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La demanda externa al rescate de la producción nacional

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Foto: El País
AFP - US-DEFICIT-RECORD - FIN - - - Shipping containers are stacked at the docks of the Port of Los Angeles on 10 February, 2006, in San Pedro, California. The US trade gap reached the third-highest level on record in December 2005 according to the Commerce Department, pushing the annual deficit to a record 725.8 billion USD, 17.5 percent more than in 2004. David McNew/Getty Images/AFP =FOR NEWSPAPER AND TELEVISION USE ONLY= - San Pedro - California - UNITED STATES - DAVID MCNEW - dm/pr/rix¶cuenta corriente. El déficit se debe al comercio de vehículos,bienes de consumo y energía CONTENEDORES
DAVID MCNEW - STF - AFP - Getty /AFP

TEMA DE ANÁLISIS

Se aceleran las exportaciones de la mano de mejores precios y mayores colocaciones

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Por definición, la producción nacional de bienes y servicios es dirigida a distintos usos, lo que macroeconómicamente se conoce como Demanda Agregada (DA). Hay tres destinos posibles donde puede llegar la producción: el consumo de los hogares (y del gobierno), la inversión de las empresas (y del gobierno), y las exportaciones (demanda proveniente de otros países).

En Uruguay, el consumo interno representa el 65% de la DA, razón por la cual su comportamiento es el que mayor correlación guarda con el PIB, es decir con la producción nacional. Precisamente por ese motivo, en tiempos de pandemia las perspectivas de reactivación económica son modestas.

Aun cuando se alcance la inmunidad de rebaño conforme siga avanzando el plan de vacunación y mejoren las expectativas de los consumidores, quedarán secuelas en términos de mayor desempleo y menores salarios reales. Vale decir, en términos de menor ingreso de los hogares, con el consecuente impacto sobre el consumo de las familias. Así lo muestra por ejemplo la encuesta trimestral de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay, donde se registra que las ventas globales de las empresas pertenecientes a este sector cayeron en el primer trimestre de 2021 un 11,3% interanual en términos reales de manera generalizada en casi todos los rubros. A su vez, el plazo esperado de afectación a causa del COVID-19 sigue aumentando, al punto que las empresas encuestadas vislumbran un retorno a la normalidad recién entre el tercer y cuarto trimestre de 2022.

Como se ha dicho, a la demanda interna en consumo se suma la demanda interna en inversión (14% de la DA) y la demanda externa en exportaciones (21%). Estas dos variables tienen un peso relativo inferior, pero en cambio están mostrando un comportamiento mucho más dinámico. En el caso de la inversión, se destaca la ejecución en curso de importantes obras de infraestructura y construcción residencial, así como la incorporación de activo fijo de las empresas bajo el régimen de promoción de inversiones donde las condiciones para la exoneración fiscal mejoraron sensiblemente con el Decreto N° 268/020.

Nos referiremos ahora a las exportaciones. En los doce meses a mayo de 2021 se exportaron bienes por unos US$ 7.900 millones, en una tendencia claramente creciente. Los niveles actuales son los mayores de los últimos tres años, es decir que ya superan los niveles pre COVID-19.

Si bien aún se está lejos del máximo histórico de US$ 9.500 millones alcanzado en el súper ciclo que culminó en 2014, en esta ocasión la pendiente a la cual aumentan es mayor que en los períodos previos (gráfico 1). Cabe señalar a su vez que la carne —principal rubro— está registrando niveles récord con ventas superiores a los US$ 2.000 millones. Si además se considera que cuando culminen las obras de UPM2 y la planta de celulosa comience a operar habrá un salto estructural probablemente en torno a los US$ 500 millones, el panorama de las exportaciones uruguayas es francamente auspicioso.

¿Se debe este aumento a una ganancia de competitividad? Veamos qué dice el Tipo de Cambio Real (TCR), indicador estándar que refleja la relación de precios externos frente a los precios domésticos. En el gráfico 2 se observa la evolución del TCR bilateral con los tres principales destinos de exportación (donde a su vez hubo crecimiento en las ventas): China, Brasil y EE.UU., que representan 50% del total sin contar las zonas francas.

Ciertamente ha crecido el TCR con China y EE.UU., lo cual es indicativo de ganancia de competitividad por abaratamiento relativo de Uruguay frente a esos países. Sin embargo, la tendencia alcista ya venía de años atrás, mientras que en el caso de Brasil directamente hubo una caída importante en 2020 por efecto de la depreciación del real en mayor magnitud que la del peso uruguayo.

Si se consideran los primeros cinco meses del año, las exportaciones acumuladas en 2021 superan en un 13% a las de 2019 (se toma la comparación bianual para evitar el cráter estadístico del COVID durante 2020). Este aumento se debe a una acción combinada de mayores volúmenes vendidos y mayores precios en el caso de los productos de base agropecuaria. La carne, madera bruta (con destino a zonas francas donde se procesa para la fabricación de celulosa), soja, lácteos y arroz representan casi el 70% de las exportaciones totales de bienes. En la comparación bianual hubo crecimiento en los volúmenes de todos ellos con excepción de la soja (explicado por la muy buena cosecha del año agrícola 2018/19), aunque esa baja fue más que compensada por el aumento de los precios. El precio medio de exportación de la soja aumentó 28%, que junto a la baja del 7% en volumen, resulta en un incremento del 19% en valor. El alza de las ventas de soja por efecto precio podría haber sido aún mayor de no ser porque muchos productores cerraron contratos de venta a futuro algunos meses atrás cuando la cotización era inferior a los niveles actuales próximos a los US$ 570 por tonelada. En el arroz y los lácteos también se verifica un aumento de precios por encima de los volúmenes exportados (gráfico 3).

¿Por qué están aumentando precios y volúmenes? Una explicación tiene que ver con los gigantescos estímulos fiscales y monetarios que tuvieron lugar en las principales economías del mundo en tiempos de coronavirus, sumado a los buenos resultados de la vacunación en los países del Norte, lo cual dio lugar a un rebote de la demanda global que a su vez alimentó una expectativa de mayor inflación en el corto plazo.

Asimismo, la abundante liquidez que prevalece en los mercados financieros redujo el retorno de los activos de renta fija a niveles mínimos, lo cual incentiva la búsqueda de rentabilidad en otros activos alternativos, típicamente los commodities, impulsando al alza sus precios.

Resta analizar si la mayor facturación del sector exportador fue acompañada de una mejora en los márgenes. La respuesta es afirmativa, a juzgar por el comportamiento del Índice de Excedente Bruto Unitario de la Industria Exportadora elaborado por el BCU, que surge de la relación entre el índice agregado de los precios de exportación y el índice agregado de los costos unitarios. En el gráfico 4 puede apreciarse que la tendencia, que ya venía siendo creciente, se acentuó a partir de 2020.

En suma, dentro de un contexto difícil para la economía uruguaya, las exportaciones están mostrando muy buen desempeño y las perspectivas lucen favorables. Tarde o temprano (y esperamos que más temprano que tarde) el COVID-19 estará controlado y el consumo interno volverá a florecer, amén de las secuelas ya comentadas en el ingreso de los hogares. Mientras tanto, el buen dinamismo de la inversión y las exportaciones serán los componentes de la DA que traccionarán para lograr una mayor tasa de crecimiento.

(*) Ec. Marcelo Sibille, gerente del área de asesoramiento económico y financiero de KPMG en Uruguay.

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