la realidad.

Con relación a los pensamientos rumiantes, hay personas que están plenamente convencidas que estos tienen el control de su mente. No son conscientes de que son ellas mismas quienes los alimentan, permitiéndoles que continúen girando en su cabeza.

No hay que minimizar este hecho ni restarle importancia; por el contrario, hay que buscar ayuda y aprender a gestionarlo.

La buena noticia es que hay técnicas que ayudan a bajarle el volumen al ruido mental y salir de los pensamientos en bucle. La sugerencia es que si sentís que esto afecta tu calidad de vida consultes a un profesional que pueda acompañarte en el proceso.

Herramientas para gestionar del pensamiento en bucle

1) Intentá no controlar tus pensamientos. Aprendé a gestionarlos. Cuanto más los niegues y pelees contra ellos, más fuerza toman y malestar generan. No tenemos la capacidad de elegir exactamente en qué pensar y en qué no pensar en un momento dado. En cambio, podemos comenzar lentamente a sumar nuevos pensamientos o imágenes, que vayan en otra dirección. De esta manera comenzamos a cambiar nuestro foco de atención hasta estar totalmente involucrados en otra cosa.

2) Practicá técnicas de relajación. Hay varias, como la respiración diafragmática o la relajación progresiva muscular de Jacobson y otras técnicas de respiración consciente. Puedes encontrarlas en YouTube y las hay muy buenas.

3) Practicá ejercicio físico. El que más se adecúe a tus gustos y preferencias. Hay muchas personas que no les gusta o sienten pereza. Una vez un profesor me dijo, «si hago un relevamiento de todos los que están acá a las 7 de la mañana entrenando, no creo que encuentre a uno que no se le haya pasado por la mente no venir hoy».

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