«La curiosidad siempre me fue llevando por esta increíble aventura de emprender», explicó el emprendedor argentino Matías Woloski al repasar su camino en los negocios. Esa característica resultó vital tanto para lanzar su propia empresa, la tecnológica Auth0 -que llegó a convertirse en un «unicornio»- como para encarar su más reciente proyecto: la fundación Portal Bosque, instalada en Maldonado, que combina naturaleza, arte y tecnología en un concepto educativo alternativo.
Woloski habló de la curiosidad como una «brújula» para orientar sus decisiones y planes en los negocios, pero también como «el combustible necesario para que un niño pueda ir creciendo en su forma de pensar y en sus deseos». Estas reflexiones formaron parte del mensaje que el emprendedor compartió como orador de la Gala de Endeavor de este año (ver recuadro), realizada el pasado jueves 11 en el Centro de Eventos del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU). La «mayor cena de networking del país» contó con un auditorio de más de 600 empresarios y ejecutivos del país, autoridades de gobierno y representantes de la política.
Durante su charla, Woloski repasó desde sus primeras vivencias en el mundo empresarial -a través del negocio de venta de repuestos para autos de su padre- hasta el presente, en el que lidera un proyecto disruptivo que busca formar a las nuevas generaciones.
Por supuesto, también ahondó en la historia de éxito de Auth0, una plataforma de identificación digital para desarrolladores que hoy utilizan grandes empresas del mundo, como Atlassian, Siemens, JetBlue y Toyota, entre otras. En 2021, la compañía procesaba unos 5.000 millones de inicios de sesión por mes, lo que atrajo el interés de la multinacional tecnológica Okta, que la adquirió por US$ 6.500 millones ese año. Para entonces, Auth0 generaba US$ 150 millones de ingresos recurrentes, contaba con 10.000 clientes y 1.200 empleados dentro de una estructura remota distribuida en unos 40 países.
«Ni siquiera me cabía en la cabeza cómo llegué a eso», confesó el emprendedor sobre los hitos conquistados, entre ellos el precio de venta de la compañía.
Woloski cofundó Auth0 junto a Eugenio Pace en 2013 luego de asesorar a empresas en el área de identificación digital, en un momento de efervescencia de los servicios en línea. «Auth0 venía a resolver el componente de autenticación que, básicamente, hoy en día todas las aplicaciones tienen», resumió.
Aunque la idea de crear una plataforma que resolviera el problema del acceso a aplicaciones y sitios web valía «mil millones», a los creadores de Auth0 les dijeron en Silicon Valley que no serían quienes lograrían conquistar ese lucrativo mercado. El feedback negativo que recibieron fue el «combustible necesario» para que intentaran demostrar que estaban equivocados.
Reponerse a ese golpe o aprender a presentar su producto fueron lecciones que marcaron a Woloski, pero no las únicas que aprendió. Aplicar la curiosidad para detectar una necesidad en el mercado, volcar las «miles de horas de vuelo» que lo llevaron a especializarse en autenticación en su propia empresa, desarrollar la empatía que había visto en su padre al interactuar con los clientes en su negocio de repuestos, y perfeccionar su habilidad para vender fueron cualidades que incorporó a lo largo de su vida como emprendedor y que lo ayudaron a atravesar el proceso de construir y liderar una startup.
Auth0 debió convencer también a los inversores de que era un emprendimiento con potencial para escalar. Bessemer Venture Partners, el fondo de capital de riesgo que invirtió en la startup en 2014 en su primera ronda de Serie A, proyectaba que la compañía tenía un 30% de posibilidades de quebrar en pocos meses. El escenario más optimista -según el cual la compañía alcanzaría a futuro un valor de US$ 1.000 millones- apenas tenía un 1% de probabilidades de materializarse.
«Todas las probabilidades estaban en contra nuestro, lo cual creo que es parte de emprender: encontrarte siempre en este escenario. Arrancás perdiendo. Pero las esperanzas nunca se pierden y el trabajo duro es lo que hace que finalmente uno pueda llegar a este tipo de resultados», aseguró el argentino.
Contra todo pronóstico, Auth0 se unió al exclusivo club de los «unicornios» argentinos y cerró una venta histórica, aun cuando esa opción no estaba en los planes de sus cofundadores.
La venta «fue como entregar a nuestro bebé. Fue muy difícil la decisión, aunque era, por supuesto, un cambio de vida completo en lo económico».
La operación dejó de lado la intención de convertir a Auth0 en una empresa pública, reveló Woloski. En cambio, muchos empleados que habían recibido stock options pudieron «cambiar parte de su vida» gracias a la venta. «Lo más notable en los mensajes de despedida era cómo la gente valoró la cultura que se creó en Auth0», comentó el emprendedor, quien mencionó la transparencia, la pasión y el trabajo iterativo como los pilares de la filosofía sobre los que la compañía logró sus objetivos.
Luego de la transacción, Woloski permaneció en Okta por tres años, hasta que en mayo de 2024 inició otro capítulo en su vida. El escenario elegido para su nuevo proyecto fue Uruguay.
Modelo educativo
A los 44 y con dos hijos pequeños, Woloski comenzó a hacerse algunas preguntas retóricas: «¿dónde quiero que crezcan mis hijos? ¿Qué contexto quiero para ellos y la comunidad?». Las respuestas a esas interrogantes lo acercaron a la decisión de volver a emprender; esta vez en el ámbito de la educación, aplicando un modelo más moderno y diferenciado del sistema tradicional.
«Hay muchísimo por hacer en la educación -sostuvo Woloski-. Es un lugar en donde no se invierte en general, pero ahora pasa a ser muy importante», enfatizó, aludiendo al avance de la inteligencia artificial.
Entonces, puso manos a la obra. Tras una experiencia piloto junto al Plan Ceibal donde instalaron laboratorios de tecnología en 16 liceos públicos, cofundó Portal Bosque, una fundación sin fines de lucro que funciona en La Barra (Maldonado), en un predio de 10 hectáreas, donde casi 400 niños y más de 300 adultos reciben formación en música, arte, deportes, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, entre otras disciplinas.
«No es un club, no es un parque, no es un centro cultural, no es una escuela. Es un laboratorio que combina todo eso junto», describió Woloski. «Tenemos 40 personas en el staff, 80 talleristas que van rotando y unos 20 guías educadores», completó.
En la fundación se estimula la creatividad y la aplicación de conocimientos en diversos proyectos como método de aprendizaje. «Los chicos tendrían que estar el 80% de su tiempo haciendo proyectos, fallando, probando, generando conocimiento de esa manera», opinó el emprendedor. Lo dice por experiencia propia: así superó obstáculos en su etapa al frente de Auth0.
El resultado de tener curiosidad, «aprender a aprender», tener un propósito y vencer las dificultades que aparecen en el camino es un «individuo autosuficiente, que básicamente es lo que necesitamos en la sociedad», analizó Woloski. «Yo creo que estas son las metahabilidades que tenemos que enseñar a los niños», insistió.
Y en ese camino sigue, convencido de que la educación basada en la experiencia es el futuro.
Gala apoya la cultura emprendedora
El presidente de Endeavor, Eduardo Mangarelli, destacó el valor de la Gala como «espacio de conexión y de networking» así como su aporte en la promoción de la «cultura emprendedora del país». En ese punto coincidió la directora ejecutiva de la institución, Analía Migues, quien agregó que Endeavor también brinda apoyo a «emprendedores de alto impacto, aquellos que lideran compañías que crecen, innovan, y que después vuelcan y retribuyen a la comunidad ese conocimiento y hasta llegan a ser mentores e inversores en nuevas compañías».
En sus 25 años de trayectoria en Uruguay, Endeavor ha seleccionado a más de 70 emprendedores de alto impacto, de más de 50 empresas que han superado los 50.000 puestos de trabajo directos e indirectos.