Inversión inmobiliaria: la ecuación más atractiva de Punta del Este

El sector inmobiliario se muestra dinámico en el departamento de Maldonado. Hay desarrollos que presentan oportunidades tanto para vivir o como segunda residencia, así como una opción para capitalizar una inversión gracias al retorno de una renta, en un país que siempre encuentra en su seguridad jurídica y estabilidad económica dos de sus principales fortalezas. En este escenario, el barrio privado Reserva Montoya se presenta como «la ecuación más atractiva de Punta del Este para los inversores». Un estilo de vida placentero en un entorno natural, servicios premium, una comunidad consolidada y un modelo probado de rentabilidad por la vía de la renta, acompañada por la sostenida valorización inmobiliaria a mediano y largo plazo, son sus claves del éxito.

Más del 38% de la superficie del barrio está destinada a espacios comunes, áreas verdes y circulaciones: club house sobre la laguna, área deportiva, y más de 4 km de senderos y corredores biológicos recorren todo Reserva Montoya. Además cuenta con «las más bajas expensas entre los barrios cerrados de Punta del Este durante los 365 días del año», afirman los desarrolladores, los empresarios Jorge de León Meneses y Nicolás M. Gassiebayle.

Sus diferenciales de categoría superior han despertado el interés entre los compradores de inmuebles dentro y fuera del país. Además de su seguridad desde el control de acceso, el barrio cerrado tiene una ubicación estratégica privilegiada, en el eje que conecta La Barra y Manantiales, a sólo cuatro cuadras de la playa oceánica y recostado sobre la Laguna Blanca.

La vida en contacto con la naturaleza de Reserva Montoya se combina con las atracciones de La Barra, que ofrece paseo de compras, galerías de arte, variedad de servicios y propuestas gastronómicas, y mucho entretenimiento y diversión.

Puertas afuera, el barrio privado también se destaca por la proximidad con las vías de tránsito que conectan con la península, José Ignacio y el Aeropuerto Internacional de Punta del Este. Mientras que puertas adentro, nos encontramos con sus parcelas de 1.000 metros cuadrados, la planificada urbanización, con servicios premium y una infraestructura de alto nivel finalizada (calles, red eléctrica subterránea, saneamiento, fibra óptica, club house, seguridad, área de deportes), así como la distinguida arquitectura de las casas residenciales. Su espacio deportivo incluye un gimnasio con equipos de última generación, cancha de tenis, cancha de paddle y cancha de fútbol, piscinas para niños y adolescentes, un skate park, un Golf Academy y un putting green, entre otros. Y, para el mayor confort de sus residentes, dos buses eléctricos unen el barrio cerrado directamente con una atractiva propuesta gastronómica y servicio de playa en el Parador Reserva Montoya.

Todos los diferenciales de Reserva Montoya se traducen en un suceso en ventas, con más del 50% del total de sus 369 parcelas ya comercializadas.

El barrio cerrado también se presenta como una opción válida de negocios, para capitalizar la inversión con una renta tanto anual como durante el verano. «El barrio cerrado está en su máximo esplendor y quedan aún muy buenas posibilidades de inversión», señalan los desarrolladores de Reserva Montoya. En la pasada temporada, el emprendimiento no sólo registró una alta ocupación, sino que también avanzó en la revalorización inmobiliaria para quienes compraron en etapas anteriores. Operadores inmobiliarios confirman que existe una creciente demanda por este tipo de desarrollos de categoría superior, en la principal zona turística de Uruguay.