Hace ya unos días, la administración que asumiera hace seis meses dio a conocer el proyecto de ley del presupuestoque aspira a desarrollar durante su gestión y cuya aprobación, con las modificaciones que pueda haber tras la discusión parlamentaria, debería ocurrir antes de fin de este año. La presentación del proyecto legislativo se ha acompañado de estimaciones sobre el comportamiento anual de las principales variables macroeconómicas desde 2025 hasta marzo de 2029, cuando asuma un nuevo gobierno.
Aclaraciones
Al inicio de la presentación de las estimaciones señaladas, se advierte que el contexto internacional que se enfrentará en los próximos años “estará pautado por la incertidumbre” por las tensiones geopolíticas en Europa del Este y Medio Oriente; por el retorno de restricciones arancelarias a partir de la nueva política comercial de Estados Unidos, y por cambios en las cadenas logísticas globales que “afectan las perspectivas de crecimiento global y los flujos de comercio e inversión internacional”.
También se indica expresamente lo ya conocido, por anteriores intervenciones de las autoridades económicas, que han señalado que “el objetivo de la política económica es consolidar un aumento de la tasa de inversión en relación con el PIB y reforzar a Uruguay como un destino atractivo y confiable para la atracción de capitales”. Asimismo, se comunica que para la proyección macroeconómica del lado del consumo, se procuran aumentos del salario real —“compatibles con el marco inflacionario”— y la creación de empleos, procurando aumentos de la masa salarial, de acuerdo con el crecimiento de la economía.
Finalmente, para la proyección de las variables macroeconómicas se asume la continuidad de la política monetaria de modo de mantener a la inflación alineada a la meta actual de 4,5% y se aclara que, bajo ciertas circunstancias, esa meta podría ser reducida. Asimismo, se anticipa que el tipo de cambio se mantiene también para las estimaciones macroeconómicas, con su desarrollo actual.
Las estimaciones
Con las aclaraciones anteriores en respaldo a las estimaciones macroeconómicas, se pasa luego a la descripción y evolución esperada de cada una de ellas en cada año del lapso 2025-2029. En primer término, se presenta lo esperado para la Oferta Agregada, que es la suma de la producción Interna de Bienes y de Servicios (PIB) —que crecería 12,8% en el período—, más las Importaciones de Bienes y de Servicios —que se estima que serían 24,5% más altas en ese lapso—, en ambos casos en términos reales. Luego se presenta la estimación de las variables de la Demanda Agregada que son el Consumo de Hogares —aumentaría 11,9%— ; el Consumo Público, que subiría 9,3%; la Inversión Bruta Fija, que aumentaría 23,7%, y las Exportaciones de Bienes y de Servicios, que serían 29,1% más que al inicio de la actividad del nuevo gobierno.
En el documento oficial se estima que como consecuencia del incremento de cinco años de la actividad económica, el empleo aumentaría 5,05%; que la inflación del período sería 24% y que, tras una baja de 5,7% este año el tipo de cambio subiría 1,1% en el lapso mencionado.
Comentarios
Se puede discrepar y tener otras estimaciones debido al empleo de otros supuestos. Pero lo hasta aquí comentado, da lugar al menos, a tres observaciones que me gustarían hacer.
La primera observación tiene que ver con la inversión, que al cabo del período de la estimación llevará a su incidencia en el PIB del orden del 17% frente a la que fuera entre 15 y 16% en años pasados y que no influyeron para un crecimiento del PIB mayor al 1% en la última década. Se trata de un registro esperado que, ajustando a la formación bruta de capital por la inversión de reposición no provocaría un crecimiento mayor de la economía —del PIB— y que parece que no ayudará con una recaudación impositiva importante como se señalara como objetivo.
La segunda observación tiene que ver con la diferencia entre lo que se plantea que será la evolución de la inflación —y su arrastre de los salarios para mantener como es el objetivo, al salario real—, con la evolución del tipo de cambio. Tales comportamientos mantendrían la declinación del tipo de cambio en relación con los salarios, que se sumará a la ya existente desde 2020 —del orden del 42%—, lo que afectaría la competitividad de la producción sustitutiva de importaciones y a las exportaciones de bienes y de servicios, que a su vez llevarían a una estimación del PIB relativamente menor a la de las estimaciones de la conducción económica.
Finalmente, la referencia al aumento del empleo del 5,5% en el lapso considerado puede estar sobreestimada, debido a lo que es hoy la tasa de crecimiento de la población y su influencia sobre la de la población en edad de trabajar (PET), así como sobre las personas económicamente activas (PEA). De darse la estimación de crecimiento de la ocupación, 97 mil personas más serían los ocupados y del orden de 72 mil los desocupados en 2029 frente a los 130 mil en julio. En caso de confirmarse ese crecimiento de la población estimada, la tasa de desocupación bajaría notablemente, a un registro difícil de encontrar en el pasado. Sería en definitiva, una estimación de empleo difícil de acompañar, considerando además el aumento en el salario real que se estima y que, dados los avances tecnológicos y de capital humano, provocarían sustitución de mano de obra.
En definitiva, considero que el paso del tiempo será el que ratifique, o no, las estimaciones anuales para el período 2025-2029 de las variables macroeconómicas que acompañan al proyecto legislativo. Habrá, en cinco años muchas excusas, endógenas y exógenas, para justificar los resultados económicos, tanto los que sean mejores como los que resulten peores.