Publicidad

Argentina y el FMI: ¿cuál es el menú de opciones?

"Ya estamos sin reservas, profundamente endeudados con el Fondo Monetario, sin acceso a mercados; vender lo que le debemos al FMI para apuntalar un tipo de cambio insostenible es imprudente. Solo puede invitar a los especuladores a apostar por un nuevo incumplimiento", sostuvo Héctor Torres, ex presentante de Argentina en el Fondo.

Compartir esta noticia
Economista Héctor Torres, ex representante de Argentina en el FMI
Economista Héctor Torres, ex representante de Argentina en el FMI
.

Luis Custodio

Para Héctor Torres, ex representante de Argentina ante el FMI, los funcionarios del organismo que negocian con Argentina están ante un dilema: ser duros puede ser leído a favor de la oposición y si son condescendientes, se les acusará de favorecer al gobierno. A su juicio, es entendible que el Fondo reconsidere la situación de Argentina, debido al impacto de la sequía. Sostiene que factiblemente se acuerde una flexibilización de metas fiscales y de reservas. Y ante quienes cuestionan la flexibilidad del Fondo con la actual administración, asegura que “mejor no escupir al cielo”, porque esa flexibilidad “también la necesitará el próximo gobierno. Esa relación “especial” del Fondo con Argentina, hoy le pesa factura al organismo, ya que otros países demandan “la misma generosidad”, advirtió. Torres representó a Argentina ante el FMI en dos períodos (2004-2008 y 2016-2017), mientras que en 2003-2015 fue director alterno en la silla de Brasil). A continuación, un resumen de la entrevista.

—El Fondo Monetario Internacional anunció recientemente que va a recalibrar el actual acuerdo con Argentina después de que el Gobierno planteara la necesidad de modificar las metas ante el impacto de la sequía en la economía. ¿Cómo observa esa posibilidad?

—Es que claramente, la sequía es un evento con consecuencias económicas sobre las cuentas públicas. Cambió los supuestos macroeconómicos utilizados en el programa. Y modifica también la capacidad del gobierno de cumplir con las metas fiscales y de acumulación de reservas. Es entendible que se considere esa situación.

—¿Era indispensable una postura así del FMI, teniendo en cuenta que las condiciones para que Argentina cobrara el próximo giro de junio no fueron cumplidas (ni las reservas ni el déficit)?

—Si Argentina exporta menos y el gobierno recauda menos, el FMI no puede sino incluir las modificaciones que se justifiquen por la sequía. A mi juicio, no hay otra posibilidad. Estimo que habrá una flexibilización de metas fiscales y de reservas y probablemente también una adaptación del calendario de repagos de la Argentina al Fondo Monetario. Seguramente, también le pedirán al gobierno un sinceramiento de las tarifas vinculadas con la energía.

—¿Considera probable que se confirmen los adelantos del Fondo que pretende Massa?

—En estos momentos el ministro (Sergio) Massa está negociando, es muy probable que esté pidiendo más de lo que realmente pretende recibir. Veremos cuál es el resultado.

—¿Y el Fondo vería con buenos ojos una dolarización, como se ha debito públicamente en Argentina?

—Para dolarizar sin dólares y sin “acorralar” a los depósitos en pesos, hace falta que alguien nos preste el dinero. Y no creo que sea el Fondo.
Por otra parte, hay muchos dólares atesorados por residentes en Argentina, pero eso no quiere decir que estén dispuestos a invertirlos en el país porque gane un candidato que se proponga cerrar el Banco Central y hacer del dólar una moneda de curso legal.
Dolarizar no es independizar a la moneda de los vaivenes de la política; es importar los vaivenes de la política de Estados Unidos, justo cuando la radicalización política en Estados Unidos podría empujar al país a un default. Además, los ciclos de nuestras economías pueden ser muy diferentes (nosotros necesitar una baja de tasas y ellos un apretón monetario). Por último, es importante tener presente que nuestro principal socio comercial (fuera del Mercosur) no es Estados Unidos, sino China. Yo quiero una Argentina independiente, con capacidad de aprovechar las oportunidades de arbitraje que ofrece la creciente rivalidad geopolítica.

—El BCRA tuvo el peor primer trimestre de los últimos 20 años, con un saldo negativo de 3.000 millones de dólares. ¿Logrará el gobierno mantener el valor del peso y evitar una devaluación?

—Cuando un tipo de cambio no es sostenible, en algún momento se termina por devaluar. ¿Cuándo y cómo será?, no lo sé. De lo que si estoy seguro es que, si el Fondo le adelantara desembolsos al gobierno, no será para que evite una devaluación, sino para que la devaluación no se le vaya de las manos.

—En ese contexto, ¿qué opciones hay sobre la mesa en el BCRA para llegar al final del período?

—Estamos a meses de las elecciones y ni siquiera sabemos quienes serán los candidatos, ni mucho menos cuales serán sus equipos económicos. En ese contexto, es probable que se recurra a “parches”, no una solución de fondo. Un desdoblamiento cambiario podría ser una posibilidad.

—¿Teme que la corrida cambiaria continúe y pueda incluso desembocar en una corrida de depósitos?

—No descarto nada. Pero especular sobre los riesgos podría contribuir a precipitar una crisis. Prefiero no hacerlo.

—Según lo trascendido, el gobierno oficializará en las próximas horas algunas nuevas medidas, entre ellas una mayor intervención sobre el mercado de cambios. ¿Comparte?

No. Es normal que los bancos centrales intervengan, comprando y vendiendo dólares para combatir movimientos especulativos. Pero intervenir en una sola dirección, en este caso, vendiendo, es alentar a los especuladores a apostar por un nuevo incumplimiento. Ya estamos sin reservas, profundamente endeudados con el Fondo Monetario, sin acceso a mercados; vender lo que le debemos al FMI para apuntalar un tipo de cambio insostenible es imprudente.

—¿Cree que el Fondo Monetario esté en un dilema con Argentina, dada la particular relación de los últimos años?

—Es que la proximidad de las elecciones pone al Fondo en una situación difícil, sin dudas. Si se pone duro, puede precipitar una devaluación y ser acusado de favorecer a la oposición. Si es muy condescendiente puede prolongar una situación insostenible y ser acusado de favorecer al gobierno. Recordemos que en el 2019 el Fondo recién paró los desembolsos después de que las PASO dieron un resultado bastante claro.

—¿El FMI ya está mirando hacia el nuevo gobierno y un eventual nuevo programa?

—Prefiero no hablar de nuevo programa, sino verlo como una continuación del actual, porque espero que con el próximo gobierno, el Fondo siga mostrando la misma flexibilidad que hasta ahora. Por eso no me gusta criticar la flexibilidad actual del FMI, la vamos a necesitar con el próximo gobierno. Nunca hay que escupir al cielo. Es del interés de todos que su actual flexibilidad siente un estándar de revisión para el próximo programa, la vamos a necesitar.

—¿El escenario luego de las elecciones— debería ser un programa a largo plazo?, ¿sobre qué bases?

—Los argentinos tenemos pesos en el bolsillo (algunos), pero dólares en la cabeza. Para recuperar confianza en el peso nos hacen falta varios años de sostenido y fuerte superávit comercial que nos permitan acumular reservas genuinas. Eso requiere disciplina fiscal, un tipo de cambio muy competitivo y seguridad jurídica para fomentar inversiones productivas que le den competitividad a la economía.

—A todo esto, el presidente Lula  dijo días atrás, cuando se reunió con Alberto Fernández, que iba a iniciar acciones con el FMI para “quitarle el cuchillo del cuello a Argentina”. En concreto, ¿qué puede hacer Brasil?

—Lo que debería hacer Brasil es apoyarnos en el directorio. Según trascendidos de prensa, el gobierno de Alberto Fernández se habría quejado de la falta de apoyo del actual director de Brasil. Hasta ahora no hay nada concreto.

—También EEUU, luego de la reunión Biden-Fernández, pareció proclive a darle una mano a Argentina. ¿De qué forma se puede materializar?

—Estados Unidos tiene capacidad de influir sobre la gerencia del FMI, pero hay mucho “lip service” (compromisos de palabra, que luego no se efectivizan) después de las reuniones de jefes de Estado. Hay que distinguir las cortesías de los compromisos. Seguramente EE.UU. prefiere que la Argentina llegue sin traumas a las elecciones y la administración Biden se ha “comprometido” a apoyar al gobierno en sus negociaciones con el FMI. Eso se parece mucho a descargar en el FMI el trabajo antipático de pedir esfuerzos fiscales.

—En un contexto geopolítico y económico global muy complejo, ¿qué márgenes tiene el FMI para atender los reiterados pedidos de Argentina de revisar su situación?

—El tema es que Argentina ha sentado un precedente difícil para el Fondo Monetario. Ha recibido más apoyo financiero que ningún otro país, y seguramente muchos países esperan del FMI la misma “generosidad”.

—Visto desde Uruguay y con los pactos que genera esta situación de Argentina, ¿debemos imaginarnos esa coyuntura como algo más estructural?

—El contraste entre la inestabilidad económica de la Argentina y la estabilidad de Uruguay también tiene costos para Uruguay. Pero no se quejen, los beneficios son mayores. No tengo las cifras a mano, pero estoy seguro de que es más el dinero de residentes en Argentina que se refugia en Uruguay (y el que traen los argentinos que se instalan en Uruguay), que el que se “pierde” cuando los uruguayos economizan haciendo compras en la Argentina.
En todo caso, soy optimista respecto a la Argentina. Por el lado político veo que crece la posibilidad de tener candidatos moderados tanto viniendo del peronismo, como de la oposición. Milei claramente no es “moderado”, pero puede ser un buen aporte desde la oposición.
Por el lado económico, creo que hay oportunidades de aumentar sustancialmente las exportaciones, tanto las vinculadas con la explotación de recursos mineros y de derivados del litio y del gas; y también con la producción de alimentos. A su vez, la exportación de servicios de conocimiento en forma de bytes ofrece grandes oportunidades para los argentinos (y también para los uruguayos).

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad