Las lecciones de "los Andes" que enseñan a convertirse en un líder con actitud resiliente

Carlos Páez, sobreviviente del famoso accidente aéreo y conferencista, analiza junto a Graciela Foggia, directora de Up Coaching, las claves para superar la adversidad

Sobrevivientes del accidente en la Cordillera de los Andes

En ediciones anteriores de esta columna compartí con el lector ideas y metodologías que pueden ser de utilidad a la hora de diseñar y conseguir objetivos tanto personales como empresariales.

Destacaba que, en el camino hacia el logro, es importante ser constante, resiliente, flexible y coherente, lo cual dará más oportunidades de alcanzar las metas propuestas.

Hoy me detendré en la importancia de desarrollar la resiliencia, definida por la Real Academia Española (RAE) como la «capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversa». También se la describe como «la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido».

Esta cualidad tan importante en la vida, en las organizaciones cobra especial relevancia en la figura del líder. Un líder resiliente presenta mayor capacidad de adaptación; toma mejores decisiones gracias a que logra mantener su claridad mental; enfrenta las adversidades con una actitud positiva, lo cual motiva y compromete al equipo; empatiza con los demás fortaleciendo su rol y genera una reducción significativa de los niveles de estrés de quienes lo rodean, promoviendo un ambiente laboral más saludable y equilibrado a pesar de las circunstancias.

Desarrollar la resiliencia es una cualidad que se aprende sobre la marcha y tiene que ver con las historias de vida, con las situaciones que hemos atravesado y, fundamentalmente, con cuál es nuestra actitud frente a la adversidad.

Para hablar de este tema, invité a participar de esta columna a uno de los sobrevivientes del accidente en la Cordillera de los Andes, Carlos Páez, quien ha brindado más de 1.200 conferencias alrededor del mundo.

«No me gusta dejar mensaje ni consejo -aclaró-, pero cuando tenés un objetivo y todos trabajan con eso en mente todo se ve con mayor claridad», aseguró Páez.

Lo más importante ante el caos es ver el horizonte y poder manejar la incertidumbre. «Cuando no está claro hacia dónde se va es complicado», sentenció reafirmando la importancia de establecer metas para trazar una hoja de ruta a seguir.

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Carlos Páez y Graciela Foggia

«Cátedra de humildad»

«Cuando ocurrió el accidente tomamos la decisión de salir para el lugar contrario y fue un error», recordó. «Le pusimos pasión, actitud y humildad y peleamos todos juntos, cometiendo el peor error que podíamos cometer». Sin embargo, «¡De eso se trata! No se trata de historias perfectas, sino de historias con pasión, ilusión y actitud», recalcó.

Lo que sucedió en la cordillera fue un claro ejemplo de resiliencia ante la adversidad. «La nuestra es una historia notable de trabajo en equipo» sucedida hace 52 años y que se mantiene con total vigencia, reflexionó. Páez sostiene que los seres humanos tenemos la enorme capacidad de transformarnos, evolucionar y salir adelante aunque muchas veces no nos demos cuenta de los recursos con los que contamos.

Con convicción afirma que el ser humano se cree que cuando le pasan cosas el mundo se detiene. Pero, a través de su experiencia aprendió que no es así.

«El día 10, cuando el mundo se olvidó de nosotros, dejamos de esperar que otros hicieran algo y salimos a pelear la historia. Fue un cachetazo y garrotazo a nuestra arrogancia, siendo esta última la que destruye el trabajo en equipo», subrayó.

«En la cordillera, dictamos cátedra de humildad. Al principio manejaba todo el capitán del equipo, pero cuando muere en la avalancha empiezan a surgir personajes diferentes», explicó.

Según Páez, cada persona tiene su propia «cordillera». Enfrentarla implica: «Tratar de mirar para atrás por el espejo retrovisor, pero para ir para adelante, tratando de encontrar lo positivo dentro de lo negativo».

En la portada de su libro Después del día 10, refleja esa filosofía positiva personal: «Tiene una cruz roja puesta y el ser humano suele ver lo negativo. La cruz es algo que tacha, que elimina, es sinónimo de muerte. En cambio, yo lo veo como un símbolo de libertad al igual que las aspas del helicóptero que nos rescató».

Para terminar, compartió una de sus máximas para ser resilientes, extraída de San Francisco: «Empieza a hacer lo necesario, luego lo posible y te encontrarás haciendo lo imposible». Para poder recorrer ese camino, Páez enfatizó la importancia de respetar y cumplir con el proceso para no decaer. «Estamos acostumbrados a la inmediatez, pero las cosas requieren de un proceso», finalizó.

Directora de Up Coaching

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