Brasil en 2025: una película mucho peor que 2024

Siempre es bueno mirar con cautela los globos sonda que se lanzan, ya sea desde el Gobierno o desde el mercado, respecto al rumbo de la actividad económica, pero factiblemente habrá un deterioro este año

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Luiz Inacio Lula da Silva
Luiz Inacio Lula da Silva, presidente de Brasil
EVARISTO SA

Recién en marzo sabremos cuánto creció el PIB de Brasil el año pasado. Comenzamos con previsiones de crecimiento bajas que se fueron ampliando a lo largo de los meses. Las proyecciones del Boletín Macro del FGV IBREde enero apuntan a una expansión del 3,6%, impulsada por el fuerte consumo de los hogares, el aumento del gasto y un desplazamiento ascendente de la curva de inversión. Si esto se confirma, tendremos lo que los economistas llaman un “arrastre estadístico” del 1,3% para este año, lo cual no es nada despreciable. Pero ya hay muchos que piensan que este envío será absorbido porlos malos resultados económicos, especialmente a partir del segundo semestre del año.

Fernando Honorato, economista jefe de Bradesco, en entrevista con Portal Novo Norte, cree que Brasil entrará en recesión en el segundo semestre del año, ya que, aunque el sector agrícola impulsará el PIB en el primer trimestre, esto será temporal. En el segundo trimestre, la desaceleración económica comenzaría con una caída del consumo y de las inversiones.

Siempre es bueno mirar con cautela los globos sonda que se lanzan, ya sea desde el Gobierno o desde el mercado, respecto al rumbo de la actividad económica. Hay muchos intereses y dinero en juego. Pero no se puede negar que la película de 2025 será mucho peor que la de 2024.

El año pasado, el PIB creció impulsado enteramente por la demanda interna, a diferencia de lo ocurrido en 2023, cuando la demanda externa jugó un papel importante. El año pasado se produjo una fuerte recuperación de la demanda privada, con un crecimiento del consumo de los hogares que aumentó más del 5% e inversiones que alcanzaron cerca del 7%.

Este año, la composición debería ser diferente: habrá una fuerte recuperación de la agricultura y de la industria extractiva. Siempre es bueno recordar que la expansión de la agricultura y la ganadería impulsa otros sectores como el agronegocio y los agroservicios.

Según el Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada (Cepea-Esalq/USP), el PIB del agronegocio debería representar alrededor del 25% del PIB brasileño. ¿Y los demás sectores que dependen de la demanda, como los bienes duraderos, los bienes de capital, la construcción civil y otros servicios que crecieron mucho el año pasado, mantendrán el mismo dinamismo?

Silvia Matos, coordinadora del Boletín Macro FGV IBRE, cree que habrá una desaceleración importante en estos segmentos. Pero las cifras actuales apuntan más a un bajo crecimiento que a una recesión. Incluso con el enfriamiento de la economía, la masa ampliada de ingresos (salarios y beneficios sociales) podría crecer alrededor de un 4%, en términos reales, este año. Se estima que el año pasado el crecimiento fue superior al 8%, en términos reales.

Para Matos, el PIB debería crecer 1,8% en 2025, y la agricultura y la industria extractiva aportarían la mitad de ese crecimiento.

Pero hay muchas otras piedras a lo largo del camino. Veamos alguna de ellas.

El aumento de los tipos de interés añade leña al fuego. Si durante gran parte del año pasado el tipo de interés básico estuvo por debajo del 11% —aun así de alto—, a partir de noviembre comenzó a subir. Hoy se encuentra en 13,25%, con señales de llegar a 14,25% en la próxima reunión del Comité de Política Monetaria. Mucha gente piensa que llegará al 15%.

Las tasas de interés más altas encarecen el crédito e inhiben el consumo.

Otro punto: la inflación, cuyo gran problema es su inercia: cuando sube, es difícil frenarla. Y lo peor de todo es el aumento de los precios de los alimentos, que pesa directamente en los bolsillos de los consumidores y es un factor explosivo que aumenta el rechazo a cualquier político. En la última encuesta divulgada por el Instituto PoderData, el presidente Lula fue desaprobado por el 51% de los entrevistados y aprobado por el 42%.

Otra encuesta, esta vez de Genial/Quaest, del 25 de enero, mostró un índice de aprobación de Lula del 47% y un índice de desaprobación del 49%. Es la primera vez que la tasa de fracaso supera la de aprobación.

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El quid de la cuestión es que los precios de los alimentos han aumentado drásticamente, robando poder adquisitivo, especialmente a las clases de menores ingresos. El año pasado, mientras la inflación oficial medida por el IPCA, del IBGE, fue del 4,83%, los precios de los alimentos subieron un 7,69%. Para este año las proyecciones del Boletín Macro son de una inflación en torno a 5,7% y para los alimentos de 8%. Para las familias de menores ingresos, la alimentación en casa puede representar hasta el 25% del presupuesto”, explica André Braz, coordinador del Índice de Precios de FGV IBRE.

El presidente Lula, de gira por el país mirando ya hacia 2026, en una entrevista con radios de Bahía el pasado 6 de febrero, dio la “receta” para ayudar a reducir la inflación alimentaria: “educar al pueblo”. En pocas palabras, lo que dijo es que el pueblo es quien puede controlar la inflación. “Si vas a un supermercado y ves un producto caro, no lo comprarás. Si todos hacen esto, el precio bajará, ya que el producto no se venderá. Se quedará en el estante y habrá que reducir el precio”. Así de simple.

No queriendo dejarlo pasar, volvió a criticar al expresidente del Banco Central, Roberto Campos Neto, quien había “dejado una trampa” a la política monetaria con nuevos aumentos de tasas de interés ya contraídas. Y volvió a la vieja jerga de la expansión del crédito (el gasto es vida), en otra señal que va en contra de una mayor austeridad fiscal.

Otro problema futuro. El mercado laboral cerró 2024 con la tasa de desempleo más baja de la serie. Pero si miramos los datos más de cerca, podemos ver que hubo un debilitamiento gradual, especialmente a partir de la segunda mitad del año, en la creación de nuevos empleos. En octubre y noviembre se observó una caída en la creación de nuevos puestos de trabajo. En diciembre, las cosas empeoraron, con el cierre de más de 500 mil empleos formales, el peor mes desde 2020, cuando se desató la pandemia de Covid-19. Tomando la encuesta continua del IBGE, en el trimestre que terminó en diciembre la tasa de desempleo subió un 6,2%, en comparación con el trimestre que terminó en octubre: el primer aumento después de ocho trimestres consecutivos de caída. Esto indica que el desempleo podría volver a aumentar.

Una señal de alerta que algunos analistas ya utilizan para mostrar, junto con otros indicadores, que la economía podría entrar en recesión en la segunda mitad del año.

Además está el eterno problema fiscal. El Boletín Macro de enero destaca que “un menor crecimiento económico y unas tasas de interés mucho más altas contribuirán a incrementar el déficit nominal y a hacer más insostenible la dinámica de la deuda pública. Esperamos que la deuda bruta alcance el 82% del PIB este año y el 86% el próximo año. Es importante destacar que se espera que tanto la deuda bruta como la deuda neta se aceleren: esperamos que esta última supere el 70% del PIB en 2026”.

Según un estudio reciente de Itaú y previsiones del FMI, la expectativa es un aumento de la diferencia entre la deuda de Brasil y la de los demás países emergentes y de la OCDE. Además, la trayectoria también es divergente en relación a la de otros países con calificación similar, según la metodología de S&P. En otras palabras, todo indica que estaremos aún más lejos de recuperar el grado de inversión, un logro que sería un gran beneficio para Brasil.

Como si los problemas internos no fueran suficientes, tenemos una enorme volatilidad externa, potenciada por la toma de posesión de Donald Trump y sus medidas y declaraciones, que está poniendo al mundo en crisis. Añadir Canadá, recuperar el Canal de Panamá, convertir el Golfo de México en el Golfo de Estados Unidos, tomar la Franja de Gaza y expulsar a todos los palestinos. China se deja intimidar por amenazas e impuestos. Retirada de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del Acuerdo de París. Es una confusión generalizada.

¿A dónde afecta esto a Brasil? Nadie sabe aún la magnitud. Ya hay señales de que el acero y el aluminio serán gravados con un 25% para todos los países. Brasil es el segundo mayor exportador de acero a Estados Unidos, con US$5.700 millones en 2024. Pero lo cierto es que la incertidumbre y la volatilidad no ayudan en nada.

Pero la pregunta sigue siendo la misma. ¿El gobierno de Lula dejará que la economía sucumba, ya que tendremos elecciones presidenciales en 2026? Creo que es poco probable. Como he dicho, intentaremos dejar la cuestión fiscal bajo la alfombra, haciendo algunos ajustes aquí y allá. El propio presidente dijo en conferencia de prensa que “no hay otra medida fiscal (...), y que, aunque el tema fiscal es muy importante para el país, el gobierno solo discutirá nuevas medidas que vayan en esa dirección si hay necesidad de hacer algún ajuste”. Lo cual fue muy mal recibido por el mercado.

Días pasados circuló la noticia de que el gobierno aumentaría el valor de la Bolsa Família debido al aumento de los precios de los alimentos, lo que luego fue desmentido.

Globo sonda o no, es otro factor más que contribuye a aumentar la desconfianza en relación a las autoridades fiscales, además de, si realmente se produce, inyectar más dinero en la economía, aumentar la demanda y poner aún más presión sobre la inflación. El gobierno también se ha comprometido a aumentar el crédito como forma de mantener la expansión de la actividad. Un artículo publicado en Valor Econômico online el sábado 8/2, por la editora Talita Moreira, muestra que tres grandes bancos estaban preocupados por la caída del ritmo de la actividad económica en el cuarto trimestre del año. Mientras Febraban estima un aumento del 9% en la cartera de crédito este año y el Gobierno, del 9,6%, Bradesco prevé un aumento de entre el 4% y el 8%. Itaú, del 4,5% al 8,5% y Santander por encima del 6,4% en 2024.

Son tiempos difíciles.

- Claudio Conceição es Editor de Cojuntura Economica FGV IBRE.

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