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Estado de Situación (I)

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Foto: Pixabay

OPINIÓN

Me propongo en las próximas columnas describir el estado de la economía en base a las estadísticas oficiales.

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Dado que buena parte de la información tiene una cadencia de publicación mensual, el análisis de las cifras lo haré en promedio anual, de modo que su validez tenga cierto horizonte temporal razonable.

Empleo

En el promedio de los primeros 10 meses de este año, el empleo volvió a retroceder frente al mismo período de 2018. La reducción de los puestos de trabajos ocupados ronda los 8.000, que se adicionan a los ya perdidos entre 2015 y 2018. Como he insistido, mirar únicamente esta cifra esconde una realidad bastante más compleja. Por un lado, la cantidad de horas promedio trabajadas por persona ocupada volvió a retroceder 1,2% en el período, situándose en menos de 37 horas por semana, un registro desconocido desde que se tienen estadísticas (principios de los ´80); por otro, el empleo en el sector privado cae desde fines de 2012. Es evidente que la cantidad de trabajo muestra una reducción de grandes proporciones que se agranda cuando se la mira en perspectiva, el volumen total de empleo sólo en 2019 cae en el entorno de 1,5% y, desde 2014 la reducción supera el 8%.

Por su lado, la tasa de desempleo ha aumentado en casi medio punto porcentual debido a la reducción de la oferta de trabajo de parte de las personas, ante las escasas posibilidades de conseguir empleo. Dentro de esta cifra, el desempleo de jefe de hogar —el más complejo de todos— promedia 4,6% en 2019, por encima de los registros de los últimos 13 años.

Ingresos

Con los datos del mercado de trabajo reseñados, no puede llamarnos la atención que el ingreso medio de los hogares muestre una caída de 2,3% en el promedio de los diez primeros meses. Es decir, las familias uruguayas han visto reducir sus ingresos de manera importante en 2019, pese a que el salario real en el mismo período subió 1,5%. La suba del salario fue compensada por reducciones en la cantidad de personas ocupadas y de horas trabajadas por quienes tienen empleo.

A su vez, y dado el peso de los ingresos salariales y de pasividades (que también aumentan poco más de 1% en términos reales) en los hogares, es razonable pensar que la sobre- estimación en la evolución del salario real es importante, ¿por qué? Básicamente porque posiblemente esté sucediendo que quienes pierden su trabajo ganen más que quienes acceden a uno, es decir, la sustitución de trabajadores reduce el ingreso global y eso se refleja en la encuesta de hogares. En buen romance, cae la cantidad de personas ocupadas, caen las horas trabajadas por los ocupados y quienes consiguen trabajo ganan menos que quienes lo pierden. Está muy bien pretender que el salario real aumente siempre, está muy mal que sea a costa de que muchos se queden sin ingreso alguno.

Actividad

Dos datos se conocieron, uno parcial, el índice de volumen físico de la industria manufacturera, y otro global, el PIB del tercer trimestre. Respecto al primero, el acumulado del año nos dice que la producción cayó 1,7% frente a 2018 (sin considerar la refinería de Ancap), al tiempo que el personal ocupado disminuye 4,5% y las horas totales trabajadas lo hacen 5,4%. Nada muy distinto a los números globales que párrafos atrás repasaba.

En cuanto al PIB, la estadística nos habla de un crecimiento en el tercer trimestre de 0,6% frente al segundo y de apenas 0,15% en el promedio de los primeros 9 meses del año. La comparación del tercer trimestre 2020 contra el del 2019, indica que el PIB se habría expandido 0,9%.

Las cifras anteriormente presentadas y otras que veremos en posteriores entregas me llevan a ratificar algo que vengo sosteniendo desde esta columna ya desde 2016, la medición del PIB tiene un sesgo a la sobrestimación que se va agudizando a lo largo del tiempo y éste proviene del peso que se le asigna al sector telecomunicaciones. No es posible realizar una estimación en períodos trimestrales de cuánto sería la variación “corregida” del PIB, esto sólo se puede hacer cuando se publican los datos anuales, debido a la información disponible en uno y otro caso, pero todo nos lleva a pensar que el PIB está cayendo, al igual de lo que sucedió en 2016, a pesar que el indicador muestre leve alza. Ciertamente, aún con un indicador sin distorsiones, 0,15% de variación está dentro del margen de error de cualquier estimación, por mejor que se haga.

Desde mi punto de vista, y como prueba de lo distorsionada que quedó la base de cálculo del PIB (tiene casi 15 años), si tomamos las variaciones de los precios nominales y las comparamos con la del deflactor implícito, ciertamente cuesta entender este último. Así, en promedio durante los primeros 3 trimestres de 2019 en comparación con los mismos trimestres de 2018, los salarios nominales aumentaron 10,5%, el dólar 12,7%, los precios al por mayor de productos nacionales 10,7%, los precios de exportación (medidos en pesos) 7,9%, los de importación (también medidos en pesos) 6,1%, el costo de la construcción 8,3% y los precios al consumo 8,1%, pero los precios implícitos del PIB apenas subieron 7,3%. La verdad, luce bastante incomprensible salvo que el margen de utilidad se haya destruido. De acuerdo a la historia hubiese esperado una variación más cercana a 8,5% o algo superior.

Como la medición del PIB en valores corrientes (nominales) no presenta el sesgo de ponderación descrito, una mera corrección de precios implícitos ya nos aproxima bastante a la variación del volumen físico y, ésta, como expresé, lo más probable es que sea de una ligera contracción en la actividad.

En la próxima entrega veremos otras cifras que contribuyen a abonar la conclusión anterior.

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