Entre autos antiguos, motocicletas de colección, viejas radios a válvulas y reconstrucciones de negocios de época, el Museo Car’s es un atractivo único en Colonia. Se encuentra en el kilómetro 194,500 de la Ruta 21, en la localidad de San Pedro.
La génesis del proyecto se remonta a hace más de tres décadas, cuando Manuel Arslanian -su director y principal impulsor- comenzó a recorrer el interior en busca de piezas que pudieran ser rescatadas del olvido. “Di más de 50 vueltas por Uruguay buscando cachilas, pero después de la tercera salida me di cuenta de que tenía que preguntarle a la gente del campo, que es la que sabe”, comenta a Domingo. De ese trabajo paciente surgió una colección que hoy impresiona no solo por su magnitud, sino por la rigurosidad con la que fue ordenada.
Arslanian destaca un punto clave: “No podía comprar ningún auto sin documentación. Todo lo que se expone en el museo tiene título y libreta”. Esa exigencia lo llevó a descartar muchos vehículos, pero garantizó la autenticidad de cada pieza.
La restauración, realizada en Montevideo, buscó siempre mantener la fidelidad histórica: “Incluso el último tornillo es original. Y todo funciona. Cada 15 o 20 días los mecánicos los ponen en marcha”, explica con orgullo.
El museo, sin embargo, va mucho más allá del automovilismo. Su carácter multitemático lo distingue de otros espacios similares en el mundo. “Nos dimos cuenta de que la mayoría son monotemáticos: autos, bicicletas, motos… Nosotros quisimos mostrar la idiosincrasia de los latinoamericanos, y por eso armamos un lugar que atrajera a todo tipo de público”, señala.
Ese espíritu se traduce en recreaciones de época. Una estación de servicio de 1929 recibe al visitante con surtidores originales. Sobre su techo se alza un reloj histórico, proveniente de la estación de tren de Colonia de 1878, cuando los ingleses aún dirigían el ferrocarril. A pocos metros, una gomería exhibe máquinas de alineación obsoletas, neumáticos antiguos y herramientas que recuerdan el trabajo artesanal del pasado.
El recorrido sorprende también con objetos inesperados: una máquina suiza de 1850 para fabricar engranajes de relojes, cámaras fotográficas de gran porte, televisores y radios a válvulas, relojes cucú centenarios y una colección de más de 30.000 fotos vinculadas al mundo del motor.
El corazón del museo
El corazón del museo son, sin dudas, los automóviles. Entre los más destacados figura un Peerless estadounidense centenario, único en Uruguay y posiblemente en el mundo, que sorprende por sus innovaciones tecnológicas: frenos de disco, dirección hidráulica y motor Lycoming de aviación. Junto a él, un REO de 1929, otro ejemplar único en el país, y un Lincoln Continental Mark IV de 1972, el modelo más moderno de la colección. También se exhibe un Chevrolet lechero de 1929, que conserva íntegro su equipamiento original, y una motocicleta rusa Ural de la Segunda Guerra Mundial, una de las pocas que sobrevivió en territorio uruguayo.