"Te felicito, sos muy valiente al hacer determinadas entrevistas”. El Licenciado Petinatti recuerda especialmente este comentario personal, bien distinto de los que está habituado a escuchar desde hace 33 años con Malos pensamientos, más vinculados a la risa y al entretenimiento “liviano”.
Es que desde hace cuatro años decidió dedicarle los jueves a las entrevistas, convocando desde políticos a gente de la cultura y el espectáculo. Y por las repercusiones que viene cosechando, no se equivocó. “Creo que no lo estamos haciendo mal”, afirma.
¿De dónde salió la idea? Confiesa que las entrevistas es algo que siempre lo apasionó. Después de muchos años descubrió que esa pasión surgió en su niñez, cuando explorando la biblioteca de la casa de sus padres se encontró con Entrevistas con la historia, de Oriana Fallaci. “Todavía me recuerdo leyendo ese libro, que traía entrevistas a Gadafi, Golda Meir… a personajes muy difíciles de entrevistar y de encontrar”, cuenta a Domingo.
También tuvo mucho que ver la revista argentina Humor, que compraban en su casa y traía muy buenas entrevistas que él devoraba.
Pero la cosa quedó por allí. Cuando la radio y la televisión comenzaron a ser parte de su actividad, se dio cuenta de que podía entrevistar personajes. Recuerda que allá por 1993 entrevistó a Fernando Morena en Radiomundo. “Se mostró súper amable, súper correcto y divertido”, acota.
Ayudó mucho la experiencia que fue haciendo en la pantalla chica con La tele está servida, primero, y con Noche de miércoles, después. “Cuando la televisión desapareció de mi vida, dije ‘yo tengo que hacer las entrevistas en la radio’”, comenta sobre lo que define como “una jugada bastante arriesgada” dado que el oyente de Malos pensamientos suele buscar otros contenidos.
“Hacer una entrevista implica despojarse del personaje humorístico, despojarse a veces de la sonrisa fácil o la sonrisa cotidiana para darle lugar a una parte periodística que yo siento que tengo en mi vida”, señala.
Los oyentes en su gran mayoría aceptaron ese cambio de tono que se impone los jueves y además se sumaron otros que lo sintonizan especialmente por las entrevistas.
Petinatti responde preparándose, porque no se trata de llevar un invitado y ver qué es lo que sale. “Leo y estudio muchísimo. Me preparo para preguntar, repreguntar y responder a alguna pregunta del entrevistado. Estudio para saber todo, pero no mostrar que sé. Me agarro la cabeza cuando escucho o veo entrevistas donde la primera pregunta es: ‘Contame qué vas a hacer’ o cuando dicen: ‘¿Es verdad que…?’ Yo quiero que el personaje se desnude frente al micrófono, quiero lograr cierta intimidad”, remarca.
Aduce que lo consigue, que ha logrado que muchos políticos se suelten y confiesen cosas. “La ministra de Economía, Azucena Arbeleche, que por su investidura o su personalidad la ves como una mujer fría o seria, se rió como nunca y se emocionó también contando cosas de su vida personal”, menciona a modo de ejemplo.
También se ha sorprendido con casos como el del líder sindical Joselo López. “Dijo que en Cuba hay una democracia diferente y que en Uruguay no hay libertad porque no se puede manejar borracho”, recuerda.
El ex presidente José Mujica y su esposa, la senadora Lucía Topolansky, son sus figuritas difíciles. Está obsesionado con lograr entrevistarlos, pero por separado. Asegura que si Mujica acepta, no hace una entrevista de dos horas, hace un programa especial de cuatro horas. “Creo que es inteligente y va a venir en algún momento”, dice confiado.
También espera por el presidente Luis Lacalle Pou. “Lo entrevisté una o dos semanas antes del balotaje y cuando se sentó en el estudio dijo: ‘Con esta entrevista o voy a ser presidente o termina mi carrera’. Seguramente lo voy a entrevistar antes de que abandone el cargo”, augura.
Cuenta que para este segmento del programa trabaja con un productor periodístico y que con su equipo van eligiendo y descartando personajes. “Tienen que ver con la actualidad del país o con la actualidad artística o con mi estado de ánimo, porque hay veces que tengo ganas de hacer una entrevista profunda y seria a un político, pero hay otros en los que también quiero descubrir un personaje que tiene que ver con el arte”, apunta.
Le gusta cuando el invitado pierde la noción de estar en una radio y la charla se torna muy íntima y personal. “Ese es el mejor halago para un entrevistador”, asegura. Tampoco se trata de que el entrevistado la pase mal. “Me interesa darle el mismo micrófono que tengo yo”, agrega.
Considera que la entrevista tiene que ser un juego. “No puede ser un ring de boxeo… o quizás sí, pero sólo el primer round donde te estudiás con el otro a ver qué juego hace”, reflexiona.
Más político
De un tiempo a esta parte el Licenciado viene mostrando una faceta más política. Se nota en Malos pensamientos, pero más en el uso que hace de las redes sociales.
“Me gusta mucho la política, no para meterme en ella, aunque ofrecimiento he tenido de todos lados increíblemente”, confiesa.
Afirma que no le molesta decir que no es una persona de izquierda. También aclara que no es un facho, aunque haya quienes lo tilden de tal. “Soy un tipo que tiene la libertad como bandera. Soy un tipo liberal, respeto todas las ideologías; algunas más, otras menos. Pero sobre todo soy un profesional”, remarca y aclara que no trabaja para ningún gobierno.
Por eso dice que le asombra que haya figuras, sobre todo de la izquierda, que no se animen a ir a Malos pensamientos. “Entiendo que al desnudar a la persona podés desnudar un montón de conductas o de su personalidad y queden en falsa escuadra, pero si sos político tenés que tener la cintura como para responder absolutamente todo y salir airoso”, piensa.
De la misma forma destaca que por su programa han pasado Alejandro “Pacha” Sánchez, Rafael Michelini, Yamandú Orsi, Marcelo Abdala… “Y nadie se ha sentido mal, por el contrario, me han agradecido la entrevista porque saben que Malos pensamientos sigue siendo la banda sonora de la ciudad, llega a todo el país, a todos los estratos sociales y niveles socioeconómicos y a todas las edades”, destaca.
Reivindica su derecho a exponer sus ideas porque sostiene que parte del secreto del programa es mostrarse auténtico. “Yo no miento cuando estoy al aire. Tengo mi opinión, pero el micrófono es de la gente”, insiste.
Consultado sobre si avizora un final para Malos..., responde que no proyecta a largo plazo. “Cada vez que termina el programa y veo que me divertí, siento que estoy haciendo lo que quiero hacer. Me está pasando seguido y continuamente porque me sigo sorprendiendo con la audiencia. Lo que genera Malos pensamientos con la audiencia es único. Ese ida y vuelta es mágico y me nutre todos los días, me inyecta una adrenalina muy enriquecedora desde el punto de vista del amor a la radio, al programa y al humor”, asegura.
¿Qué opina su hija Amy? “Tiene 14 años y, por suerte, desde muy chica le enseñé el amor por la radio, por los medios, por la música. Aprende canto y canta muy bien. Lo que está muy bien es que aprendió a informarse, entendió que si lee todos los días un portal de noticias va a estar más adelante que los demás. Y eso me importa más que me escuche en la radio”, sostiene.
Con ella va a recitales en viajes por el mundo. Han visto a Coldplay, Harry Styles… “Música que le gusta a ella, pero que también a mí me agrada. A Bad Bunny no la acompañé, pero le regalé una entrada muy a mi pesar”, cuenta a las risas.
Si está en Uruguay y tiene tiempo libre, comenta que se divierte como cualquier otra persona. “Hago de todo un poco, literalmente: te puedo entrenar, pero un poco; te puedo mirar una serie, pero un poco… ya estoy en una edad en que disfruto de cenas con amigos, de encuentros con gente que quiero. Mi vida es muy simple, no soy un tipo con excentricidades”, acota.
La edad también incide en lo que hoy quiere ser en el terreno laboral: “Quiero jugar este juego donde muestro que puedo entretener, pero que también puedo ser un tipo que tiene un periodismo serio, duro y absolutamente honesto”.