Enoturismo en Uruguay, un negocio que ya suma más de 50 bodegas locales y capta público de Brasil

En 2023, la actividad generó ingresos por US$ 17 millones, según el informe de actividad de bodegas turísticas elaborado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi), frente a US$ 11 millones de 2022

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Enoturismo: una forma de pasarla bien en contacto con la naturaleza y de conocer las tradiciones.

"El enoturismo está llamado a ser, en el mediano plazo, una de las principales categorías del turismo a nivel internacional». Así de enfático fue Javier Azcurra, director de Relaciones Institucionales y Ventas de Enjoy Punta del Este, durante la última edición del Global Summit Responsible Enoturism, evento internacional realizado en Shandong, China, entre el 2 y 5 de Julio. Azcurra, quien pasó a formar parte del board de la Organización Mundial de Enoturismo, dio cuenta de una tendencia: Uruguay comienza a ser parte del mapa global de esta industria.

A nivel local, según el último informe de actividad de bodegas turísticas, elaborado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi), el enoturismo generó en 2023 ingresos por US$ 17 millones, entre visitantes, alojamientos y eventos. La cifra representa un crecimiento frente a los US$ 11 millones de 2022.

En paralelo, el año pasado aumentó el número de establecimientos que realizan actividades de enoturismo registrados en Inavi, llegando a 59 bodegas y 7 viñedos, 9 empresas más que en 2023.

Siguiendo esa línea, también creció el registro de las bodegas turísticas ante el Ministerio de Turismo (Mintur), un mecanismo establecido el 13 de diciembre de 2010. De acuerdo a los datos de la cartera, del total de 59 bodegas, 48 están activas, siete inactivas, tres cerradas y una cesada.

Para Diego Spinoglio, presidente de Inavi y cuarta generación de Bodega Spinoglio, el enoturismo es una «muy buena forma de posicionar el vino uruguayo y la marca país de vino de calidad en el exterior, sobre todo en Brasil, nuestro principal destino». De hecho, el enoturismo es el principal motivo de visita a Uruguay entre el público brasileño, explicó el empresario.

Bodegas. El enoturimo potencia la venta de vinos de calidad al mundo.
Bodegas. El enoturimo potencia la venta de vinos de calidad al mundo.

Para Spinoglio, la profesionalización de esta actividad dentro de las bodegas es una prioridad. «Hoy, un proyecto moderno de bodega que no tenga la pata turística casi que es imposible que crezca. Sobre todo por el tamaño de las bodegas uruguayas; son chicas y hay que competir por calidad», afirmó.

Además, el enoturismo tiene otra virtud, y es que desestacionaliza la actividad turística, ya que atrae visitantes en temporada baja. Maldonado es un ejemplo de ese potencial, indicó Azcurra. «Es una zona a construir de cara al enoturismo. Tenemos opciones de clase mundial como Bodega Garzón o también experiencias más cercanas como Altos de la Ballena donde el turista valora conversar con los dueños. Podemos posicionar Punta del Este a nivel mundial», enfatizó.

En este sentido, Cristian Pos, director nacional de Turismo, indicó que la cartera -que ya cuenta un área de enoturismo- comenzará este año a diseñar una mesa de turismo gastronómico donde esta actividad estará incluida. «Hay un plan de turismo sostenible y esto forma parte, porque es muy positivo para mejorar la calidad de vida del país y del turismo de cada lugar», explicó. Pos adelantó que este año la cartera trazó una «hoja de ruta en común con Inavi», donde se estableció una línea de trabajo a dos años que prevé la participación en ferias internacionales, la promoción en Brasil, y el análisis de herramientas para facilitar la inversión y la formación de las bodegas turísticas. El objetivo es «posicionar a Uruguay a nivel internacional en el segmento».

Bodegas y perfiles

Bodega Familia Deicas.
Foto: Gentileza Bodega Familia Deicas.

Bodega Familia Deicas fue una de las pioneras en sumar enoturismo. Ocurrió en la década de 1990, recordó Santiago Deicas, winemaker y tercera generación al frente de la bodega.

«Mi padre y mi madre viajaban por Europa y vieron que allá algunas bodegas recibían visitas. Entonces se les ocurrió la idea (de replicarlo acá) y en 1997 llegaron los primeros visitantes. Después, mi padre se dio cuenta de que traer visitantes era una buena forma de generar ‘embajadores’ fuera del país. Entonces comenzó a armar todo un circuito con cruceros que visitan al puerto de Montevideo ofreciendo las visitas a la bodega», relató. Esos turistas, principalmente brasileños, compraban los vinos de Deicas y los llevaron a Brasil. El resultado es que hoy la marca «es bastante conocida en Brasil en un nicho de vinos de nivel», puntualizó.

Con el tiempo, el crecimiento transformó esta propuesta en una unidad de negocio dentro de la empresa, que hoy suma un restaurante y varias experiencias como visitas a la bodega, talleres de degustación de quesos, e incluso actividades como aprender de astronomía tomando vino.

Actualmente, Bodega Deicas recibe unos 12.000 visitantes por año (70% Brasil, 20% Uruguay y el resto de otros países); antes de la pandemia eran 10.000.

Si bien a nivel de negocio aún no representa un porcentaje muy «significativo», Deicas aseguró que el impacto del enoturismo va creciendo. Al ser una bodega más conocida, «podemos vender cada vez más, vinos más especiales, de más nivel donde hay más precio, y ahí si, se nota más el impacto en la bodega», señaló. Este impulso en su propuesta enoturística le valió ser reconocida este año como la Mejor Experiencia en Bodega del Año por el crítico británico y Master of Wine Tim Atkin, en su informe Uruguay 2025.

Bodega Garzón
Bodega Garzón.
Foto: Bodega Garzón.

En Maldonado, una de las propuestas más icónicas es Bodegas Garzón, del empresario argentino Alejandro Bulgheroni. Inaugurada en 2016 tras una inversión de unos US$ 85 millones, en la temporada 2023-2024 recibió 18.627 turistas, un 9% más que la anterior -de los cuales un 80% también visitó el restaurante-. Si bien esta cifra no refleja un gran crecimiento, en 2022-2023 había incrementado un 55% frente a 2021-2022, aclaró Andrea Pascual, gerenta de hospitality de la bodega. «En la temporada 2019-2020 logramos la mejor temporada en visitas y facturación histórica, pero la pandemia nos hizo caer. Luego de 2022, logramos retomar esos números al alza en visitas y estabilizarnos», analizó.

Su propuesta cuenta con dos grandes líneas: enoturismo de todo el año -con tours guiados y degustación para diferentes perfiles de visitantes- y experiencias en el exterior -con picnic entre viñedos y senderismo, o para la tarde un «last minute tour», un breve recorrido por las instalaciones-. Asimismo, también incluye su restaurante asesorado por el famoso chef Francis Mallmann.

Para Pascual, el enoturismo ha permitido que las bodegas se presenten como una nueva alternativa turística. «Llevó a que zonas rurales y más alejadas de la ciudad comiencen a tener un desarrollo turístico poco habitual. Esta actividad permite dar a conocer al mundo el potencial que tiene (Uruguay) como país productor de vinos de alta calidad, y en el este del país es clave para romper la estacionalidad, fomentando el turismo anual», destacó.

Bodega Alto de la Ballena, en Maldonado.
Bodega Alto de la Ballena.
Foto: Alto de la Ballena.

Una experiencia diferente es la que propone la Bodega Alto de la Ballena, una de las históricas del departamento, con 25 años de trayectoria y ubicada en las cercanías de la Laguna del Sauce. Pablo Ricciardi, encargado comercial y de turismo, explicó que en su caso, que se dedican a vinos de calidad, el enoturismo «viene muy bien». «Hoy representa una parte fundamental de la bodega. Hace unos cinco años recibíamos unas 10 personas en el mes, hoy llegan entre 100 y 150», comparó.

Ante este crecimiento, la bodega ha ampliado su propuesta con fuerte énfasis en la experiencia, tanto gastronómica como natural. «Nuestro público potencial es el brasileño. Y le ofrecemos comida casera elaborada por vecinos, como pulpo a la gallega, cazuela de cordero, una tortilla española, empanadas de esturión, de cordero, entre otras. Pero lo que más les gusta es el ambiente natural. Y justamente, tratamos de mantenerlo descontracturado y natural para que los que llegan desde su hotel o casa en Punta del Este disfruten las vistas a la Laguna del Sauce, al Cerro Pan de Azúcar, la Sierra, los viñedos, los olivos».

En 2007, la tradicional Bodega Zubizarreta -fundada en 1957 y ubicada en Carmelo, Colonia-, decidió incorporar el enoturismo como una evolución natural de las visitas «que siempre hemos tenido», comentó Mariela Zubizarreta, tercera generación de la empresa y responsable de este nuevo paso.

Bodega Zubizarreta en Carmelo, Colonia.

«Fui a España a un evento de enoturismo, volví y les dije a mis hermanos ‘hay que hacer enoturismo porque es lo que permite fidelizar marcas’. Y generamos la nueva unidad de negocios. Esto empujó a que en 2020 comenzáramos a hacer vinos finos (hoy es el 10% de las ventas). Nos juntamos con otras bodegas para promocionar el destino y creamos Bodegas de Carmelo, que luego ampliamos a Bodegas de Colonia y hoy integran 13 empresas del departamento», detalló.

Al igual que en otras zonas del país, el turista brasileño es el principal visitante de la bodega. Sin embargo, su cercanía a Argentina y el contexto económico aportan un matiz. «Al no estar tan barato Argentina, en los últimos seis meses el argentino es el mayor visitante», dijo Zubizarreta.

Con un crecimiento anual de 30% de visitantes, esta actividad le permitió desestacionalizar el negocio. «Recuerdo que cuando comenzamos, en junio y julio no había nadie. Hoy hacemos varios eventos durante esos meses como la Fiesta de San Juan y hay público», concluyó.

Movida de Enjoy Punta del Este
Enjoy. Desde 2002, promueve el enoturismo en Punta del Este.
Enjoy. Desde 2002, promueve el enoturismo en Punta del Este.
Foto: Gentileza Enjoy Punta del Este

En enero de 2002, Enjoy lanzó su primera feria internacional de vino. Se apuntaron 15 bodegas y asistieron 200 personas. Este año superaron las 140 bodegas de diferentes partes del mundo y llegaron más de 3.500 visitantes. El crecimiento dio lugar a un spin-off, el «Salón del vino uruguayo», durante el mes de junio, que en su última edición convocó a 44 bodegas de Uruguay y unas 2.400 asistentes. La actividad «no solo atrae personas, sino que además ayuda a desestacionalizar el turismo en Punta del Este», comentó Javier Azcurra, director de Relaciones Institucionales y Ventas del resort. La apuesta del hotel al enoturismo ya estaba clara. En 2022 diseñaron Punta Wine Trips, un producto para Brasil con el que ofrecen traslado de la casa al hotel, visita a bodegas y catas y degustaciones en Enjoy. «El año pasado llegaron 400 brasileños y generaron unos US$ 400.000, lo que derrama en el sector de marzo a noviembre», indicó. También desde 2022 incorporaron a su propuesta de eventos y congresos, la posibilidad de visitar bodegas de Punta del Este. Ese año, lograron que un 18% del total de grupos que llegaron desde Brasil se sumaran a esa opción. El año pasado la cifra alcanzó al 78% del total. «Si el congreso no incluye visitas a bodegas el ticket promedio es US$ 570, al sumarlo asciende a US$ 830», destacó.

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