Las “luces largas” de la Confederación empresarial: el esfuerzo en la optimización del Estado y el rezago tecnológico de las empresas

El presidente de la CEE, Leonardo Loureiro, dice que los empresarios “no estarán fuera” en el diálogo social y plantea “otros diálogos”, como en inserción internacional.

Leonardo Loureiro, presidente de la Confederaciòn de Cámaras Empresariales
Foto: Darwin Borrelli / El País

La Confederación de Cámaras Empresariales (CCE) prepara un documento sobre actividades del Estado donde ocurren ineficiencias que podrían superarse, “que entregaremos en breve al gobierno como parte de la búsqueda de mejoras necesarias para mejorar la productividad y competitividad de las empresas”, indicó Leonardo Loureiro, presidente de la organización. Desde la CEE, aplauden los primeros pasos dados por el ministro Gabriel Oddone en ese sentido y aguardan el Presupuesto para tener “la medida de este gobierno”. A Loureiro, especialmente debido a su perfil profesional, le preocupa la baja incorporación de tecnología en las empresas. Según un trabajo de CUTIen base a un estudio de Cepal, “Uruguay está muy mal en la región en digitalización del sector privado e incorporación de tecnologías emergentes; eso condiciona totalmente la competitividad del sector”. El empresario destaca, además, la oportunidad de participar en el diálogo social y dice que sería bueno tener un diálogo similar sobre temas de inserción internacional. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cuál es la base del trabajo para este período de la Confederación?

—Nosotros tomamos la Agenda para el Desarrollo, un trabajo que le presentamos a todos los precandidatos a la presidencia el año pasado, y después la reforzamos con el presidente electo. Ahora, estamos a la espera de reunirnos con el presidente Yamandú Orsi. Y en esa agenda, tenemos un conjunto de pilares con los que queremos trabajar, poniendo “las luces largas”, más allá de la coyuntura. En esta agenda agregamos un punto: nos planteamos, con una mirada introspectiva, cómo hacemos para ser mucho más profesionales, qué cosas deberíamos hacer para, desde el empresariado, lograr que Uruguay sea un país desarrollado. Nos interesa aportar más desde punto de vista.
Al final de cada gobierno, añadimos qué cosas son las que se cumplieron y cuáles no, de aquellas que planteamos como expectativa en un gobierno. Por ejemplo, previo a la asunción de Lacalle Pou planteamos que era necesaria una reforma de la seguridad social. No sabemos si es la mejor, pero eso se logró.

—¿Qué quedó pendiente, a juicio de la Confederación, del anterior período?

—Uno de los pendientes es la necesidad de un cambio en la gobernanza de las empresas públicas, incluso hay varios documentos donde trabajado en detalle esa temática. Pero no se avanzó.
También otros temas vinculados al área laboral. Hay un reclamo del sector empresarial ante la OIT, donde planteamos que la negociación salarial debería ser bipartita y no tripartita. Ese tema quedó pendiente también. Otro aspecto es el vinculado con el peso del Estado…

—Sobre ese punto, ¿son una buena señal las medidas que anunció Oddone semanas atrás respecto de simplificación o eliminación de determinados trámites?

—Sí, es importante transitar ese camino. Hay varios trabajos de Ceres, de la propia Confederación, de otras instituciones, donde se identifican y analizan que se pueden mejorar. Lo anunciado por el ministro Oddone eran temas a corregir, en este caso vinculados al sector exportador. Trámites o requerimientos que vienen de tiempos cuando los países éramos analógicos; hoy somos países digitales, ha cambiado mucho la forma de trabajo a nivel internacional y esas cosas no están ajustadas, entonces se producen sobrecostos innecesarios. Es un primer paso. Lógicamente, no es suficiente y hay que seguir en esa línea. El ministro ha recogido demandas del sector privado, y hay mucho por hacer.

—¿Qué han aportado desde la Confederación en esos temas?

—Le hemos acercado a los distintos gobiernos y en particular al actual, aspectos donde vemos posibilidades de mejoras. En este momento, estamos llevando a cabo un relevamiento adicional en donde queremos identificar con mayor detalle procesos internos del Estado que involucra múltiples ministerios o agencias y donde se producen ineficiencias, cuestiones que podrían ser digitalizadas y optimizadas.

—O sea, profundizar en el Estado digital…

—Es que el país ha hecho un esfuerzo muy grande en la digitalización en el Estado, pero se digitalizó lo que se hacía, no se optimizó, no se aprovechó para optimizar, para cambiar el proceso con el objetivo de tener un mejor resultado. A eso hay que apuntar. Ese trabajo culminará en pocas semanas y se lo presentaremos al gobierno como un insumo más para avanzar.

—En referencia al peso del Estado al que se refería antes, ¿comparte lo expresado por el ministro Oddone acerca de un país que siempre va a ser caro?

—Lo de país caro seguramente no está asociado sólo al peso del Estado. Uruguay sí va a ser un país caro pero, en parte, por condiciones estructurales, como la poca población. Habrá otras cosas que podamos corregir y hacia eso trabajamos, pero la escala condiciona.
Por otro lado están los problemas del desarrollo. Tomando palabras del ministro Oddone, si queremos poder cumplir con toda nuestra matriz social necesitamos crecer promedialmente al 3% y en formas sostenida. El ministro puso una cifra: 11.000 millones de dólares de inversión privada, lo necesario para crecer de esa manera. Ahí hay que apostar, y eso debe trabajarse a varias puntas para poder trabajar sobre la matriz social de la forma que aspiramos.

—Hay sobre la mesa una propuesta de incrementar el impuesto al patrimonio 1% para los más ricos, como forma de acceder a recursos que puedan destinarse a atacar la pobreza infantil…

—La presión fiscal que tienen los empresarios y todos los ciudadanos es muy alta. Por suerte el mensaje ha sido claro del Presidente de la República y del Ministro Oddone, de que no se van a tocar los impuestos.
A lo que hay que apostar es a lograr, con lo que tengo, una mayor productividad y generar una mejor competitividad. Es clave trabajar en la educación, apostar a la innovación y en mi caso, que provengo del sector tecnológico, siempre hago hincapié en la incorporación de tecnología; de las más nuevas, las tecnologías emergentes. Hay que acelerar ese proceso de adopción para todas las actividades económicas, para todas las industrias y áreas de la economía del país.
A veces se cae en la cuestión simple de decir hay que incorporar inteligencia artificial…

—¿Y no es así?

—Sí hay que incorporar inteligencia artificial, pero antes es necesario digitalizarse completamente y llegar a un nivel de madurez digital que me permita aprovechar al máximo las potencialidades que tiene la inteligencia artificial.
Hay que ayudar, desde el Estado, a distintos niveles, por ejemplo a las pequeñas empresas a incorporar la digitalización, es clave. Hay activos digitales que el país ha puesto al alcance de todas las empresas y es necesario aprovechar. Uno es la facturación electrónica, otro es los pagos electrónicos, otro es el e-commerce. Combinar esas tres cosas para cualquier tipo de empresa le permitiría crecer y ser más competitivo. Ese es el camino.

—¿Hay mucho rezago desde el punto de vista tecnológico en las empresas?

— A simple vista, en las recorridas por el país, uno puede decir que en cuanto a la incorporación de tecnología y la digitalización, hay un gran rezago. Sin embargo, hace algunos meses tomamos un informe de la Cepal sobre el que trabajó CUTI y nos encontramos que estamos de mitad de tabla para arriba en América Latina en la digitalización global como país. Cuando miramos con más detenimiento esos resultados, hay dos puntos en donde estamos bajísimos. Uno es la digitalización del sector económico, o sea adopción de tecnología por parte del sector privado. En ese ítem estamos muy mal. Pero hay otro punto que nos da casi cero, que es en el uso de tecnologías emergentes. Estamos acostumbrados a hablar de IA en Uruguay y destacar que hay empresas muy buenas en ese rubro, pero cuando vemos lo que están haciendo, es todo para afuera. O sea, ese conocimiento espectacular de varias de las empresas del sector, no significa que en el plano local incorporemos inteligencia artificial, blockchain, Internet de las cosas, en la medida que sí lo hacen otros países localmente.
Esos son problemas muy serios pensando en competitividad y productividad.

Leonardo Loureiro
Leonardo Loureiro
Foto: Darwin Borreli / El Paìs

—El INE recientemente mostró lo preocupante de la evolución demográfica en el país. ¿Ese es otro factor desafiante?

—Por supuesto. Y de nuevo, ahí el camino pasa por educación e innovación. Educación, porque tenemos que tener a la gente cada vez mejor formada, se nos demandarán conocimientos mucho más sofisticados en el futuro, para los pocos que somos. Y lo otro es la innovación, que es lo que permite generar mejoras en la productividad y en la competitividad. Peor ojo, no tenemos que entender ese mensaje como eso de que “un muchacho hizo tal o cual cosa en un garaje y eso se transformó en Facebook o en Microsoft”. No hablamos de eso; la innovación es incremental, se trata de incorporar nuevos conocimientos, nuevas tecnologías que nos permitan ser más productivos, generar mayor cantidad de unidades de producto o mayor cantidad de servicio con los mismos costos.

—¿Cómo observan los lineamientos propuestos por el gobierno para la negociación salarial?

—Para los consejos de salarios habíamos recomendado que se considerara la heterogeneidad: el tamaño de las empresas, por número de empleados o por facturación, los sectores y la localización de las empresas. No está presente en las pautas. También nos hubiera gustado que estuviera el tema de la productividad y mayores facilidades para el descuelgue de las empresas.
Creemos que la confección de franjas basadas en ingresos y los incrementos sugeridos, pueden afectar la tendencia creciente de empleo. La franja 1 es muy amplia y abarca sectores que han tenido dificultades. 

—¿Dónde ubican en el debate de la competitividad a la incidencia del tipo de cambio?

—No hay dudas que al sector exportador de bienes el valor del dólar actual le pega muy fuerte. También en los servicios, como el sector tecnológico, que exporta por 2.000 millones de dólares a Estados Unidos.
No voy a caer en decir que esto se arregla “subiendo” el dólar.
Pero sí vemos que hay determinadas cosas que se podrían corregir desde el gobierno, como algunas acciones en el mercado que hacen las empresas públicas que afectan el valor del dólar. Lo mismo a la hora de definir movimientos en la tasa de política monetaria.
Entendemos que el tema competitividad no es solo dólar. Hay que hablar de menores costos, menor gasto del Estado que luego se refleja en tarifas.

—¿Han hecho una primera evaluación de los primeros meses de gobierno?

—Aún no, consideramos que es temprano. Creo que lo más importante es observar qué se ve reflejado en el presupuesto nacional. Eso nos dará la medida del gobierno. Por otra parte, nos hubiera gustado ver mayor celeridad en algunos temas, como por ejemplo en primera infancia. Cuestiones que ya están definidas hacia dónde ir y no es necesario esperar el presupuesto o el Diálogo Social.
Sí vemos con preocupación que se tomen medidas sin la debida consulta, como la suspensión de las exportaciones de ganado en pie. Hay que tener mucho cuidado con esas cosas.

—¿Desde qué postura se suman al diálogo social?

—Estamos participando en él. Estuvimos en el lanzamiento y definimos nuestros delegados. Nos invitan a un ámbito de conversación, de discusión, de aportes y nosotros queremos que la voz del empresariado sea escuchada. Y no hay mejor forma que estar presente. Estar fuera no nos parece adecuado.

—¿Hay algún otro ámbito en el que ustedes consideran que debería abrirse un diálogo similar?

—Quizás en materia de inserción internacional y los acuerdos bilaterales y multilaterales del país. Falta un lugar de intercambio sobre esos temas, interactivo, donde el gobierno pueda tener el aporte de los distintos actores.

Otra área sería la de educación para el trabajo. Fuimos convocados cuando se hizo la última transformación educativa, entre otros ámbitos, y eso debería seguir sucediendo.

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