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Federico Astiz: "Vamos a explorar el negocio de 'su oficina en el Este'"

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Federico Astiz. Cofundó Startup Work Café junto a Sinergia en 2014. Foto: Ricardo Figueredo.
StartUp Cowork Café, en Punta del Este, foto Ricardo Figueredo, corresponsal Maldonado, Archivo El Pais, 20190404
Ricardo Figueredo/Archivo El Pais

ENTREVISTA

Se mudó hace 12 años a Punta del Este y descubrió tiempo después que podía convertir la falta de un espacio para trabajo colaborativo en un negocio; el director de Startup Cowork Café cuenta los desafíos para hacerlo rentable

Federico Astiz. Cofundó Startup Work Café junto a Sinergia en 2014. Foto: Ricardo Figueredo.
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Es argentino, tiene 49 años, estudió abogacía y comunicación, pero se define como autodidacta. En busca de un equilibrio entre trabajo y familia, hace 12 años se mudó a Punta del Este donde ahora vive junto a su esposa y tres hijos. Ahí descubrió la falta de un espacio para quienes, como él, buscan trabajar a distancia. Creó el cowork junto a Sinergia en 2014, pero el inicio no fue bueno. El espacio estaba sobredimensionado y al tiempo Sinergia se retiró. En 2015, cambió a un lugar más «humilde» y en 2017 tomó las riendas del café. De ahí en más creció y en 2018 logró el equilibrio. Reconoce que Punta del Este no es fácil por la estacionalidad, pero destaca la posibilidad de llegar a «empresarios exitosos de todas partes». El contacto con la naturaleza es su hobby, sea en su huerta en Garzón, haciendo paddle, surf o navegando.

Es argentino, tiene una agencia de consultoría en su país con éxito en EE.UU. y México, ¿por qué crear un cowork en Punta del Este?

Emprendí a los 20 años con la agencia de consultoría en comunicación mientras estudiaba junto a unos socios que saben del tema. Me fue bastante bien, aún la tengo, pero como soy generalista y me gustan muchas cosas, cuando tenía 37 años quise hacer un cambio buscando un balance entre trabajo y vida familiar y decidí venir a vivir a Punta del Este con mi señora y mis hijos. Al tiempo de estar acá, me di cuenta que a este lugar le faltaba algo, tanto para mí como para compartir con otros. De ahí surgió este proyecto junto a Sinergia hace cinco años. Recién comenzaban los cowork en Montevideo, no estaba instalado el concepto. Y, como todo en el interior del país, las cosas tardan más en llegar. Este lugar tiene cosas muy lindas, pero muchas que hay que generarlas; no es como en las grandes ciudades donde lo que quieras va, acá hay que salir a buscarlas.

¿Cómo fue el inicio?

La necesidad estaba más en los que veníamos de afuera, tanto de otro país como los que llegan de Montevideo, que necesitan conectarse con otros, hacer cosas, desarrollarse, para trabajar remotamente. Nuestro primer coworker fue un sudafricano que ni hablaba español. El proyecto tuvo dos fases. En la primera, cuando estábamos en la punta (en la península), se apostó a un proyecto más grande con la gente de Sinergia. Después, ellos se apartaron y focalizaron en Montevideo y apareció Male (N. de R.: Gabriela Rodríguez, socia directora), que se puso el proyecto al hombro y lo sacó adelante. En diciembre de 2015 nos mudamos al nuevo local, también en la península. Siempre incluimos la gastronomía como parte importante del cowork porque en el interior del país creemos que funciona de esta manera, la gente no está acostumbrada a compartir, encontrarse, aliarse. Entonces, el café es una manera orgánica que va produciendo eso. La gente pasa, ve que hay movimiento, que pasan cosas y entra. Lo que fuimos rotando fue cómo la gestionamos. Al inicio lo hizo un tercero. La temporada pasada tomamos la rienda del área gastronómica y fue un desafío porque ninguno tenía experiencia en el rubro.

"Fue duro, había recelos locales; decían que íbamos a robar clientes", contó Astiz. Foto: Ricardo Figueredo.
"Fue duro, había recelos locales; decían que íbamos a robar clientes", dijo Astiz. Foto: R. Figueredo.

¿Cómo impactó la ida de Sinergia del negocio?

Fue duro, porque estaba sobredimensionado el proyecto. Tuvimos que buscar algo más humilde que generara el calor humano, de encontrarse con otros profesionales. Fue duro por mucho tiempo, había recelos locales, porque decían que íbamos a robar clientes. Costaba lo de compartir, porque no deja de ser aquello de «pueblo chico, infierno grande».

¿Cuántos coworkers hay?

Hay 18 coworkers y tenemos espacio para pocos más, unos 24. Todos los años crecemos de a dos o tres y, si bien podemos crecer más, tendríamos que apostar a un proyecto más grande y aún no estamos pensando en algo masivo. También nos han pedido espacios cerrados como oficinas, pero acá hay mucha gente que entra y sale y la realidad es que cuando comenzás a migrar a ese modelo perdés mucho, porque pasan a ser oficinas en un mismo espacio. No lo descartamos, nos han pedido, pero antes de mover un pie en Maldonado o Punta del Este hay que pensarlo mucho. Tenemos empresas, como Infocasas, que nació acá hace dos años, estuvo Uber, estuvo PedidosYa! en temporada.

¿Qué tipo de negocios llegan?

Están los independientes (diseñadores, programadores, entre otros), después tenemos empresas que no están radicadas en Maldonado y quieren explorar el mercado, ésas llegan por la temporada. También está llegando el concepto de empresas que vienen por la temporada, por ejemplo, un banco que busca acercarse de manera descontracturada a sus clientes. De hecho, uno del extranjero pidió tener presencia. Es un banco de Paraguay que quiere ofrecer a sus clientes que llegan a Punta del Este un servicio local. Es una manera económica de tener una sucursal amigable.

"Acá empresarios comparten su experiencia sin problema", contó Astiz. Foto: Ricardo Figueredo.
"Acá empresarios comparten su experiencia sin problema", contó Astiz. Foto: Ricardo Figueredo.

Tiene varias áreas de negocio, ¿cómo se compone cada una?

La parte gastronómica funciona muy bien en verano, después tenemos el espacio cowork, hacemos eventos como Startup Weekend, ferias sustentables. En verano, gastronomía representa casi un 98% del total, en invierno baja a un 80%, el cowork llega a 15% y el resto son otros negocios. Es que, si hablamos solo de negocios, el cowork no da dinero, los números llegan por la parte gastronómica y ahora por la consultoría, que lanzamos recientemente. Sin embargo, es el corazón del proyecto. La gastronomía no funcionaría sola sin el cowork, porque llegan muchas veces atraídos por compartir. Por ejemplo, en invierno este es de los pocos lugares que siempre hay gente. El cowork funciona como forma de atraer proyectos, luego hay que rodearlo de otras cosas, como la consultoría. También nos han pedido más de 10 franquicias de distintas ciudades de Argentina, Paraguay y Uruguay, pero no estamos preparados ni en tiempo ni en infraestructura para salir a darlas. Ese será nuestro siguiente paso. En costos, la membresía del cowork mensual es $ 3.800; si alguien quiere solo un día son $ 450, algo que se da más en el verano. Por las características de la zona los mensuales arrancaban en marzo y en diciembre se bajaban pero este año logramos mantener todo el año un 80% de los coworkers.

"En Maldonado hay mucha filosofía de Sistema B"

Es uno de los responsables de la llegada de Sistema B a Uruguay, ¿ha permeado esta forma de hacer un negocio en Maldonado?
Yo estuve en la llegada de Sistema B a Uruguay, pero el motor más importante fue Giselle Della Mea. Con ella organizamos el TEDx en Punta del Este en 2013 y ahí nos conocimos. Yo sabía de Sistema B porque soy amigo de uno de los fundadores en América Latina, Pedro Tarak, y de una serie de empresarios que están con eso. Cuando quiso arrancar con esto en Uruguay me sumé. Estuve en el directorio durante años, pero me di de baja por un tema de distancia, porque no puedo vivir acá, viajar a Montevideo, Buenos Aires, EE.UU. En Maldonado se formó un lindo grupo autogestionado, hay mucha filosofía B en el Este, muy alta en proporción en comparación con otras partes del país. De hecho, el primer Startup Weekend que hicimos estuvo orientado a emprendimientos sustentables. Hay mucho interés y eso genera concientización en empresas. Los emprendedores que vienen ya lo tienen en sus bases, sus proyectos ya los piensan así.

Están en una ciudad que depende mucho de la temporada, ¿cómo trabajan esto?

Esta es una apuesta a muy largo plazo. Los negocios en Punta del Este se miden por la temporada, aunque sea todo el año. Al 1° de marzo hay que tener el año pago, el invierno es un plus. Por suerte con el tema gastronomía ya encontramos la fórmula para pasar el invierno. En verano buscamos que la gente rote más, en invierno hay más tiempo para quedarse e interactuar en el café. Pasó entre un joven de San Carlos y un sudafricano. Este último buscaba un programador y el uruguayo sabía de eso y trabajaron juntos. Igual el invierno no es tan duro, porque siempre tenemos alguna actividad. Como negocio, el año pasado llegamos al punto de equilibrio. Entre las cosas en que impacta está la alta rotación de personal. Nosotros logramos acuerdos de largo plazo con empleados para que se queden pase lo que pase. Creo que la fórmula acá es soñar en grande y perseverar mucho. Ya soñamos en grande, ahora estamos en la segunda fase.

¿Sumarán nuevos negocios?

Sí, lanzamos consultoría y workshops porque vemos que hay demanda. Esperamos que la consultoría sea un 30% de la facturación total. Ya nos hemos posicionado en el mercado, muchas empresas nos contactan directamente. También vamos a explorar el negocio con empresa, con el slogan «su oficina en el Este», porque creo que hay muchas empresas en Montevideo que coquetean con venir a Punta del Este, pero por el gasto no lo hacen. Hacerlo acá implica un costo irrisorio y además, tienen una dirección comercial. No lo hemos vendido y ya hemos tenido consultas.

Federico Astiz reveló que recién el año pasado el emprendimiento llegó a su punto de equilibrio. Foto: Ricardo Figueredo.
Federico Astiz reveló que recién el año pasado el emprendimiento llegó a su punto de equilibrio. Foto: Ricardo Figueredo.

Con «Laboratorio de Ideas» apoyan a emprendedores, ¿prendió esto en Maldonado?

Este es el tercer año del Laboratorio de Ideas, un programa de preincubación coorganizado con la Universidad Católica y apoyado por la Intendencia de Maldonado. Viene creciendo mucho, porque hay gente muy capaz, pero falta oferta laboral y eso hace que deban generarse su trabajo. El año pasado se presentaron 50 emprendedores. De ahí, por ejemplo, surgió un emprendimiento de cuatro jóvenes que están terminando el liceo: una plataforma para hacer pedidos de cantinas en liceos, colegios y universidades. En Maldonado la gente de a poco va entendiendo que hay otras posibilidades además de trabajar para la Intendencia.

Punta del Este se distingue por sus residentes extranjeros, ¿eso juega a favor?

Punta del Este y Maldonado tienen la particularidad de que llega mucha gente del exterior, algunos son empresarios muy exitosos, con experiencia, que eligen este lugar para vivir y están dispuestos a compartir lo que saben. También pasan inversores o personajes importantes como Gabriel Rozman, que fue coworker por un día. Pasan cosas curiosas que en otros lados no pasan. Se transforman en mentores muy buenos a los que en Montevideo es más difícil llegar. Acá llegan con ideas globales que han visto en otros países. Por ejemplo, dos jóvenes argentinos, un ingeniero con un MBA y una publicista, trajeron un negocio de alimentos veganos. Comenzaron el año pasado y ya están en más de 100 puntos de distribución. Tienen otra cabeza, más cosmopolita. Así, acá se genera algo que no pasa en ningún otro lado.

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