Imagínate a un ejecutivo sentado frente a mí en su oficina. Mario lleva 15 años liderando su área. Es respetado por su nivel técnico y su calidad humana, pero en el encuentro baja la mirada y confiesa: «Me siento desactualizado. La avalancha de soluciones que trae la inteligencia artificial (IA) me desborda. No sé por dónde empezar ni cómo hacer que mi equipo se vea beneficiado. Confieso que tengo miedo de quedar fuera de juego».
La ansiedad y el temor son reales y se repiten a lo largo de las conversaciones que tengo en mi trabajo acompañando líderes: miedo a ser reemplazado, a que pidan recorte de empleos, a no estar a la altura, a frenar al equipo. Frente a esta emoción, responder con negación o evasión no ayuda. Como suelo decir: «Aquello que se resiste, persiste y se fortalece», y esta energía puede jugar en contra o a favor, dependiendo de cómo la canalicemos.
Si la transformamos en curiosidad, aprendizaje, conversaciones abiertas y ganas de avanzar, tendrá un impacto positivo en el líder, el equipo y la organización. Porque hay algo que es claro: no le pasa solo a Mario, no te pasa solo a vos. En mayor o menor medida, el cambio nos genera incertidumbre a todos y, con ella, surge el miedo. Por eso, es tan importante en la era de la IA trabajar la emocionalidad al máximo, adquiriendo habilidades que nos permitan ver oportunidades donde antes solo surgían amenazas.
Según datos de McKinsey de 2023, la IA generativa podría aumentar la productividad global entre 0,1% y 0,6% anual hasta 2040, y hasta 3,4 puntos porcentuales si se combina con otras tecnologías complementarias.
En América Latina, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) informan que entre un 10% y un 14% de los empleos podrían beneficiarse por el uso eficiente de la IA, aunque entre un 2% y un 5% de las tareas repetitivas podrían automatizarse.
Un estudio conjunto del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y Stanford, realizado en 2023, mostró que, en atención al cliente, los agentes que usan IA resuelven un 15% más de casos por hora, especialmente los menos experimentados. Y en desarrollo de software, quienes utilizaron GitHub Copilot completaron tareas un 55,8% más rápido que los que no lo hicieron, según el GitHub Copilot Study de 2022.
¡La conclusión es clara! La IA no viene a reemplazar, sino a complementar, aumentando las capacidades y dejando tiempo para poder enfocarse más en temas estratégicos. Pero este impacto positivo no es automático, sino que requiere, más que nunca, de un liderazgo consciente, emocionalmente inteligente y enfocado en las personas.

El nuevo rol del líder
Daniel Goleman -psicólogo, periodista científico y autor estadounidense reconocido mundialmente por popularizar el concepto de inteligencia emocional- sostiene que a medida que se asciende en la jerarquía organizacional, el éxito profesional depende en un 85% de las competencias emocionales, y solo en un 15 % de las habilidades técnicas.
Si trazamos un paralelismo con el tema que tratamos, significa que los líderes que más impacto generan no son quienes más saben de IA, sino quienes mejor acompañan a las personas a integrarla con sentido y cuidado.
Por lo tanto, acompañar emocionalmente a los equipos en la era de la IA implicará:
-Empatizar con las personas, reconociendo el impacto emocional del cambio: es esencial escuchar y aprender a «leer» en los equipos los miedos y ansiedades sin minimizarlos. No todo llega a través de las palabras, también puede observarse en las acciones (síntomas de salud, certificaciones médicas, evasión de responsabilidades, entre otros).
-Formar y acompañar a las personas sin sobrecargarlas: implica promover el uso de la IA sin agotar a quienes ya la dominan. Suele verse en los equipos que se sobrecarga al más eficiente y se le exige menos a quien no lo es. Esto no solo genera sobreexigencia en unos y desmotivación en otros.
-Ser ejemplo de aprendizaje continuo: es mostrar que aprender no es debilidad, sino evolución. Los procesos más efectivos son aquellos donde el líder se involucra y promueve el espacio de aprendizaje.
-Preservar lo humano: es fundamental crear espacios de pausa, mirada y conversación real. Para ello, el encuentro fuera de la tarea es esencial. La conexión con el propósito y la búsqueda de sentido generan entornos saludables y sostenibles en el tiempo.
En resumen, «aquello que se resiste, persiste y se fortalece». Liderar con humanidad en la era de la IA no es resistirse a la tecnología, sino abrazarla sin perder lo que nos hace humanos. Es nutrir la curiosidad, cuidar la emocionalidad y potenciar nuestro talento, sin dejar a nadie atrás.
Graciela Foggia
Directora de Up Coaching
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