Juan González, cofundador y CEO de Foxsys, tiene 39 años, nació en Montevideo y es ingeniero electricista por la UdelaR.
Confiesa que desde siempre le gustó «entender cómo funcionan las máquinas y los sistemas», y en la facultad hizo «una mezcla de telecomunicaciones y electrónica, que era parte circuitos y parte Internet y datos». De hecho, en 2011, cuando comenzó la empresa, él y su anterior socio eran quiénes instalaban los equipos.
Luego de dos virajes en el negocio, ahora se dedican a dar servicio de portería virtual a unos 500 edificios, principalmente en Montevideo.
Con un crecimiento anual de 34% en Uruguay, ya prepara el desembarco en nuevos mercados.
Está casado y disfruta tocar la guitarra, el piano y hacer deportes, sobre todo surf.
Foxsys se creó en 2011, ¿cómo se gestó el proyecto?
Es un proyecto de fin de carrera en la Facultad de Ingeniería con el que nos recibimos con mi compañero. Fue una conjunción entre lo electrónico y el Internet, algo que siempre me apasionó. Al inicio era una aplicación y un dispositivo para conectar la casa con Internet; era domótica. Ahí nació Foxy House. En 2011 registramos la empresa y empezamos a vender los primeros proyectos. Durante los primeros tres o cuatro años, fuimos incorporando elementos de seguridad, cámaras de vigilancia, conexión con alarmas, simulación de presencia, etcétera. Pero ese mercado era muy chiquito e incipiente, las tecnologías estaban mal interconectadas, la interoperabilidad era muy mala. Como no estábamos avanzando, nos focalizamos en seguridad para empresas y organizaciones de mayor porte. En 2014 viramos el negocio y cambiamos el nombre de Foxy House a Foxsys, apuntando a retail, cadenas de supermercados, plantas industriales y alguna licitación pública. En ese negocio estuvimos hasta 2017, pero nos empezó a pasar que no teníamos ningún diferencial significativo. Como en 2016 empezaban a surgir las primeras soluciones de vigilancia para edificios de vivienda, dijimos: esto es para nosotros, tiene sentido aplicar lo que ya sabemos, dar servicios a edificios para bajar gastos comunes, mejorar la seguridad y acercar la tecnología a un ámbito en donde casi la tecnología no había llegado: el edificio como conjunto, no a cada apartamento. Viramos, y volvimos a lo residencial.
¿Qué oportunidades encontraron?
Vimos la oportunidad de mejorar la seguridad, bajar los gastos comunes y acercar la tecnología a los edificios, que quedaban en una especie de «tierra de nadie», porque la copropiedad no tiene conocimiento técnico y el administrador de gastos comunes se dedica a otras cosas. Ampliamos el concepto de seguridad al incorporar el control de acceso. De alguna modo, creamos el concepto de portería remota o virtual. En agosto de 2017 vendimos el primer edificio, Leyenda Patria, que aún sigue con nosotros. El 2019 fue otro punto de quiebre, al pasar de vender los equipos a arrendarlos, con lo que eliminamos una fricción importante de entrada. Y funcionó. Pasamos de vender 20 edificios en 2018 a vender unos 60 en 2019. Hoy tenemos unos 500.

Eso cambió el negocio...
Sí, cambió la máquina financiera. Tuvimos que desarrollar una habilidad nueva: la de planificar la necesidad de caja y captar capital para invertir y luego arrendar. Recurrimos a inversión privada de amigos y familia.
¿Fue la primera vez que levantaban capital?
La primera inversión la hizo mi socio actual, Juan Aguerre, en el emprendimiento original cuando se unió a la empresa. En 2019 empezamos a utilizar instrumentos de inversión con familia y amigos, que hasta hoy reinvierten.
Hoy cuentan con unos 500 edificios como clientes. ¿Cuánto crece la empresa?
El último año crecimos 34% en comparación con 2023, y antes había aumentado una cifra similar. Además, crecen también los beneficios. Estimamos que quedan unos cuantos años de crecimiento por delante, porque hay edificios que no tienen ningún tipo de servicio. En Montevideo, nuestro principal mercado, estimamos que hay 6.000 edificios, de los cuales 1.200 son potenciales clientes. En este crecimiento, la calidad es clave, no competimos por precio. Contamos con un NPS (Net Promoter Score) de 64%. Queremos que las personas se sientan seguras y facilitar la vida cotidiana, ya sea al recibir un paquete, a un amigo o a un médico. Formamos parte del día a día en el edificio. Uno de nuestros diferenciales es que nos anticipamos a los siniestros, o sea, a que un ladrón pueda ingresar al edificio. Solo el año pasado evitamos 210. Estamos conectados en tiempo real al centro de comando unificado de la policía.
La empresa llegó a 500 edificios, principalmente en Montevideo.
¿Por qué no apuntan a casas?
A diferencia de la mayoría de los colegas, nos focalizamos solamente en edificios porque creemos que para hacer un gran trabajo tenemos que resolver el problema a un usuario de la mejor manera posible. Es muy distinta la dinámica en un barrio privado, una industria o una casa. Ya conocemos bien las dinámicas de los edificios y es un mercado suficientemente grande, no tenemos la necesidad de diversificar. Queremos crecer, pero queremos hacerlo muy bien.
¿Qué tamaño tienen los edificios en los que opera Foxsys?
En promedio, son de 30 o 40 apartamentos. Tenemos desde 8 a 10 unidades y el más grande cuenta con 150 apartamentos. Hoy damos servicio a 15.000 apartamentos y solo el año pasado otorgamos un millón de accesos.
¿Cuáles son los servicios más requeridos?
El principal es portería virtual o remota. Es el más completo ya que abarca seguridad perimetral, control de acceso a distancia y gestión de aspectos del edificio. Luego le sigue la vigilancia perimetral. El tercer nivel de servicio es la aplicación orientada al acceso únicamente, a la que en breve le sumaremos prestaciones de portería y acceso. Actualmente se puede compartir un código de acceso, operar el garaje como si fuera el control remoto, notificar que esperás un paquete para que podamos recibirlo y llamar al portero eléctrico de tu edificio desde el teléfono celular.

¿Qué precios manejan?
El servicio de portería completa, las 24 horas, cuesta $ 55.000 mensuales. El mismo servicio por 16 horas está en $ 45.000. Solo vigilancia 24 horas, $ 39.000 y por 16 horas, $ 33.500. La mayoría de los contratos son de 16 horas de lunes a viernes (por la noche) y 24 horas los fines de semana, pero la tendencia va hacia el servicio de 24 horas.
¿El producto de la empresa es desarrollo propio?
Empezamos a desarrollar algunas tecnologías propias que estaban faltando para poder dar un servicio de calidad y sostenible a lo largo del tiempo. Hoy, la base tecnológica de la empresa tiene una parte de software de videovigilancia ciudadana de clase A de la empresa danesa Milestone Systems. En tanto, el software detrás del motor de datos y procesos internos es propio. Después contamos con un sistema de telefonía y WhatsApp para gestionar llamadas de los intercomunicadores, y desarrollamos la aplicación para el usuario, que relanzamos el año pasado. En total, invertimos unos US$ 200.000 anuales en desarrollo de software.
En total, invertimos unos US$ 200.000 anuales en desarrollo de software"
Están principalmente en Montevideo, ¿cuáles son los barrios con mayor demanda?
Contamos con edificios desde Ciudad Vieja hasta Carrasco. La mayor concentración está en Pocitos por la densidad de población. En términos de facturación, entre Pocitos y Punta Carretas, representan un 50%. En Punta del Este tenemos unos 10 (clientes). El potencial de crecimiento está en Centro, Ciudad Vieja y Cordón, y hay oportunidades en La Blanqueada, Tres Cruces, Parque Valle, Buceo, Malvín y Prado.
¿El crecimiento es en edificios ya hechos o nuevos proyectos?
Históricamente, entre el 80% y 90% correspondía a edificios ya construidos y el resto a nuevos desarrollos. Pero el año pasado tuvimos una buena cantidad de contratos de proyectos nuevos por primera vez, la proporción se balanceó y estos fueron entre un 30% y 40%. Los desarrolladores ya conocen el servicio y como el cliente final lo naturaliza, lo empieza a pedir. El año pasado de 110 edificios que vendimos, 40 fueron nuevos desarrollos. Hoy tenemos más experiencia en edificios construidos, pero si el desarrollador hace las previsiones correctas, el proceso es más fácil. Es un nicho al que comenzamos a apuntar. Hace un mes sumamos en nuestra página web una sección para desarrolladores.
¿Cuántas personas trabajan en la empresa?
Somos 114 en total, 80 en el área de prestación de servicio, operadores de monitoreo y de acceso.

¿El servicio remoto sustituye el factor humano?
La mayoría de quienes nos contratan mantienen prestaciones personales en horarios diurnos, ya sea un portero o personal de limpieza que conoce muy bien el edificio. Lo normal es que convivan los dos sistemas, y en algunos casos, con los desarrollos más nuevos, se contrata nuestro servicio 24 horas y se mantiene un servicio de limpieza. En los híbridos, trabajamos con la persona que está dando servicio en el edificio, que se apoya en nosotros a través de un teléfono con línea directa con Foxsys.
¿Qué planes tienen a futuro?
Nos enfocamos en el producto y en crear cosas nuevas. A partir de la app que relanzamos, vamos a crear una serie de servicios nuevos. Además, pondremos foco en llegar a otros países de la región. Comenzamos con pruebas en el mercado, porque nuestra filosofía es que el crecimiento sea sostenible y sustentable a lo largo del tiempo. También incorporaremos más inteligencia artificial para automatizar más los servicios, pero siempre termina en las personas del equipo la resolución. Por ejemplo, las cámaras analizar el comportamiento de las situaciones que aportan a la vigilancia para la prevención y cuando entienden que hay una alarma avisan al humano. Estamos creando una empresa para que dure muchas décadas.

El año pasado lanzaron su primera emisión pública con la plataforma Crowder, y fueron los primeros en hacerlo. ¿Por qué dieron ese paso?
Fue una tremenda experiencia, porque el desafío financiero fue distinto a lo largo del crecimiento de la empresa. Al principio, fueron con créditos privados, después algo bancario. El año pasado teníamos un desafío puntual mayor y queríamos invertir mejor, pero además queríamos mejorar un poco la composición de nuestro pasivo. Queríamos eliminar un contrato de deuda convertible y mantener la propiedad original de la empresa. También el hecho de ser una empresa pública te obliga a (tener) un nivel de exposición y sube el nivel de exigencia. Y creo que al mercado le hace muy bien porque es un recurso adicional para una pyme, poder acceder a capital de calidad. Por último, nos dio mucha visibilidad al ser los primeros en hacerlo. Hicimos dos emisiones, una en junio de US$ 1 millón con ese propósito y después hicimos otra a fin de año, en unidades indexadas por US$ 400.000, para cambiar parte del pasivo en dólares por pasivo en pesos y no quedar muy expuestos al tipo de cambio. Es 100% financiero.
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