Uruguay y sus vecinos: un recorrido por el barrio

Paraguay es el mejor de la clase de esta zona del mundo, su inflación es la más baja, 3,6% anual, su deuda pública baja, 35% del PIB y el crecimiento 2024 llegó al 4,2%.

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La macroeconomía de la región, a juzgar por las cifras de crecimiento del primer trimestre estaría pasando por un buen momento. En dicho período, y comparado contra el mismo trimestre del 2024, Argentina creció 5,8%, Paraguay 5,5%, Brasil 2,9% y Uruguay 3,4%. Ahora bien, a poco que nos adentramos en mayor análisis, al menos hay que ser cuidadosos. En efecto, Argentina creció a muy buen recuperando lo perdido, pero quedó apenas 0,7% por encima de dos años atrás y, en una perspectiva de más largo plazo, su nivel de actividad está aún debajo que entre mediados de 2017 y febrero 2018, cuando comenzó a desbarrancarse. O sea, hace 8 años que Argentina está estancado lo que, medido en términos per cápita es una caída importante. A su vez, la tasa marginal de crecimiento, utilizando los indicadores adecuados, apunta al orden de 2,5 a 3% anual.

Otro problema que tiene esta economía es su moneda súper apreciada, en especial para las necesidades de reservas y pago de vencimientos de deuda, en un país donde el ingreso de capitales al sector productivo todavía va a demorar ante la inestabilidad que plantea el sistema político y las siempre latentes amenazas de “restauración” de las peores prácticas en materia de atracción de inversiones. Para muestra está el aumento de las detracciones a las exportaciones de soja y maíz de la semana pasada. Reflejo de la moneda es la Balanza de Pagos, donde sólo en el primer trimestre la cuenta corriente arrojó un déficit de 0,8% del PIB, y el ingreso de capitales es básicamente financiero, básicamente de Organismos Internacionales.

La deuda total, medida igual que la nuestra, sin considerar el pasivo del GC con su banco central, e incluyendo la del propio Banco Central y las provincias, es del 68% del PIB.

En el marco de incertidumbre hay noticias alentadoras; la colocación de deuda en moneda local a 7 años en el mercado internacional es un hecho que hasta llama la atención. Si bien es cierto que la tasa de interés parece sideral (29% anual), también lo es que la historia de inflaciones y devaluaciones no juegan a favor. En todo caso es una muestra que hay personas en el mundo que piensan en una mejora perdurable. Una segunda es el impulso desregulador en diversos sectores. Particularmente profundo es el cambio en el sector de puertos y navegación, donde los cambios de condiciones pueden tener efectos inmediatos y eso parece estar sucediendo. El desorden era (es) tan grande que ver a corto plazo efectos de las medidas en difícil, aun cuando éstas sean, como lo son, de relevancia.

Brasil muestra un crecimiento sólido y estable por encima del 3% anual ya desde 2021 y sus problemas están en su nivel de deuda, el déficit fiscal y la suba de la tasa de interés a efectos de contener la inflación que genera presión sobre las cuentas públicas. Así su calificación de deuda ha sido reducida debido a los problemas fiscales y su perspectiva. Desde mediados del año pasado, cuando el déficit fiscal rondaba el 10% del PIB y la inflación cercana al 7%, el gobierno tomó medidas de ajuste, reduciendo el desequilibrio fiscal al 7%, básicamente mejorando el resultado primario (antes de intereses) de un déficit de 2,6% del PIB al equilibrio, con una carga de intereses que se mantiene estable, pese a la suba de la tasa de interés. Este último resultado es producto de una inflación relativamente alta, entre 5,5 y 6% anual, más el buen crecimiento del PIB.

Pese a la mejora en el resultado fiscal y cierta baja de la inflación, el Banco Central en su última reunión resolvió subir la tasa Selic llevándola al 15% anual. Parece claro que la desconfianza de los mercados sigue pesando en la toma de decisiones ya que con una deuda bruta del 76% del PIB, de la cuál más del 70% está atada a la dicha tasa, por lo que reducir la presión sobre los precios a corto plazo, genera problemas fiscales no menores.

Paraguay es el mejor de la clase de esta zona del mundo, su inflación es la más baja, 3,6% anual, su deuda pública baja, 35% del PIB, el crecimiento 2024 llegó al 4,2% y en los últimos 10 años promedia 2,74% anual, muy por encima de todos (Argentina 0,08%, Brasil 0,8%, Uruguay 0,95). A su vez, durante el primer trimestre habría crecido 5,5%.

Su resultado fiscal muestra equilibrio general, con superávit primario y su calificación de deuda mejorando, los mercados parecen confiar en la permanencia de las políticas a tal punto que con una nota bastante por debajo de Uruguay, logró emitir en los mercados internacionales deuda en Guaraníes a una tasa nominal inferior a la nuestra. Se puede argumentar que tiene menor inflación y es cierto, pero también es signo de confianza la mantención del rumbo a largo plazo.

Por último, nosotros pertenecemos al barrio y la influencia de Argentina y Brasil, por más que se diga lo contrario, sigue siendo central y las cifras de turismo son la prueba más elocuente de ello. En materia de crecimiento no llegamos al 1% anual en la última década y, si bien fue bueno en 2024 y el primer trimestre de este 2025, si observamos con atención el indicador mensual de actividad económica advertimos que la economía crece muy poco desde mediados del año pasado una vez pasado el efecto recuperación de la sequía.

Por su parte la deuda total es de 72% del PIB y, al igual que Argentina el peso está sobrevaluado con la diferencia, muy relevante a nuestro favor, que no tenemos los problemas de financiamiento en el mercado voluntario ni urgencias por fortalecer reservas.

Las buenas noticias siguen viniendo desde el mercado de trabajo y el control de la inflación donde, respectivamente, la tasa de actividad y empleo está en máximos de 10 años y los salarios reales está en los niveles más altos del siglo. Por último, el mayor riesgo sigue siendo el deficitario resultado fiscal que, medido por fuentes de financiamiento —una forma más exacta— es del orden de 4,25% del PIB, y las proyecciones que presentaron las autoridades apuntan a que no mejore en este año, restando para saber, en el futuro, qué sucederá en la discusión presupuestaria.

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