Victoria Rodríguez: "En 20 años me veo más pintando que en la TV"

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EL PERSONAJE

La comunicadora, artista plástica y actriz está a punto de cumplir 50 años. En entrevista con Revista Domingo, repasa el valor que le da a sus múltiples actividades y a su familia.

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Victoria Rodríguez
(49) es comunicadora, artista plástica y actriz. Pero además es traductora pública. Y madre de Delfina y Víctor, fruto de la relación que tuvo hace mucho años con el corredor de bolsa Víctor Paullier.

Su rol de madre es el que más la reconcilia consigo misma. Y el que le da más sentido a su vida. “Si fui una buena madre, eso serán mis hijos quienes lo dirán al final del día. Están en su adolescencia y queda bastante camino por recorrer. Pero hay indicios de que venimos bien. Se están convirtiendo en personas que me llenan de orgullo por su compromiso con la vida, por sus valores y sensibilidad. Tenemos una muy buena comunicación. Somos equipo. Y obviamente también está el trabajo de un padre presente”, dice Rodríguez a Revista Domingo.

Cuando se divorció del padre de sus hijos, siendo ellos muy pequeños, su gran temor era si emocionalmente iba a ser capaz de transformarse en el pilar necesario para ellos. “Esto sin necesidad de volver a convivir o casarme con alguien. O sea, sin un ‘alguien’ en quien apoyarme cotidianamente. No digo que haya sido un camino fácil, pero creo que lo vengo logrando. Y me permito sentir alguito de orgullo por eso. Soy consciente de que tengo muchas ocupaciones y que mirado de afuera parecería que no estoy nunca en mi casa. Pero lo cierto es que el nacimiento de mis hijos coincidió con un cambio radical en mi vida profesional en la tele. Atrás quedaron los viajes y los programas semanales. Y surgió Esta boca es mía, que me permitió imponer rutina en mi vida”, dice.

Esa rutina, increíblemente, coincidió siempre con los horarios escolares de sus hijos. “Siempre estuve para los deberes, para preparar la cena, para conversar. Y con el tiempo, para llevarlos y traerlos de fiestas y actividades deportivas. Soy mucho más casera de lo que podría deducirse de alguien con un trabajo de exposición pública. El teatro y los ensayos sí consumen un tiempo importante, por eso hago solo una obra al año. Mi taller de pintura es mi propia casa”, señala. Por otra parte, siente que la pasa mejor con amigos en su casa, haciendo un asado por ejemplo, que saliendo por las noches. “Por ahí me gustaría ir más al cine y al teatro, pero bueno, ¡todo no se puede!”, comenta y se ríe.

Música en familia

En julio de este año Victoria subió a su Instagram (red en la que tiene casi 50.000 seguidores) un video de su hija cantando en Londres junto al río Támesis. “¡Sos lo máximo!”, le comentó. También ha compartido otro en el que se las ve a ambas entonando una canción, con ella al piano y Delfina tocando la guitarra. “La música ha sido parte de mi familia desde que tengo memoria. Aprendí a tocar el piano con mi abuela, que era pianista y cantante de cámara. Mis pies no llegaban a los pedales, pero tocábamos Bach a cuatro manos con ella. Y su hermano, mi tío abuelo, nos acompañaba con el violín. Mi padre tuvo su propia banda folclórica y era el centro de las reuniones familiares con su guitarra”, recuerda. Y agrega: “Ahora mi hija heredó el talento vocal de mi abuela, suena a un ángel. ¡Imaginate lo que disfruto escucharla! Y sus gustos musicales son muy parecidos a los míos, así que disfrutamos mucho. Incluso ella ya está componiendo”.

La comunicadora es humilde al valorar su desempeño como cantante. “Puedo hacerlo, sí. Pero no tengo el talento de movilizar el alma de nadie. Para mí la música es el camino más directo para elevar el espíritu. Y mi hija tiene ese don”, destaca.

El vínculo con las redes

Victoria es muy activa en las redes, sobre todo en Instagram y Facebook, donde incluso contesta algunos mensajes. También admite que tiene una cuenta falsa en Twitter que utiliza únicamente para leer posteos. “Soy activa en redes desde hace poco. Traté lo más que pude de mantenerme al margen. Pero viste cómo es… hay un mundo paralelo ahí, del que no se puede estar afuera. Y al final, es cierto que puede ser un medio de ingresos interesante”, señala.

Elude las polémicas virtuales con los haters, porque cualquiera se envalentona desde el anonimato y la distancia y ha tenido que bloquear a algunas personas: “Evito bajar a los círculos de (el infierno de) Dante”, dice y se ríe.

Y agrega: “Por eso Twitter solo lo uso para seguir y leer la opinión de protagonistas de la política y medios de prensa. Manejarse con las críticas y los elogios es todo un aprendizaje. Además, cuando pasás un número determinado de seguidores es imposible leer todos los comentarios. Y hasta te diría que no es sano”.

Ha aprendido a blindarse ante las críticas. O mejor dicho, a lograr que estas no le afecten en su vida cotidiana: “Discernir entre los mensajes constructivos (especialmente cuando son críticas) y los destructivos, es algo que vas aprendiendo. No te digo que no te puede entrar alguna gota, pero el impermeable funciona para la lluvia. Hay personas que no controlan ni los pensamientos, a esas no les concedo ni el derecho a criticarme ni a ‘bebotearme’”.

Victoria Rodríguez
Victoria Rodríguez en el Teatro Solís.

Mujer referente

Victoria Rodríguez es referente (influencer como está de moda decir ahora) para muchas personas. Varias de las cuales son jóvenes que no siempre logran discernir entre la realidad y la virtualidad, o que son influidas fuertemente por parámetros (de belleza y éxito por ejemplo) que no siempre se condicen con la vida terrenal.

“Es todo un tema, en especial Instagram. Plantean un relato que está lejísimo de la realidad. Subimos y compartimos lo que nos gusta de nosotros mismos y del mundo en que vivimos. Incluso quienes se presentan como ‘popes de la autenticidad’ están compartiendo una ínfima dimensión de lo que es su vida. Somos infinitamente más que una historia o un reel. Los sentimientos más profundos, los temores, las angustias, no suelen integrar el relato de la identidad digital de las personas”, destaca.

Y agrega: “¡Nadie es tan estúpidamente feliz como parece! Ni vos, ni yo ¡Ni las Kardashian! El punto es que las adolescentes tengan algún referente cercano que les recuerde todos los días las cosas que verdaderamente importan en la vida, alguien que les explique esto del Photoshop existencial de Instagram. De lo contrario, puede ser una herramienta muy peligrosa”.

Cuando se le pregunta qué virtud está sobrevalorada socialmente, responde la franqueza: “Eso de tener que decir siempre lo que uno piensa, sin detenerse primero a pensar si lo que vamos a decir suma o resta, si va a herir la sensibilidad del otro sin proponer alternativa”.

Feminismo y lenguaje "inclusivo"

Dos temas de nuestro tiempo: el primero polémico en su radicalización y el segundo casi relegado al ostracismo por absurdo. Y dos asuntos que atañen a una mujer pública y comunicadora.

“A la lucha feminista le debemos el poder acercarnos cada vez más a un ideal de mujer dueña de su propio destino, capaz de desarrollarse en todas las dimensiones posibles. Como en todas las causas, siempre están las corrientes más radicalizadas que incluso pueden llegar a atentar contra los objetivos más nobles de sus antecesoras o a generar mayores resistencias al cambio entre los conservadores. Pero también son necesarias en la diversidad del paisaje cultural. Son funcionales al equilibrio de las cosas”, dice.

Respecto al “lenguaje inclusivo”, entiende que no ha pasado de un “voluntarismo inocuo”. “Porque además, ¡nadie se lo aprendió bien! ¿Alguna vez escuchaste a alguien hablar en inclusivo sin equivocarse o metiendo la ‘e’ en cualquier lado? O por el contrario, se olvidan de usarla en algunas palabras. ¡Es más fácil el geringoso! Qué se yo. Si les divierte o si les da ‘identidad revolucionaria’, bien por… ¿les hablantes?”

En estos momentos Rodríguez está leyendo un libro del Israelí Yuval Noah Harari. Y en su mesa de luz aguarda su turno Las formas del querer, la última novela de la escritora y periodista española Inés Martín Rodrigo.

Cuando se le pregunta cómo se ve dentro de 20 años, si en la TV o en las tablas, responde: “Más bien me veo frente a un atril, con un pincel en mano”.

La música, el teatro y la televisión

Listas de Spotify

Tiene una “para pintar” con música instrumental que va desde Carmina Burana (de Carl Orff) a los Arabescos de Debussy (que alguna vez supo tocar al piano). También tiene una de voces femeninas con Nina Simone (foto), Janis Joplin, Sara McLachlan, Macy Gray, Sade, Norah Jones, Alicia Keys, Rosalía y Camila Sapin, entre otras.

El teatro

A comienzos de mayo de este año estrenó Toda mi vida me gustaron las matemáticas en la Sala Zavala Muniz del Teatro Solís. Otras obras teatrales en las que ha participado son Al encuentro de las Tres Marías (2008-2009), Un tranvía llamado deseo (2011), Casa de muñecas (2014), Radojka (2016) y Perfectos desconocidos (2019).

La televisión

Esta boca es mía es uno de los programas más longevos de la televisión uruguaya, al aire por Teledoce desde el 6 de octubre de 2008. En TV ha participado en el programa Oxígeno (1993), Verano del…. (1994-2006), Los viajes del 12 (1996), Metro a metro (2001), El Uruguay es oro (2003), Bien despiertos (2006-2007), A conciencia (2007) y Décadas (2012).

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Victoria Rodríguez en "Un tranvía llamado deseo". Foto: Alejandro Persichetti

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